ENTREVISTA

Consejos de un ‘quemado’

El país acaba de vivir meses de intensas campañas. Ahora que terminaron, estas dejan algunos ganadores, pero sobre todo quedan perdedores. El activista y publicista Juan Pablo Salazar acaba de lanzar un ya popular video para mostrar la vida del derrotado.

15 de junio de 2014

SEMANA: ¿Qué quiere decir ‘quemado’? 


JUAN PABLO SALAZAR: Nada distinto a lo que se entiende coloquialmente. Quemarse es lanzarse a unas elecciones y perder. 

SEMANA: Usted, aunque recibió 20.000 votos, no logró llegar al Congreso. ¿Qué se siente ser un quemado? 

J. P. S.: Es como en los partidos de fútbol: si uno lo deja todo en la cancha, encuentra cierta dignidad en la derrota. Yo logré hacer una campaña a mi manera, visibilicé mi causa, que es la de los derechos de los discapacitados, y consolidé una voz. Me siento orgulloso. 

SEMANA: Desde el domingo hay un quemado, que quería llegar al Palacio de Nariño. ¿Qué le recomienda? 

J. P. S.: Ambos apostaron mucho. Ambos hicieron un esfuerzo muy comprometido. Esa es la sensación que debe quedarles. 

SEMANA: En su video usted en cierto momento dice que prefiere quemarse en el infierno en vez de ser un buen perdedor. ¿Se encontró allá con algún político? 

J. P. S.: Hay gente buena y gente mala. El hecho de que haya corrupción no quiere decir que todas las personas sean corruptas. Pero la solución no es quejarse y criticar, sino convertirse en parte del cambio. Es necesario que más personas que no son de la política tradicional tratemos de reinventar la política. 

SEMANA: La gente cree que el detrás de cámaras de las campañas está lleno de personajes oscuros. ¿Es así?

J. P. S.: Sí. Se acercó mucha gente a pedir plata a cambio de votos. Y otros llegaron a decirme que tenían una comunidad en tal parte sin el menor pudor. Vivir esto fue muy chocante. En Colombia, uno no hace política como quiere sino como puede. 

SEMANA: ¿Son los estrategas tan malos? 

J. P. S.: De puertas para adentro, cuando el objetivo es conseguir votos, al menos en el tablero todo vale. Ese es el trabajo del estratega. Pero un político debe acercarse a su ética para decidir qué acepta. 

SEMANA: La guerra sucia rodeó esta campaña. ¿Cree que le faltan valores a la política? 

J. P. S.: No a la política, sino a los políticos. Estos deberían ser conscientes de cuántos males pequeños están dispuestos a aceptar para logar bienes más grandes.

SEMANA: ¿Qué otra lección se lleva? 

J. P. S.: ¡De todo! Lo que más me sorprendió fue comprobar que el voto de opinión no es tan relevante porque la maquinaria se mueve mucho. Contra los caciques no hay competencia. 

SEMANA: Podría creerse que un quemado debería abandonar para siempre la política. ¿Usted lo hará? 

J. P. S.: Seguiré trabajando en todos los frentes de mi movimiento: temas de empleo, de deporte y campañas de comunicación. Con la serie que acabo de lanzar pienso generar discusiones y debates. Por ahora no pienso volver a lanzarme. 

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