Especiales Semana

Antanas Mockus - Lo que el viento se llevó

Con el retiro de Antanas Mockus la Universidad Nacional no sólo perdió al más excéntrico sino al mejor de sus rectores en muchos años.

24 de enero de 1994

PRIMERO FUE LA AMENZA DE DESTAPE en la Universidad Nacional de Manizales. Después la visita a la Casa de Nariño armado de una espada de plástico rosada. Luego la asistencia a una reunión de decanos en vestido de baño y con un chupo colgado al cuello. Más tarde la bajada de pantalones delante de un centenar de estudiantes. Y, por último, la foto en la que aparece desnudo, al mejor estilo de una escultura de Rodin. Todas estas excentricidades, que él justificaba alegando que, gracias a ellas, lograba comunicarse con los siempre irreverentes y contestatarios estudiantes, fueron las que mantuvieron a Antanas Mockus en primera plana durante 1993. Pero más que esto son sus logros al frente de la rectoría de la Universidad Nacional los que lo convierten en personaje del año.
Está claro que sus continuas locuras lo llevaron a ser figura central ante la opinión pública. Sin embargo, detrás de todas sus extravagancias se escondía una excelente gestión durante la cual este matemátio de 41 años, hijo de lituanos, supo cogerle las riendas al alma mater. En medio de sus rarezas, sacó adelante la reforma académica que significó, entre otras cosas renovación de los programas curriculares y el fomento de la investigación. Además de esto, con Mockus a la cabeza, la Nacional volvió a tener solidez económica: en 1993 los recursos propios aumentaron en ciento por ciento y el presupuesto del año entrante será el más alto de las últimas dos décadas. Mockus demostró que, aparte de ser un controvertido personaje, es un buen ejecutivo. Con pulso firme logró la modernización administrativa que tanto necesitaba la universidad.
Para sacar adelante sus proyectos, tuvo que casar varias peleas. Y todas las ganó.
Una de ellas fue establecer la evaluación anual del profesorado por parte de los alumnos. Es decir, que serán los estudiantes los que dirán quiénes son los buenos y los malos maestros, y conforme a ello se decidirán sus salarios. Esto, sumado al aumento de las matrículas, al desalojo de las residencias y a la denuncia de la convención colectiva del sindicato, fue muestra de que se estaba ante un rector de armas tomar.
Sus excentricidades lo llevaron a dejar el puesto.
Pero su gestión fue tan importante que el país le perdonó sus locuras e incluso lamentó que abandonara la universidad. Su paso por la rectoría fue trascendental.
Tanto que muchos aseguran que la historia de la Nacional se dividirá en antes y después de Antanas Mockus. ·