Especiales Semana

¡A la altura!

La investigación en las universidades nortesantandereanas, inexistente por años, ha tomado impulso en los programas académicos.

11 de agosto de 2007

Durante más de dos años, John Cáceres pasó buena parte de su tiempo frente a la pantalla de su computador personal, experimentando cómo poner en marcha el proyecto que lo trasnochó mientras estudiaba ingeniería de sistemas en la Universidad Simón Bolívar, en Cúcuta.

Vinculado al Centro de Investigaciones de su institución, Cáceres desarrolló un software especializado en crear partituras para la composición de música vallenata, que puede ser usado por cualquier persona sin ninguna clase de conocimiento musical y que se ha exhibido en diversas muestras universitarias en el país. Él mismo no sabía nada de vallenato, y tuvo que desplazarse a Valledupar por dos meses para completar así el ciclo de recolección de la información y, finalmente, materializarla.

Este es uno de los proyectos exitosos que, desde hace casi 10 años, se han desarrollado en Norte de Santander en el campo de la investigación. "Cuando llegué, las universidades de aquí eran como un gran colegio. Luego de la Ley 30, que puso como tarea a las universidades de provincia el ejercicio de la investigación, y de un real esfuerzo por lograr esta meta, podemos decir que estamos en un muy buen nivel, dispuestos a mejorar", manifiesta el profesor Eduardo Castillo, miembro del Comité Central de Investigaciones de la Universidad Francisco de Paula Santander (Ufps) desde sus inicios.

Sandra Wilches, subdirectora académica de la Universidad Simón Bolívar, señala que dentro del plan de estudios de cada facultad existe una escuela de formación a través de la investigación desde el primero hasta el último semestre: "El estudiante empieza con la parte teórica, se complementa con la metodología y desde cuarto semestre comienza el desarrollo de los proyectos. Esto es una política nuestra". De esta manera, asegura Wilches, la investigación se hace parte del lenguaje cotidiano de los estudiantes. La Simón Bolívar tiene ocho grupos de investigación internos, siete semilleros y 100 estudiantes vinculados.

Por su parte, la Universidad de Pamplona ha trabajado en el 'Proyecto universidad siglo XXI', un programa de cinco políticas, dos de las cuales se enfocan a la investigación. Con ellas, el tema adquiere un compromiso institucional de alta prioridad, sustentado con elevadas inversiones en infraestructura física y dotación de laboratorios para investigación y la academia. Esta institución tiene 54 grupos de investigación internos, 23 clasificados en Colciencias y 37 semilleros.

El vicerrector de investigaciones, Jorge Enrique Rueda, manifiesta que investigación y universidad deben ser una alianza inseparable: "Reconocemos la investigación como una práctica propia de lo que debe ser una institución de educación superior para la sociedad globalizada, para dar respuesta a problemas culturales, sociales, económicos y políticos de nuestro entorno y el mundo".

En la Ufps, desde el año 2000 se ha incrementado casi en 10 veces el número de grupos y semilleros de investigación y la cantidad de los mismos inscritos en Colciencias. El centro de investigación de materiales cerámicos y el de fomento del cacao, por ejemplo, son dos de los más reconocidos con que la Ufps cuenta. "Con ellos demostramos la importancia que tiene para el departamento ahondar sobre estas dos actividades, que nos identifican y nos dan una clara oportunidad de crecimiento económico", afirma Patricia Ramírez, coordinadora de investigación.

Con 38 grupos de investigación internos, ocho clasificados en Colciencias, 23 semilleros de investigación, 200 docentes y 300 estudiantes trabajando el campo investigativo, esta institución, junto con Unipamplona, se ha establecido como líder de la región en el tema. Las otras universidades, que han empezado a fortalecerse, no quieren quedarse atrás.