Especial Salud Visual

Cuando los lentes no mejoran la visión

Debido a que las gafas y los lentes de contacto se han convertido en un importante medio para ver es necesario garantizar su cuidado y mantenimiento para evitar posibles enfermedades.

1 de septiembre de 2015

Las gafas y lentes han evolucionado tanto que permiten corregir muchas clases de limitaciones visuales. Existen lentes que protegen los ojos y logran devolver a las personas su visión natural, idéntica a la original, que posibilitan enfocar y ver con nitidez en cualquier distancia, tal como lo ofrecen los lentes Transitions Optical.

Para Carolina Rojas, gerente de marketing de la compañía, “la constante innovación y la alta tecnología que se desarrollan en nuestros productos están pensados siempre en las necesidades del paciente, es decir, un lente claro corrige la visión, pero son los lentes fotosensibles los que permiten una mejor calidad de visión y, por ende, una mejor calidad de vida”.

De hecho, los lentes fotosensibles son los más recomendables, pues están creados para adaptarse a las diferentes necesidades visuales de cada persona.

Sin embargo, el mal uso y descuido de estos artefactos los han convertido en la causa de algunos problemas visuales.

Un gran error a la hora de obtener unos anteojos es que se compran sin asegurarse de que los formule un especialista, un optómetra o un oftalmólogo, con filtros especiales para proteger de la luz artificial (antirreflejo) y la luz solar (filtro UV).

Una vez adquiridas las gafas adecuadas, y aunque parezca obvio, hay que cuidarlas. Marco Aurelio Torres y Francy Duarte, optómetras de la Fundación Oftalmológica Nacional, explican que para limpiar las gafas se deben utilizar líquidos especiales, o en su defecto, agua y jabón de tocador con paños microfibra para evitar rayarlos.

Ya que la mayoría de los materiales con los que se realizan los lentes no son resistentes a los químicos, no se deben utilizar productos con alcohol como perfumes o lacas. Además, es recomendable cambiar frecuentemente las plaquetas, que son el soporte de las gafas sobre la nariz, porque son propensas a generar hongos.

Para el caso de los lentes de con-tacto, el doctor Diego Alfaro, coordinador de la Óptica Clínica Clofán, recomienda usar siempre soluciones multipropósito tanto para lavarlos como para conser-varlos, pues evitan que algún microorga-nismo pueda crecer sobre la superficie y afectar el ojo.

Al ponerlos y retirarlos es importante que la persona se lave adecuadamente las manos. Y hay que tener en cuenta que los lentes de contacto son de uso personal e intransferible.

También es importante cambiar las gafas cada año, y los lentes de contacto cada tres meses máximo o antes según la formulación médica. Rocío González, optómetra de Óptica Alemana, dice que no se deben usar los anteojos cuando están en mal estado o cuando la persona está presentando molestias con ellos, y que los lentes de contacto rígidos tienen una vida útil mayor, incluso, de hasta dos años.

Los especialistas están de acuerdo con que si no se siguen las instrucciones se pueden alterar la corrección visual, la transparencia de los materiales, la calidad óptica de las superficies, la fisiología ocular y, por lo tanto, se convierte en un riesgo para la salud visual y ocular.

En niños, por ejemplo, unos lentes rayados pueden generar ambliopía (ojo perezoso). En adultos, unos lentes con una alteración en su material o comprados sin una fórmula médica o evaluación por el especialista pueden generar dolores de cabeza, disminución de la agudeza visual y alteración en su desempeño diario.

Además, el mal cuidado de los lentes de contacto puede generar conjuntivitis, inflamación corneal, inflamación de los párpados y rechazo a la tolerancia, el peor de los casos pues el afectado nunca más podrá volver a usarlos.