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¿Realizar o no actividad física durante el embarazo?

Este interrogante ha sido motivo de debate durante años. Para algunos puede significar riesgos, pero, para otros, ofrece importantes beneficios.

13 de abril de 2015

La actividad física regular provee diversas ventajas que pueden reducir el impacto del trabajo de parto, las complicaciones propias de la gestación y acelerar la recuperación postparto.

Desde el punto de vista médico, las recomendaciones sobre su práctica son conservadoras, dependiendo de las condiciones de la madre y el estado de la gestación. Pero, en general, si se consulta primero con el médico y se hace un ejercicio controlado, este representa beneficios en varios aspectos de la salud física y emocional, tanto para la madre, como para el bebé en gestación.

Diversas investigaciones han ayudado a dilucidar la relación existente entre la salud de la madre gestante y la actividad física; además han servido para comprender mejor los mecanismos fisiológicos del embarazo y el ejercicio.

En este contexto, se ha sugerido o concluido que los programas de ejercicio supervisado durante este periodo sí funcionan como factores protectores de diversas enfermedades. Y es que las mujeres con sobrepeso u obesidad tienen entre 2,14 y 3,56 más posibilidades de desarrollar diabetes gestacional, comparadas con aquellas que tienen un peso normal.

Por ello, se recomienda la actividad física, ya que ayuda a mantener el peso adecuado o a reducirlo.

La obesidad es un problema nutricional común, que complica la evolución del embarazo. Usualmente está asociada a la sobrealimentación. Reportes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) describen que la prevalencia de la obesidad en el embarazo oscila entre el 3% y el 27%.

En Colombia, la preeclampsia (tensión alta en la gestación) constituye el 35% de las muertes maternas, lo que la posiciona como la causa más importante en el fallecimiento de las gestantes; mientras que la tasa global reportada es de 104,9/1000 nacidos vivos, de acuerdo con una investigación de la OMS en el 2002.

Otras de las afecciones que suelen presentar alivio con el ejercicio en el embarazo son los dolores físicos, en especial el dolor lumbar, pues en diversos estudios se ha demostrado que esta dolencia afecta al 50% de las mujeres embarazadas en el mundo y, para algunas, llega a ser tan intensa que limita las actividades de su vida diaria.