| Foto: SEMANA/Rodrigo Urrego

FERIA DE MANIZALES/ÚLTIMA CORRIDA

Ese milagro llamado Manizales

La técnica y la raza se fundieron en un solo ser para dejar sobre ese mundo revuelto del ruedo una prueba, como si faltare acaso, de que de pocos entienden y resuelven mejor el tema de las distancias y los terrenos.

Víctor Diusabá Rojas
8 de enero de 2012

Las anotaciones se las ha llevado el agua. No importa. Están tatuadas ahí para siempre. Imborrable es, para comenzar, esa imagen del ruedo, hecho un lodazal, mientras tres hombres – Juan Mora, Julián López El Juli y Luis Bolívar – se erigen como monumentos, vestidos de barro y oro, satisfechos, mejor, pletóricos de dar esta tarde inolvidable, nunca más cierto, contra viento y marea.
 
Y han pasado por aquí esos seis nobles toros de Ernesto Gutiérrez Arango, materia prima para seis faenas en las que nunca dejó de pasar algo importante, incluso cuando caía agua sin descanso desde este cielo que hoy se desbordó, como la corrida misma.

Luis Bolívar tiene mucho que ver. Fue algo así como el revulsivo. Porque, una vez El Juli le cortó las dos orejas al segundo de la tarde (en faena de excelencia), y el ruedo escurría por todos lados, muchos imploraron una pausa. Luis, no. Les dios las gracias a los areneros y pidió que dejaran la tarea para más tarde. Vino el toro y, como si fuera verano, el colombiano se puso al frente, sin regalarse nada, para ligar las series y mandar mucho sobre ese ejemplar que trascendió. Dos orejas y un listón muy alto.

Y, enseguida, con alma de novillero y cabeza de maestro, Juan Mora recogió el testigo para seguir en la carrera por la apoteosis de la que ya toda la plaza hacía parte. Con finura y entrega, el de Extremadura nos regaló una obra en la que no sólo ilumino con arte sino que luchó a brazo partido para terminar arriba. La espada no entró. Ovación.

Nadie pidió una pala o un retoque. Tampoco El Juli, que con el quinto hizo sonar el pasodoble de la Feria. La técnica y la raza se fundieron en un solo ser para dejar sobre ese mundo revuelto del ruedo una prueba, como si faltare acaso, de que de pocos entienden y resuelven mejor el tema de las distancias y los terrenos. Ahí, hasta el momento, estaba escrita la mejor página de la Feria. Pero la jornada se quemó en la puerta con el estoque. Oreja, tras serie de pinchazos.

Y Bolívar, que lo tenía clarísimo, salió a jugarse algo más que el tipo en ese 'Tablante', sexto de la corrida. Le dio sitio y lo metió en su muleta para no dejarlo ir jamás. Fueron momentos de emoción y de temple. De transmisión y de mando. De poder y de firmeza. De torería. La petición de indulto ganó adeptos y se hizo clamor. ‘Tablante’ era el premio al final de una tarde en la que la emoción había hecho huella desde que Juan Mora regaló esas verónicas del comienzo.

Una tarde con comienzo pero sin fin. Una tarde de esas que nunca se van, de las que solo se dan en este milagro que se llama Manizales.

Ficha

Feria de Manizales

Última de abono

Seis toros de Ernesto Gutiérrez Arango

Desiguales de presentación. Nobles en general . Indultado el sexto, 'Tablante', número 195.

480, 466, 472, 518, 512 y 548 kgrs

Juan Mora

Verde botella y oro

Oreja y ovación

El Juli

Oliva y oro

Oreja y dos orejas

Luis Bolívar

Verde esmeralda y oro

Dos orejas y dos orejas simbólicas

Detalles:

Tres cuartos de entrada. Llovió durante la lidia de segundo, tercero y cuarto. Gran vara de Luis Viloria al sexto de la tarde.