"El artista" es la segunda película muda en obtener el premio a la mejor cinta en la historia de los Óscar.

CINE

Las razones detrás del triunfo de "El Artista"

¿Cómo logró una película francesa, muda e independiente, convertirse en la gran ganadora de los Óscar? ¿Podrá ahora trasladar ese éxito a la taquilla?

Alianza BBC
27 de febrero de 2012

Si se analizan los números a secas, podría decirse que la 84 entrega de los premios Óscar tuvo dos ganadores: "El artista" y "Hugo".

Las dos cintas recogieron de manos la Academia del Cine estadounidense la cosecha más generosa de la noche: cinco estatuillas doradas cada una, en salomónico empate.

Sin embargo, los responsables de la cinta francesa -una historia romántica liviana en el Hollywood del cine mudo a principios del siglo XX- tuvieron más motivos para festejar: "El artista" fue la elegida en las categorías consideradas "mayores", como la de mejor actor para Jean Dujardin o la de director para Michel Hazanavicius, además del premio a la mejor película de 2011.

"Hugo", en tanto, reinó en los rubros técnicos -edición sonora y mezcla de sonido, efectos visuales, fotografía y dirección de arte-, categorías que interesan poco al público no especializado y tienen menos repercusión en la taquilla.

Así, la gala del 26 de febrero seguramente será recordada sobre todo como una noche "a la francesa", marcada por el ingreso certero del apuesto Dujardin a la meca del cine industrial –ya deslizó que le gustaría mudarse a Hollywood en el futuro- y la victoria de Hazanavicius, primerizo en las lides de los premios, sobre el icónico y querido Scorsese.

Aunque también cabe destacar que esta es nada más la segunda vez en la historia de los Óscar en que triunfa una película muda, pues la única en lograrlo había sido "Wings", en la primera edición de los premios, en 1927.

"Es tan increíble y maravilloso… es un honor tan grande que a la gente le guste tu película. Esto es una vez en la vida", declaró el cineasta Hazanavicius ante la prensa, en el detrás de escena del teatro de Hollwyood y Highland, al tiempo que recibía vía Twitter las felicitaciones personales del presidente francés, Nicolas Sarkozy.

Maquinaria Weinstein

Curiosamente, parte del éxito que consiguió "El artista" se basó en separar a la cinta de sus orígenes. Rodada enteramente con financiamiento francés, por fuera de los grandes estudios que dominan el negocio y con un magro presupuesto de unos US$15 millones, el filme tenía un elenco de desconocidos de este lado del océano Atlántico.

Y, hace unos meses, pocos hubieran anticipado que una película que parecía más apropiada para transitar el circuito de festivales que para ganar las codiciadas estatuillas fuera a generar tanto ruido.

Para los expertos, detrás del "huracán francés" hay un responsable principal, al menos en lo que al negocio del cine se refiere: el magnate Harvey Weinstein, exfundador de Miramax en los años 80 y actual dueño –junto con su hermano- de la distribuidora que lleva el apellido familiar.

Weinstein sabe de campañas destinadas a acumular estatuillas: sus créditos de productor le han ganado unas 300 nominaciones de la Academia a lo largo de su carrera.

Y en la edición 2012 del Óscar, The Weinstein Company estuvo vinculada a 16 de las nominaciones, 8 de las cuales consiguió convertir en bronce, entre ellas las de "La dama de hierro" (por la que Meryl Streep se recibió de mejor actriz, además de conseguir el galardón para el equipo de maquillaje) o la de mejor documental, "Undefeated".

Las cifras que confirman su olfato para el éxito son contundentes: hace una década, por caso, los hermanos compraron los derechos de "Sexo, mentiras y video" por US$1 millón y lograron hacerla ganar 20 veces más. Y el año pasado, el sello de los Weinstein marcó la campaña de "El discurso del rey", que se impuso en los Óscar ante la favorita de los pronósticos tempranos, "Red social".

El empresario vio "El artista" en una proyección privada en París, el año pasado, y decidió convertirla en su "ahijada". Poco antes de su debut en el Festival de Cannes, la compañía cerró un convenio de distribución internacional que cambiaría el destino de la cinta para ponerla en boca de todos.

Estrategias

El desafío fue considerable, por eso de que no muchas salas comerciales están dispuestas a dar espacio a una película muda y nostálgica de actores ignotos.

Pero Weinstein echó a rodar su maquinaria, que muchos consideran implacable. Para empezar, asoció la cinta de Hazanavicius con la historia estadounidense, al ponerle el rótulo de "homenaje" al Hollywood de los años 20. Luego, la intensidad de su campaña de promoción hizo que Dujardin y su coprotagonista, Bérénice Bejo, virtualmente se mudaran a Los Ángeles para figurar en todas las galas de la temporada.

Para quienes tenían reservas sobre el formato silente, se acuñó un eslogan apto para afiches y avisos: "No hay que decir nada para sentirlo todo".

¿El resultado? El estadounidense Weinstein volvió francesa la gala del Óscar 2012.

"Él realmente creyó que nosotros podíamos estar hoy acá. Creo que es el único distribuidos que podría haber llevado a la película hasta donde llegó", afirmó ante los periodistas el productor de "El artista", Thomas Langmann, tras recibir los premios.

No es el único que reconoció públicamente el poder de Weinstein: los cineastas del documental "Undefeated" lo ubicaron a la cabeza de los agradecimientos, Meryl Streep lo llamó "Dios" hace poco y Madonna, menos condescendiente, habló de Harvey, "el castigador".

Weinstein ha sido materia de debate de críticos y miembros de la industria en las semanas previas a la gala, cuando "El artista" comenzó a tomar impulso. Harvey, dicen los expertos, es el cerebro detrás de un aceitado mecanismo de lobby al que es difícil hacerle frente, habida cuenta de su conocimiento del negocio.

"Lleva mucho tiempo en la industria, es influyente, sabe lo que hace y todos saben de qué se habla cuando se dice Weinstein", señaló a BBC Mundo Gabriel Lerman, miembro de la Asociación de Periodistas Extranjeros de Hollywood.

Sin embargo, no todos coinciden en otorgar a los hermanos una capacidad de influencia sin límites: los votantes de la Academia son, al fin de cuentas, profesionales que eligen lo que creen mejor.

"Lo que importa es que tu filme sea el mejor. Hay que hacer campaña para que los votantes sepan que tu filme existe, pero a la hora de tener la papeleta en la mano ellos van a votar por lo que crean que vale la pena", dijo a BBC Mundo el publicista Joshua Jason, que este año coordinó con éxito la carrera de "Chico y Rita" y "Un gato en París", dos largometrajes extranjeros que consiguieron sorpresivas nominaciones.

Ahora, la taquilla

Para prevenir los excesos, la Academia ha ajustado sus reglas. Las prohibiciones de entregar regalos a los votantes o de organizar fiestas si no hay una proyección del filme como excusa son algunas de las normativas con las que el organismo busca impedir que las campañas se conviertan en la única razón de ser de los Óscar.

Pero, las coordine Weinstein o cualquier otro promotor de Hollywood, lo cierto es que las campañas son de proporciones millonarias y empiezan en septiembre, más de medio año antes de la entrega de los premios, para concluir el domingo con un veredicto de vencedores y vencidos.

Y los Óscar tienen un impacto notable en la boletería: los premios, e incluso las nominaciones, son un disparador de audiencia anhelado por estudios y productores independientes por igual.

Ese podría ser el otro premio grande para "El artista", que al momento ha conseguido apenas unos US$31 millones en la taquilla estadounidense, cuando US$100 millones es la marca promedio deseable.

Y con cinco Óscar para regodearse, y la validación de los votantes de la Academia, ahora le ha llegado el momento de conquistar a la audiencia.

Si lo logra, Jean Dujardin tendrá muchos más merci beaucoup para repartir.