ENTREVISTA

"La realidad del país es mucho más grosera que los realities": Omar Rincón

El director del Centro de Estudios de Periodismo de la Universidad de Los Andes aseguró que la responsabilidad sobre la calidad de los realities y la televisión colombiana es de todos: canales, anunciantes y programadoras.

César Paredes, periodista de SEMANA
26 de julio de 2012

Los realities volvieron esta semana al centro del debate. 'Protagonistas de Nuestra Tele', de RCN, no solo le ganó en el raiting a la serie de Caracol sobre Pablo Escobar, después de dos meses, sino que lo hizo con la emisión de una pelea en la casa estudio. Y en el 'Desafío 2012', dos costeños tuvieron que enfrentarse en un duelo -del que uno salió eliminado- por haber hecho trampa.
 
Los dos programas auparon, otra vez, un debate sobre la calidad de los contenidos de la televisión colombiana y los valores que esta reproduce. SEMANA consultó a Omar Rincón, director del Centro de Estudios Periodísticos (Ceper) de la Universidad de los Andes, una de las personas que más ha analizado la televisión colombiana. En su criterio, el debate es producto de una doble moral de la que son responsables tanto los canales, como los anunciantes y los televidentes. ¿Por qué?
 
SEMANA: ¿Desde que usted escribió el artículo 'Realities, La narrativa total de la televisión' (2002), cuando estaban en su mayor furor, ha cambiado algo en estos formatos?
 
Omar Rincón: El reality colombiano no ha evolucionado nada. Este ha sido muy conservador en la forma. Lo más atrevido es lo que ha pasado recientemente (que de 'Protagonistas de Nuestra Tele' se hubiera expulsado a una concursante por agredir a otro). Los realities son suavecitos, a diferencia de los que se trasmiten en otros países. Los que han pegado se mantienen. Otros han salido del juego. Fenómenos como 'Yo me llamo' o 'Colombia tiene talento' son concursos más que realities. Lo que si ha pasado es que se han vuelto la nueva telenovela colombiana. La telenovela ya no tiene raiting, pero los realities por el contario tienen características dramáticas de telenovela. Por eso está el bufón al que odian, la chiflada y el galán.
 
SEMANA: En los dos realities que emiten las cadenas nacionales ha ocurrido dos hechos inéditos: en uno los costeños hicieron trampa y en el otro una joven le pegó a uno de los concursantes. ¿Estas escenas merecen algún tipo de censura?
 
O.R.: Yo no creo. Lo que ocurre es que cuando se le hace bombo es más publicidad para el programa. En el caso de 'Protagonistas', lo del golpe a un concursante es lo de menos. Todos los días en ese reality los participantes están conspirando, hablando mal del otro. Los realities despiertan dos cosas: en el 'Desafío', el sadismo de ver sufrir a un pocotón de personas que viven amontonadas y en 'Protagonistas', el voyerismo que es sexo inducido en televisión. Pero no creo que merezca un poco de censura.
 
Los que hablan de crear normas son los congresistas, cuando el Congreso y la realidad nacional es el peor reality: es donde se ve la peor falta de talento, donde la convivencia es mezquina porque Uribe habla de pegarle a los otros. La realidad del país es mucho más grosera. Lo que propondría es que el Congreso se transmitiera como un reality todo el tiempo. Así sería más divertido, porque no vale la pena tomárselo en serio.
 
SEMANA: ¿Hasta dónde lo que ocurre en estos realities es un reflejo de la vida cotidiana y del país, o hasta donde es artilugio que exacerba nuestros vicios?
 
O.R.: Sobre eso hay tres reflexiones. Una: los realities se parecen a Colombia porque son hechos con colombianos. Este es un país con poco talento, que se encomienda a Dios, como si Dios lo fuera a sacar de la mediocridad. También es un país donde la gente quiere el camino corto para conseguir dinero. Entonces se presentan al reality porque es más fácil llegar a ser famoso en poco tiempo, que prepararse, que estudiar. Es un país que se la pasa llorando porque no sabe hablar.
 
Dos: hay que decir que son programas de televisión bien hechos porque generan conflictos, conversación, generan raiting. No hay que escandalizarse por lo que muestran, porque están bien hechos y hay que felicitarlos.
 
Tres: hay que preguntarles a los señores de RCN y Caracol si están felices con el país que están mostrando. Parece que lo único que les importa es cómo hacer dinero aunque después critican a los narcos, porque no reparan en los métodos. RCN y Caracol hacen lo mismo.
 
SEMANA: Algunos congresistas han alegado la necesidad de cambiar los horarios de emisión de estos formatos, porque allí se muestran escenas de intriga, violencia y alusiones a la sexualidad. ¿Qué piensa de eso?
 
O.R.: El problema es que el horario no significa nada. Los avances de los anuncian en las mañanas, en las tardes, a cualquier hora. Y ponen los momentos de mayor tensión, cuando aparece la golpiza. Los congresistas creen que el mal está en el horario, pero lo que hacen es usar ese fenómeno para esconder sus propias miserias humanas: que no saben, que no tienen ideas, que son mediocres para formular políticas públicas.
 
SEMANA: En algunos realities, los productores explotan las debilidades morales, estéticas o del carácter de los participantes. ¿Es una industria mezquina?
 
O.R.: No, porque eso está en el formato. En las telenovelas pasa lo mismo, aunque parece que estas son ficción y que los realities de verdad. Pero los competidores también asumen un papel dramático. Está el fuerte, la chismosa, generan odios y amores. Eso no tiene nada de malo. En un mes olvidaremos esos realities.
 
Los televidentes dicen que son una porquería, pero no hay uno que diga yo si me siento mal y no lo veo. Dicen pobres niños, o pobres los otros, pero no se hacen la pregunta para sí mismos. Desde el punto de vista televisivo no se pueden cambiar. Pero sí podemos preguntarle a los dos canales que tenemos cuál es el país en el que queremos vivir, porque si uno mira el noticiero lo que ve es lo mismo: racismo con los indígenas, violencia, es una oda a las peores costumbres de Colombia.
 
SEMANA: ¿Cómo ha cambiado 'el Desafío' desde que llegó a Colombia?
 
O.R.: Creo que se volvió más técnico. Al comienzo era más ingenuo y más colombiano. En cambio los nuevos participantes ahora se escogen para que tengan roles dramatúrgicos y no culturales.

SEMANA: En el reality 'Protagonistas de Nuestra Tele' se escogen personajes con características semejantes…
 
O.R.: Es un seudotipo de belleza. Los hombres parecen modelos, con pechos, voluminosos y las mujeres tienen las nalgas y senos grandes. Pero eso no está mal. Lo que me parece molesto es que las programadoras digan que están educando a Colombia. Si lo que trasmiten es sádico o morboso, hay que decir que el interés es ganar billete. Pero cuando nos lo venden como moralmente válido o que es para educar, falla el asunto.
 
SEMANA: Hay quienes dicen que el televidente es el juez de estos programas porque es el que tiene el control. ¿Usted qué opina?
 
O.R.: Todo el mundo es responsable. La más fácil es echarle la culpa al televidente que tiene que asumir la falta de políticas públicas o los intereses de los empresarios. El control de contenidos no se puede controlar a priori. Pero hay que sacar un recuadro para ver si los anunciantes están de acuerdo con el programa. Porque las empresas dicen que quieren vivir en un país de mejores valores, pero ¿qué hacen? O el canal que dice que tiene responsabilidad social, pero los emiten. Y los televidentes dicen que quieren buena televisión y critican los realities, pero se la pasan viéndolos. La doble moral es de todos. Pero hay cosas más importantes como las masacres, los desplazados, la pobreza que es lo que debería mover los debates y no un programa de televisión.
 
SEMANA: ¿En este país se reflexiona lo suficiente sobre la producción de televisión?
 
O.R.: No. A nadie le importa. La televisión es fácil de culpar y criticar, es un chivo expiatorio. Pero a nadie le importa.
 
SEMANA: ¿Qué hace falta, para mejorar los contenidos u orientar a los televidentes?
 
O.R.: Lo primero es que haya más canales, porque si no los que dirigen los que hay pueden hacer lo que les de la gana con nosotros. RCN y Caracol siempre ganan porque uno es campeón y otro subcampeón. Dicen que uno debe recurrir a los canales internacionales, pero es que la gente quiere ver la televisión local, eso está demostrado. El 70 por ciento de la gente que tiene cable ve más los canales nacionales y eso ocurre en el mundo entero. Lo otro es que la Autoridad Nacional de Televisión debería intervenir, porque los canales regionales son malos y la oferta debería ser más amplia.