“Todo el mundo tiene fantasías”

DAVID ARCILA: Todo el mundo tiene fantasías y algunas tienen que ver, por ejemplo, con robarse un banco. Este juego permite recrear fantasías, y es genial porque no hay consecuencias. La gente se siente atraída a encarnar a alguien del bajo mundo y vive una catarsis.

D.A.: Ojo, es para mayores de 18. Los menores no distinguen entre realidad y ficción. Muchos padres no lo saben y les regalan a sus niños un juego con un alto contenido de sexo y violencia.

SANDRA ROZO: Está demostrado que quien los juega sabe que es mentira. Es un mito decir que si yo mato en un juego, voy a hacer lo mismo en la realidad.

D.A.: La productora Rockstar Games ha convertido este juego en una obligación. La gente lo espera durante años, y los creadores deben cumplir altas expectativas. Un juego de ‘mundo abierto’, donde hay libertad de hacer lo que se quiera, exige un trabajo parecido al del cine. Eso cuesta, y cuando es bueno, genera millones.

S.R.: La gente ve reflejados valores y fantasías universales. Un juego sobre La Patasola solo lo va a entender un colombiano. Pero un juego como Angry Birds –que es sobre caucheras, pájaros y marranitos y no representa nada en específico– es un éxito mundial. La razón: es divertido.

D.A.: Algo más. De todas las industrias del entretenimiento, la única que permite alterar lo que sucede en la pantalla es esta. En una película, uno es el espectador. Aquí uno tiene el control. Hoy hasta la gente de más de 50 años juega.

S.R.: Aunque el gobierno está apostándole, estamos lejos de hacer juegos como Grand Theft Auto. Vamos por buen camino: hay 39 empresas y más de 100 independientes haciendo cosas interesantes, pero seguimos gateando.