Especiales Semana

ANTIOQUIA

3 de mayo de 1993

"El centro para todos"
AGLOMERACION: PALABRA ASOCIADA invariablemente con problemas. Vendedores ambulantes: los causantes de ese y muchos males más. Centro: un "elefante A blanco" que ninguna administración puede manejar. ¿Tres términos del diccionario de lo obvio? Afirmativamente contestarán los encargados de planeación en la gran mayoría de las capitales colombianas.
Pero ya hay por lo menos una ciudad donde la respuesta es "no". Medellín. Allí, las ideas aceptadas por décadas se están cuestionando desde que se diseñó el "Plan de intervención del centro".
La aglomeración es vista como capacidad de convocatoria. Y alrededor de los "venteros", como les dicen los paisas, hay varias reflexiones: definitivamente no son causa sino consecuencia. ¿De qué? De la incapacidad del resto de la ciudad para generar empleo. Molestan al peatón, es cierto. Pero de algún modo hay que apoyarlos porque han probado que quieren trabajar, instalados allí, de seis a seis y en medio del desorden y el bullicio del sector. Demanda de sus servicios hay, si no ya se habrían ido. Y como concentrarlos se intentó hace seis años y la idea fracasó (los locales están desocupados), son necesarias otras alternativas de solución.
¿Cuáles? Para conocerlas y lograr también un acercamiento a los demás principios y las tareas que integran el "Plan de intervención", ya en desarrollo, SEMANA dialogó con el director de Planeación Metropolitana, Alvaro Vásquez Osorio.
El nunca había trabajado en el sector público (típico de la Administración Ramos Botero). Es, como el ex alcalde Omar Flórez, ingeniero administrador, un título que sólo puede obtenerse en Medellín. Y además, lleva 15 años dedicando sus ratos libres, "de gomoso ", a la Sociedad Antioqueña de Ingenieros y Arquitectos. De ahí su interés por el urbanismo.
SEMANA: ¿Dónde y cómo surgió el proyecto de intervenir el centro? Alvaro Vásquez: No nos da pena decirlo: nuestro trabajo fue ideado en gran parte por la administración anterior.Ellos hicieron un diagnóstico muy serio, formularon unos principios de intervención y unas acciones concretas. Además plantearon un primer plan de inversiones. Nosotros conservamos los ocho principios pensados por ellos, reformulamos algunas tareas y hubo un crecimiento radical en los cálculos de inversión.
SEMANA: ¿Qué cifras se están manejando? A.V.: El planteamiento inicial eran 10 ó 12.000 millones de pesos. Quedamos en 34.075 millones hasta que se acabe el proyecto en 1996. Intervienen todas las dependencias del municipio y uno de los principios importantes es fomentar la participación de la comunidad. Los problemas son de todos y la administración comete un error si lleva aparentes soluciones a la gente que, como no las conoce, no las apropia y se vuelve enemiga de ellas.
SEMANA: ¿Pero la gente está realmente interesada en recuperar la zona? A.V.: Según un estudio preparado por Impamer, el 69 por ciento de los habitantes de Medellín va por lo menos una vez a la semana al centro. Sólo el 1.2 por ciento dice no tener nada que ver con el área de intervención y, curiosamente, el 39.5 por ciento afirma que le agrada. Explicamos esto último porque entre los barrios subnormales y el centro... pues, el centro.
SEMANA: Pero entonces, sí hay gente a la que "le duele" el centro.
A.V.: No. La verdad es que, hasta hace poco, el centro no tenía doliente. A nadie lo afectaba en carne propia. Pero ese problema ya lo solucionamos nombrando un gerente para el plan. Lo acabamos de elegir y se posesiona el primero de abril *.
Es Sergio Betancur Palacio, ex presidente de una constructora, de la Sociedad Antioqueña de Ingenieros y de la lonja. Un hombre del mejor nivel. Y va a depender directamente del alcalde, como un secretario de despacho.
SEMANA: ¿Qué acciones tendrá a su cargo? A.V.: En total ideamos 48, como yo las llamo, "con el suiche para arriba". ¿No pudimos manejar el espacio público? Entonces licitémoslo. Que lo maneje una empresa particular. Acabamos de aprobar una estación de servicio debajo de un puente, frente al Palacio de Exposiciones.
Y estamos proponiéndole a todo el mundo que la locura que tenga en la cabeza, aproveche y la saque ahora. La estudiamos seriamente porque vamos a recuperar la zona y además, a ponerla a producir dinero.
SEMANA: Pero habrá quienes insistan en que el problema fundamental es de seguridad.
A.V.: Listo. Con soluciones cívicas y creativas eso se puede superar. Necesitamos agregar a las 69.500 personas que allí duermen, 200 mil nuevos habitantes que se apropien del lugar. Hay que construir 45 mil viviendas más. ¿Cómo hacer para volver atractiva la idea de vivir en el centro? Creando mecanismos para que un apartamento que en cualquier partecuesta 20 millones,allí cueste 14 millones.La gente responde a motivaciones económicas. Vamos a exonerar los 10 años del impuesto predial y a ponerlos en estrato uno para los servicios públicos. Y vamos a cambiar la legislación en construcción, que en vez de cinco pisos se puedan construir ocho y que el retiro de 11 metros se pueda reducir. Es que, incluso, estamos produciendo para el centro, un estatuto completamente distinto al del resto de la ciudad.
SEMANA: Las tareas que usted menciona son todas a mediano y largo plazo. Pero están trabajando desde el año anterior. ¿No hay nada terminado? A.V.: Claro que sí. Por ejemplo, el "Plan vial". Un claro principio de nuestra intervención es que progresar no significa ampliar las vías. Ese sería un error craso de concepción. Si la teoría fuera cierta no existirían Roma, Florencia, ni Londres. El problema es de uso. Tenemos vía suficiente pero sólo utilizamos una tercera parte porque hay dos carriles de autos estacionados. Con este criterio evaluamos los 450 proyectos viales que encontramos y dejamos sólo 126. Es decir que borramos el 75 por ciento.
SEMANA: ¿ Ya se ejecutaron? A.V.: En eso estamos, no podemos "estrangular" la ciudad. Pero la demanda de licencias para construir empezó a crecer en el momento mismo en que se supo la noticia. Es que ya nadie obliga a los urbanizadores a perder terreno por ampliación de vías. Van sobre seguro. Otra medida: di jimos "no queremos carros particulares en el centro" y liberamos las tarifas de los parqueaderos. Creímos que todo el mundo se iba a alborotar. Pues no. Simplemente guardaron sus carros y ahora cogen taxi. Hay que cambiarle la mentalidad a la gente.
En general los colombianos, y particularmente los paisas, nos hemos vuelto ciudadanos egoístas: "Arrégleme la ciudad, pero desde mi punto de vista". Cuando yo fui a presentarle el plan a Fenalco, por ejemplo, vi que para ellos los vendedores ambulantes eran problema sólo si frente a los ocho metros de andén de uno de sus afiliados había alguno.
SEMANA: Hablemos un poco de esa propuesta, la de vendedores ambulantes.
A.V.: Con todo el respeto que merece la persona humana, los estamos manejando como a cabinas telefónicas. Es que el 80 por ciento del problema de un informal no es la contaminación o el daño paisajístico sino el conflicto con el peatón. Les encontramos sitio a cada uno de los 4.836 que hay en el centro y estamos organizándolos en cooperativas. Serán unas 70. Por las noches deben guardar sus carros en un centro de acopio donde tienen locker y vestier. Tenemos 47 locales que, con este fin, les entregaremos en comodato. Y ellos nos pagan, fundamentalmente, aseando su lugar de trabajo oda la cuadra, no sólo su puesto y ayudándonos con los ladrones. Cada cooperativa tendrá una licencia conjunta de funcionamiento y si hay problemas de seguridad en la zona, la revocamos. Lo mismo que si aparece en su "territorio" un solo vendedor ambulante más. Ellos fijan sus precios, pero no pueden vender mil cosas a la vez. El pescado está prohibido.
Lo mismo los puestos que ofrecen frutas, contrabando, revistas y gaseosas, todo amontonado . ..
SEMANA: ¿No son demasiadas exigencias para un gremio tan poco formal? A.V.: No creo. De hecho, la semana pasada creamos la primera cooperativa, integrada por 46 vendedores. Al principio la reunión fue un poco acartonada, pero cuando entraron en confianza y les dijimos lo de la seguridad, respondieron: "Eso no tiene problema. Una cosa sí, nosotros no les entregamos los pícaros, se los espantamos". Perfecto, si todos los espantan, los sacamos del centro. Claro que la ciudad, como dice algún teórico del urbanismo aquí en Medellín, no se puede ver como un árbol: "No me gustan los indigentes, entonces quito esa rama".
No. Esto funciona diferente. La ciudad es una tela donde cada hilo es una variable y cuando halo aquí puedo estar seguro de que en algún lado sale el "fruncido". Por esto mis, si queremos descongestionar un poco el centro, tenemos que crear polos de desarrollo alternos o "subcentros urbanos" y también lo estamos haciendo.
* Esta entrevista fue realizada a finales del mes pasado, pocos días antes de que Sergio Betancur Palacio asumiera su cargo.