"¡Si ahí hay lujos que se vayan pa'l diablo!"

SEMANA: La verdad, ¿usted se lagarteó este puesto en la Comisión Nacional de Televisión?

Poncho Renteria: ¡De ninguna manera! Perdóneme, inclusive la pregunta es molesta. Porque si ustedes estuvieran bien informados deberían entender que al Presidente de la República yo no tengo acceso. El, en su santa voluntad, se dignó escogerme como su representante.

SEMANA: ¿Usted es el representante del Presidente o el infiltrado del Presidente en la Comisión que él quería acabar?

P.R.: Nada de esto. Simplemente me siento depositario de una confianza a la que espero cumplir porque es muy elemental. Lo único que me piden es que sea honrado, sensato, con sentido común y leal con el país.

SEMANA:¿Usted si sabe algo de televisión?

P.R.: Mucho. Por una parte porque soy viejo televidente, porque estudié en la Universidad Tadeo Lozano hace muchos años a Marshall McLuhan, lo que se llama emisor-receptor-medios de comunicación-valores ideológicos, ese etcétera, etcétera de la comunicación.

SEMANA: ¿Qué va a hacer en la Comisión exactamente?

P.R.: Ceñirme fielmente al criterio del Presidente de la República, que es eficiencia, delicadeza con el dinero público y ser leal al país para que esa Comisión cumpla la labor que con tan buena intención fundaron.

SEMANA: ¿Eso quiere decir que va a renunciar a los lujos y privilegios que se supone tienen los comisionados?

P.R.: ¡Hombre! ¡Si ahí hay lujos que se vayan pa'l diablo! porque mi papel no es ser un aprovechado del Estado. Yo tengo cierta austeridad en mi vida y la quiero seguir teniendo en el puesto que me desempeñe.