Especiales Semana

ANTIOQUIA

25 de abril de 1988

IMAGENES DE ANTIOQUIA
El trueque adecuado, la repartición justa de utilidades y el aprovechamiento de cualquier instante, parecen consignas siempre presentes en la mentalidad de un buen antioqueño.
A través de la niebla, las torres y los puentes de Medellín simbolizan el desarrollo industrial de un pueblo pujante y trabajador. Pero el encanto del arriero a caballo, que recorre los campos vendiendo café y comprando mercado, siempre permanecerá en las estampas de la historia romántica de Antioquia.
80 AñOS DE UN SIMBOLO
Detrás de cualquiera de los 185 millones de metros cuadrados de tela que se tejieron el año pasado en las plantas de Coltejer, detrás de cualquiera de las 40 mil toneladas de hilo que se dieron al comercio en 1987 por esa misma empresa, lo mismo que en cualquiera de las piezas que se han realizado en lo que va corrido del año, no sólo aparece la contramarca de la empresa líder de textiles en Colombia... también aparecen, ocultos entre los cruces del hilo, 80 años de fascinante historia.
Detrás de cada uno de de los 5 mil telares automáticos y de los 300 mil modernos husos que hoy constituyen la forma de vida de 12 mil personas que laboran de modo directo para Coltejer, aparece la sombra imborrable de los 2 telarcitos de madera que don Alejandro Echavarría Isaza debió comprarle a Gustavo Merizalde, para iniciar así las labores de su incipiente "Compañía Colombiana de Tejidos", el 22 de octubre de 1907.
Muchas cosas han cambiado de entonces a ahora. Han cambiado tanto como la imagen de esos metros de tela que posaban con timidez en las vitrinas plagadas de fina mercancía extranjera, frente a la solidez de un sello que recorre en la actualidad casi todos los rincones del mundo, dejando en alto el nombre de Colombia.
No obstante la evolución y el paso del tiempo, hay algo que permanece intacto en el corazón de la empresa que labora desde la moderna torre puntiaguda que hoy simboliza a la capital antioqueña: la conciencia de lo que vale la gente, y, por ende, el buen ánimo que caracteriza a los trabajadores de Coltejer.
Ochenta años después de haberse fundado la empresa, la anécdota de doña Luisa Echavarría, la hija del fundador, que debió dedicarse a aprender la lengua alemana con el único fin de poder entenderse con un técnico de ese país que se requería urgentemente en la planta, sigue significando esa capacidad de lucha y esa enorme mística que colocan en sus oficios los miles de empleados de hoy. Pero más allá, esa es también la entrega que caracteriza al pueblo antioqueño y la mística que le asegura el triunfo en las empresas que acomete.
Por eso, de la misma manera como a principios de siglo trabajaban en conjunto los escasos 7 empleados de Coltejer, así mismo, ese número de trabajadores que hoy se ha multiplicado en una proporción casi 2 mil veces mayor, sigue laborando con el mismo compromiso y bajo las consignas de "justo a tiempo" y "calidad total".
Gracias a esta labor conjunta Coltejer pudo florecer, en sus inicios, en un momento difícil para la industria nacional. Y gracias también a esta razón pudo sobrellevar con éxito la aguda crisis de principios de los ochenta.
Adolfo de Greiff, actual presidente de Coltejer, reveló a SEMANA que durante la crisis, la empresa debió mandar cerca de 1.500 empleados a sus casas, los cuales recibían su sueldo pero no tenían en qué trabajar. "Ahora, puntualiza, no sólo esas 1.500 personas han regresado a la planta, sino que además hemos creado 2.300 empleos nuevos. Es decir que la diferencia entre 1982 y 1988 es de 3.800 empleados.
En una proporción similar ha crecido la utilización del parque industrial: cuando estalló la crisis se aprovechaba en un 50% y en la actualidad se utiliza en un 110%. Esto parecería absurdo, pero no lo es si se tiene en cuenta que el 100% corresponde a un trabajo de 24 horas durante 6 días a la semana".
En realidad basta una cifra para comprender la recuperación de Coltejer, y la importancia que sigue demostrando en la industria colombiana: con la crisis se acumularon pérdidas por 5 mil millones de pesos. En contraposición, el último balance, correspondiente al año pasado, registró utilidades por más de 7 mil millones de pesos. "Esto demuestra que estamos contribuyendo ampliamente con la situación económica del país: Coltejer es una empresa de todos los colombianos. Por eso nos interesa generar mucho empleo, asegura Adolfo de Greiff; yo considero que esa es la principal responsabilidad de la nación... del desempleo se genera la inseguridad. Pero para lograrlo en una mayor proporción es indispensable que el país se salga en forma franca y decidida hacia el comercio exterior, comenzando desde el propio gobierno. Hay que industrializar a Colombia para venderle al mundo entero. En Coltejer sabemos los beneficios que esto trae, porque al fin y al cabo somos exportadores históricos y profesionales".

GILBERTO ECHEVERRY "Si el país no se mueve, nosotros nos movemos"
Ex ministro de Estado, actual presidente? de Proantioquia, Gilberto Echeverry Mejía es uno de lo paisas que conoce más de cerca el engranaje nacional. Su fama de "juntero" (miembro de importantes juntas directivas) le permitió vivir en su propio pellejo la crisis económica de principio de la década.
SEMANA: Se habla de recupetración industrial de Antioquia, ¿acaso hubo una crisis generalizada, o fueron solamente brotes aislados?
GILBERTO ECHEVERRY MEJIA: Si, se presentó una aguda crisis del sector productivo, que estalló finalmente en el año 82, pero por fortuna ya fue superada.
S.: ¿A qué se debió esa crisis?
G.E.M.: En primer lugar, se debe recordar que la industria antioqueña nació del ahorro del departamento, generado primero por el sector minero y luego por el cafetero. Un grupo de empresarios se había inventado la venta de acciones, con el propósito de crear unas verdaderas sociedades anónimas, de carácter abierto.
De esta manera se pudo recoger buena parte del ahorro que andaba disperso, y las industrias florecieron. Pero luego, durante el gobierno de Rojas, estas sociedades se vieron castigadas con una doble tributación, que las afectó considerablemente. Después vino la competencia del sector financiero, y mucha gente sacó su plata de las empresas.
Luego sucedió el colapso petrolero y los equipos importados subieron de precio. Después fue la toma de empresas, y para rematar vino el auge del contrabando, debido, la bonanza marimbera. Entonces las empresas no resistieron más. Primero cayó el sector financiero, luego importantes empresas, y se desencadenó toda una crisis nacional.
S.: ¿Qué hicieron para salir de la crisis?
G.E.M.. La clave está en que todo el departamento trabajó como una sola empresa. Como un solo hombre. Se unieron los esfuerzos de las clases dirigente y obrera, porque existía la conciencia de no dejarnós hundir. Al fin y al cabo Antioquia tiene vocación industrial. Había que salvar nuestro mayor patrimonio. Se realizó un diagnóstico claro, descarnado, con mucha autocrítica, y se trabajó con persistencia. Se cauterizaron los conflictos entre las diferentes partes. Se salvaron los empleos existentes, a cualquier precio, en lugar de generar nuevos frentes para atender el desempleo del momento. Entonces las empresas salieron fortalecidas y modernizadas. Ahora estamos preparados para el advenimiento de una nueva recesión que parece acercarse
S.: ¿En qué quedaron las ideas fedoralistas de los antioqueños? G.E.M.: Ya no se habla de eso, al menos en el sentido antiguo de la palabra. Lo que deseamos es una mayor autonomía para hacer las cosas. Ahora, como consecuencia de la elección popular de alcaldes, posiblemente surja un nuevo esquema federal... pero federalismo sin autonomía económica no sirve. No se trata de propiciar un enfrentamiento entre las mini-repúblicas, sino de permitirle a las difarentes régiones que puedan decidir por si mismas sobre su destino... que no lo haga todo Planeación Nacional. ¡Es que definitivamente Bogotá absorbe al país!
S.: ¿Cuáles son los principales proyectos empresariales de Antioquia en la actualidad?
G.E.M.: Con el concurso de 90 empresas, Antioquia montó una promotora de proyectos. Ya están marchando 50 grandes planes de ampliación de industrias antioqueñas privadas, a un costo de más de 150 millones de dólares, por otro lado, la promotora está trabajando en el diseño de 4 importantes proyectos: uno en el campo de los minerales, otro en el maderero... los otros 2, por el momento, son de carácter confidencial. En todo caso, la intención es adelantarnos al siglo XXI.
S.: En este sentido, ¿qué perspectivas tiene para Antioquia el inicio del tercer milenio?
G.E.M.: En Proantioquia ya estamos trabajando el departamento del siglo XXI. Se trata de jugar con 2 términos fundamentales: ciencia y tecnología. Ese es el propósito de las universidades antioqueñas en la actualidad. En el sector agroindustrial, además de café y banano, se está trabajando duro en biotecnología. Ya estamos preparados para la transición del sector téxtil: se ha intensificado el capital, sin sacrificar a los trabajadores. Tendremos un claro resurgimiento en la metalmecánica, lo mismo que en las comunicaciones. También se está incrementando la industria de la química intermedia, la industria de los alimentos, la del empaque, la de la construcción... Hay que estar al día, y si el país no se mueve, nosotros nos movemos.