Especiales Semana

AMOR Y AMISTAD

12 de octubre de 1987

10 FORMULAS PARA PASAR DE LA AMISTAD AL AMOR
Usted se preguntará si realmente se requieren fórmulas para pasar de la amistad al amor, o por el contrario, las manifestaciones sentimentales deben actuar dentro del campo de espontaneidad. La respuesta seguramente tendrá muchos votos a favor y muchos en contra. Lo que pretendemos no es, ciertamente, mostrar un listado de planes mágicos para pescar a esa persona que nos está quitando el sueño, sino ofrecer una serie de recomendaciones y detalles que hacen más agradable y más fuerte cualquier relación de pareja.
1. Libertad: Una de las razones por las que más frecuentemente se deshacen las relaciones es por la falta de independencia. En muchas ocasiones se piensa equivocadamente que una pareja debe permanecer atada en todas las situaciones de la vida.
Nada tan peligroso como esto. Si bien es cierto que el término "compartir" debe permanecer en la mente de todos los amantes, también es de vital importancia comprender que cada persona necesita tiempo para sí misma. Hay que aprender a respetar las decisiones del (la) compañero (a) en sus fueros exclusivos: sólo el (ella) puede determinar el rumbo de su trabajo o de sus actividades personales, sin que esto nos lleve a pensar que comentar los planes y pedir un consejo sea inconveniente. No obstante, siempre resulta muy halagador que el compañero apoye y colabore en las actividades de la otra persona; que se interese por ellas y siempre esté al tanto de cómo se desenvuelven.
2. Metas comunes: De la misma manera como cada miembro de la pareja debe poseer una buena dosis de libertad e independencia, también es decisivo que existan metas comunes. Nada une tanto, nada nos hace tener tan presente al ser querido como el hecho de saber que se lucha por un propósito común, por algo que forma parte del futuro de ambos. Un buen ejemplo es el ahorro compartido para adquirir un bien que le ofrecerá servicio a los dos, o también un cuadre de horarios para que exista más tiempo disponible para ambos, más horas para compartir.
3. Compromiso: En cualquier relación amorosa que quiera progresar debe existir un compromiso. Claro que el compromiso varía según la pareja y según las expectativas, pero precisamente gran parte de esas expectativas se construyen en torno a la seguridad que ofrece el hecho de saber que se está comprometido. Muchas personas no logran entregarse completamente, son incapaces de buscar un progreso continuo, porque no saben si sus esfuerzos se están echando en saco roto. El doctor Clifford Sager, siquiatra familiar, afirma que es preciso saber y comprender lo que se espera de una relación y lo que se está dispuesto a aportar. No obstante, el compromiso no debe convertirse en una camisa de fuerza que presione inadecuadameote y haga perder la espontaneidad propia del amor.
4. Generosidad: En una pareja en la que el amor está de por medio no cabe el egoísmo. Si bien la generosidad implica a veces cierta dosis de sacrificio, no hay nada más alentador que saber orientar la propia vida de modo que siempre esté presente el ser querido. Desde el hecho más elemental, como hacer al (la) compañero (a) participe de las decisiones comunes, hasta los detalles casi anónimos en los que se busca ofrecerle un rato agradable, debe existir una amplia generosidad. Y la generosidad puede darse a cualquier nivel, incluso en los comentarios más tiernos y en los tironcitos de orejas. Como dice Charlie Shedd, el espíritu predominante no debe ser "¿qué puedes hacer por mí?", sino "¿qué puedo hacer por ti?".
5. Comunicación: Una de las fallas más graves de las parejas de hoy es la falta de comunicación. Y ligado a esto, el temor de expresar un sentimiento que pueda resultar un tanto preocupante o desagradable. Pero la verclad es que las parejas que dedican un tiempo de su intimidad para establecer una comunicación profunda y efectiva, llegan a resolver con mayor facilidad los problemas que se presenten. Y la razón es que cuando se comunican los errores desde que estos aparecen, se pueden atacar antes de que sean demasiado grandes. Claro que la comunicación efectiva exige que también se manifiesten, con el mismo interes, los detalles positivos, las cualidades y las actitudes que resultan halagadoras.
6. Detalles: Una de las quejas que con más frecuencia se escucha es las personas que han fracasado en una relación es la disminución en los detalles. Los comienzos del noviazgo suelen caracterizarse por una ola de detalles y por una constante preocupación por halagar al ser querido. Sin embargo, con el paso del tiempo es común observar que esta actitud entra en descenso. Para una persona que está acostumbrada a escuchar frases hermosas de su compañero (a), resulta desalentador que en un momento de la relación desaparezca este detalle.
7. Vencer la rutina: Hasta el amor pierde interés cuando ya se sabe todo lo que va a ocurrir. Húyale a la rutina en todo momento, no permita que su relación se convierta en una repetición de situaciones. Trate de crear siempre nuevos intereses. Intente sorprender a su compañero (a) con nuevas ideas, con nuevas motivaciones, con detalles inesperados, con invitaciones que se salen de la línea de todo lo vivido... pero todo esto sin dejar de ser usted mismo, sin que llegue a aparentar o a fingir.
8. Manejo del dinero: Un factor que a menudo se mezcla en situaciones delicadas o desagradables es el dinero. Algunas veces porque le hace pensar a las personas que su pareja es explotadora; otras, porque puede dar indicios de tacañería. Pero en realidad el problema es mucho mas complejo: se debe buscar un acuerdo para delinear una filosofía de gastos, para saber cuándo gastar y en qué gastar, y también cuándo ahorrar y con qué propósito. Cuando la pareja llega a establecer una estrategia común respecto al manejo del dinero, con generosidad pero sin excesos, seguramente es porque la relación se está afianzando.
9. Reconocer los errores: El hombre busca por naturaleza que sus cualidades le sean reconocidas. Le gusta cuando se resaltan sus aspectos positivos. Pero muchas veces no acepta un reclamo, o se ve incapacitado para reconocer un error. Hay que partir de la base de que todo el mundo tiene errores y, por ende, toda relación tiene aspectos mejorables. Para que una relación perdure es necesario que los miembros de la pareja sepan hacer un reclamo, y también que sepan aceptarlo. Es indispensable estar siempre dispuestos a mejorar aquellos aspectos en los que fallamos, y el punto de partida es admitir las fallas -sin desesperación- y procurar el cambio.
10. Madurez: Finalmente, y casi como un resumen de todas las fórmulas anteriores, hay que decir que una buena relación exige madurez. Madurez para reconocer lo que se tiene sin necesidad de perderlo. Madurez para saber que nunca hay un límite en el amor, y que por lo tanto siempre se puede dar más. Madurez para lograr sortear las dificultades y no dejarse vencer con la primera caida. Madurez, en fin, para comprender que el amor es cosa de todos los días.