TEMPORADA TAURINA

Puerta grande para El Juli… y el Procurador

Faltó algo. Eso mismo que separa la costumbre del asombro. Faltó algo, pero, igual, la plaza levantó en andas la tarde, quizá por ser el adiós de una temporada bogotana que oteó sombras de autoritarismo en el horizonte.

19 de febrero de 2012

Sombras a las que la afición respondió con masiva presencia en los tendidos.

El Juli abrió la puerta grande y si lo hubieran sacado a hombros con el procurador general de la nación, Alejandro Ordóñez, en calidad de triunfadores, a pocos se les hubiera ocurrido protestar en los tendidos. Cada uno, a su manera, recibió el favor popular.

Primero Julián, con dos faenas en las que dejó en evidencia el poder de su brazo, aquel con que levanta lo que le pongan por delante. Porque en ese segundo de la tarde tiró de la embestida, que en principio era corta, hasta hacerla ver boyante y larga, en un ejemplar que fue a más, en la medida de que le administraron, gota a gota, la savia que llevaba por dentro. Sobre el pitón izquierdo hubo más tela de donde cortar y coser. Al final, el toro se ganó el título de noble y El Juli dio la vuelta con una oreja a ley.

En el quinto hubo una curva que, antes que regularidad, mostró picos. El toro tuvo nobleza, sí, pero cuando pareció flaquear, Julián sacó su recetario y le insufló alegría para hacerlo ver más codicioso de lo que en realidad parecía estar. Fue una oreja arrancada, con los tendidos a su favor.

Pepe Manrique vio el cielo y el infierno. En el de apertura, alto e incapaz de humillar por las hechuras y porque tampoco le venía en gana, el torero bogotano, que celebraba 20 años de alternativa, supo estar para acompañar las embestidas cansinas. Ahí cuajó series en las que la voluntad y el oficio se pusieron del mismo lado para encontrar eco en esta gente que tanto lo quiere. Oreja.

En el otro, cuarto de la tarde, buscó alcanzar ese viejo sueño, siempre frustrado, de pasar por el arco del triunfo. Y, por momentos, el albur se hizo carne ante un animal de poca fuerza que había que cuidar mucho y aprovechar su indudable calidad. La faena decayó y entonces el resultado caminó en la cornisa de la estocada. Todo se hizo confusión y sonaron los tres avisos.

Alejandro Talavante también escuchó los aires de un trofeo en camino. Fue en el sexto, un toro que se movió, como casi toda la corrida, en los medios. Se puso cerca y logró algunos muletazos de factura, pero el estoque no ayudó. Palmas. En el tercero, el menos potable de la corrida, se esforzó igual, sin encontrar respuesta. Palmas

Ah, y el procurador. Dos brindis, uno de Manrique y otro de El Juli, redondearon su baño de popularidad con ese ¡viva! de un aficionado hecho ovación para decretarlo también triunfador.

Ficha

Temporada bogotana

Última de abono

Seis toros de Ernesto Gutiérrez

Bien presentados, en general. Nobles casi todos (a excepción del tercero), aunque la corrida no terminó por trascender.

507, 498, 464, 486, 507, 540 kgrs.


Pepe Manrique

Tabaco y oro

Oreja y tres avisos


El Juli

Tabaco y oro

Oreja y oreja

 
Alejandro Talavante

Palmas y palmas tras aviso.


Detalles: Plaza casi llena