"Yo no le tengo miedo a Freddy Kruger"

SEMANA: El refrán dice que este mundo es de los vivos. ¿Usted qué hace entre los muertos?

ALBERTO DUQUE PIEDRAHITA: Vivo con ellos. Son mi compañía en mi trabajo.

SEMANA: A vuelo de pájaro, ¿cuántos muertos ha visto en su vida?

A.D.P.: Tengo 34 años y desde hace 11 trabajo en ciencias forenses. Y he hecho un promedio de 300 autopsias al año, eso da que he estado con unos 3.000 cadáveres, más o menos.

SEMANA: ¿Y no le da miedo verlos?

A.D.P.: Al contrario, ellos me estimulan a vivir cada segundo más. Porque viéndolos, día a día uno ratifica la condición de mortales de nosotros los seres humanos.

SEMANA: Un ser efímero...

A.D.P.: Sí, efímero pero maravilloso. Porque si uno se propone puede lograr cosas extraordinarias. Lo que ocurre es que hay que empezar a hacerlas, y tratar de que todo quede bien porque la vida se va en un soplo.

SEMANA: Es común ver gente por fuera. Usted siempre la ve por dentro. ¿Cómo es?

A.D.P.: Me gusta porque el ser humano es una máquina electroquímica de una belleza incomparable. Cada pieza funciona a la perfección y se sincroniza con las demás de una manera incomparable. Cuando uno abre un cuerpo para verlo, uno sí puede exclamar: ¡qué perfección!

SEMANA: El Instituto que usted ahora dirige celebra 90 años de fundación. ¿Para qué le ha servido al país?

A.D.P.: El instituto fue fundado el 29 de octubre de 1914. Y desde entonces ha sido líder en las investigaciones científicas. No sólo forenses sino en patología, clínica y toxicología, por citar algunas.

SEMANA: Ustedes tienen mucho trabajo por la violencia en Colombia...

A.D.P.: De ninguna manera. Esa es una falsa creencia. El país tiene cosas muy buenas en el campo científico. Por eso, el Instituto ha crecido mucho.

SEMANA: Finalmente, ¿usted ve películas de terror?

A.D.P.: Sí, yo voy al cine pero yo no le tengo miedo a Freddy Kruger. Ni a nada de eso. Es a los vivos a quienes hay que tenerles miedo.

SEMANA: ¿Tampoco tiene pesadillas?

A.D.P.: Jamás. Duermo plácidamente. Según mi esposa duermo como un angelito.