Las universidades Nacional y Antioquia vienen liderando desde hace varios años proyectos de regionalización, para que estudiantes de zonas lejanas tengan acceso a educación de calidad.

ESPECIAL DE EDUCACIÓN

Para llegar a todos

Con la misión de llevar educación de calidad a sitios apartados del país, universidades públicas y privadas están abriendo nuevas sedes. La más reciente, la de Tumaco de la Nacional.

24 de marzo de 2015

Casi dos décadas después de aprobada, la sede de la Universidad Nacional en Tumaco por fin es una realidad. En 1997, durante la rectoría de Guillermo Páramo Rocha, el Consejo Superior Universitario dio el visto bueno a la llegada de la Nacional al Pacífico colombiano, pero la idea había quedado en el papel por falta de recursos. En 2009 fue retomada, en 2012 se adquirieron 45 hectáreas y en 2013 se inició la edificación. A finales de 2014 fueron entregadas las primeras aulas en las que 51 jóvenes comenzaron su carrera el 2 de febrero de este año.

“Estamos a 20 kilómetros del casco urbano porque todo está en riesgo de ‘tsunami’, el más alto del país. La  parte urbana del municipio son dos islas y una zona continental”, explica Herbert Giraldo, director de la sede, al referirse a lo complejo de la geografía de su municipio. Precisamente esa es una de las razones por las cuales es escasa la educación en esta región, así como otros servicios que la población requiere.

Los jóvenes que ingresaron están en ingenierías y economía, y cursarán los primeros cuatro semestres en la sede para luego concluir sus estudios en Bogotá, Medellín, Manizales  o Palmira. La Nacional cuenta con un sistema de bienestar universitario que apoya a los estudiantes en su proceso de movilidad hacia las otras sedes, según su situación socioeconómica, mediante el Programa Especial de Admisión y Movilidad Académica  (Peama), creado en 2007.

“Las sedes de frontera de la universidad, además de brindar educación de alta calidad, como lo señala la política  de regionalización, también sirven de apoyo para el campo de extensión. Tenemos mucho entusiasmo porque van a venir estudiantes de Bogotá para realizar prácticas, por ejemplo, en biología, agronomía y nutrición, lo cual impulsará el desarrollo social y económico de la región”, asegura Giraldo.

El proyecto de la universidad en esta zona del país incluye varios edificios, en los que ha invertido hasta el momento cerca de 6.000 millones de pesos. En los próximos tres años invertirá 30.000 millones adicionales para lograr una operación de 350 sillas, que serán ocupadas varias veces en el día. En 20 años espera tener cabida para 2.500 estudiantes, que cursarán las carreras necesarias y afines a la zona.

Por la regionalización

La mayoría de universidades públicas del país, e incluso algunas privadas, cuentan con una política de regionalización similar a la de la Nacional. La Universidad de Antioquia (Udea), por ejemplo,  tiene desde hace casi 20 años un programa que responde a un criterio de equidad. “La universidad busca llevar los programa académicos a las regiones más apartadas del departamento para facilitar el acceso de los estudiantes”, explica Dora Nicolasa Gómez, directora de regionalización de la Udea.
El departamento está dividido en nueve subregiones y en todas hace presencia la Udea. “Tenemos 6.508 matriculados  en el programa regionalización y 7.200 egresados”, dice Gómez. En los últimos 13 años la Udea ha invertido cerca de 150.000 millones de pesos en la construcción de edificios y laboratorios para las sedes. Otra universidad  en esta línea es la Corporación Universitaria Minuto de Dios (Uniminuto), que tiene 12 sedes.

La ‘Nacho’ en casa

“Desde que estaba en el colegio tenía el objetivo de entrar a la universidad para volverme una profesional y así ayudar a mi familia y a mi pueblo.  Por eso es una gran oportunidad que la Universidad Nacional haya llegado. El estudio abre las puertas a la paz y a un futuro mejor”. María del Mar Castillo Benavides, de 17 años, bachiller de la Misión Santa Teresita. Estudia  Ingeniería Eléctrica en la sede Tumaco de la Nacional.

“Mi sueño era entrar a la Nacional, pero lo veía difícil porque mi vereda, el Chajal, queda a dos horas de Tumaco por lancha y más lejos del resto de las ciudades; pero ahora lo voy a cumplir y podré ayudar a mi mamá”. Dilan Cortés, de 18 años, bachiller de la Institución Educativa Chajal. Estudia Administración de Empresas en la sede Tumaco de la Nacional.