ENTREVISTA.

“Tenemos que salvar a los gorditos”

Salvador Palacio dirige Gorditos de Corazón, una fundación que busca rescatar y salvar las vidas de miles de obesos que hay en el país.

1 de noviembre de 2008

SEMANA: ¿Cómo nace Gorditos de Corazón?

Salvador Palacio: Yo llegué a pesar 157 kilos y por mi obesidad mi vida estaba en peligro. Para salvarla tuve que estudiar la situación de los gorditos para interponer una tutela que me permitiera ser sometido a un bypass gástrico. Gracias al trabajo profesional de un equipo interdisciplinario, hoy peso 75 kilos y junto a otros rescatados empezamos a trabajar en contra de esta epidemia del siglo XXI. Buscamos ayudar a muchas personas que están en una cama solos, condenados a morir de obesidad.

SEMANA: ¿Y a cuántos han podido ayudar?

S.P.: Llevamos 378 personas. Esta semana logramos sacar de su casa, después de 22 años, a Dúver Sierra, quien pesa 300 kilos y tiene una masa corporal de 115. Puede ser el más obeso de Colombia. Tuvimos que adaptar un carro para llevarlo a que lo evaluara el equipo médico que nos colabora. No conocía el metro, el metrocable y, a decir verdad, se encontró con otra Medellín.

SEMANA: ¿Y qué dijeron los médicos?

S.P.: Tiene 35 años y su estado de salud es delicado. Es más ancho que alto. Requiere con urgencia dos operaciones que pueden costar más de 50 millones de pesos. Ese es nuestro problema, pues la obesidad no es considerada una enfermedad crónica y está por fuera del Plan Obligatorio de Salud.

SEMANA: ¿Pero no hay otros tratamientos diferentes al 'bypass' gástrico?

S.P.: Debido al síndrome metabólico que desarrollan los obesos, el único método que la OMS recomienda para reducir peso de carácter urgente es el bypass, pero eso no quiere decir que sea el camino para todos los gorditos.

SEMANA: ¿Cuántos obesos hay en Colombia?

S.P.: Muchos. Sólo le digo que los últimos estudios dicen que el 46 por ciento de los colombianos sufre de sobrepeso. Cada semana nos llaman entre 40 y 50 personas de todo el país pidiéndonos ayuda, pero debido a nuestras limitaciones de recursos, sólo podemos apoyar de manera directa a los de Medellín y Antioquia, y a los otros los asesoramos en el camino que deben recorrer.

SEMANA: ¿Pero no dicen que los gorditos son felices?

S.P.: Ese gordito lindo y querido, que la gente antes pensaba que estaba muy aliviado, hoy debe generar preocupación. Los obesos reímos y lloramos, por ver cómo nuestra salud se deteriora, cómo perdemos el empleo, quedamos aislados, nos deprimimos y sufrimos. Esa condena a muerte es la que tenemos que romper.
 

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