Especiales Semana

AY COSITA LINDA

El baile de fantasía recordó las grandes fiestas del Tropicana y dejó en claro que los reyes del mambo y del merecumbé continúan vivos en la memoria de los cartageneros.

9 de diciembre de 1996

Los viejos acetatos de 78 revoluciones volvieron a sonar. Esta vez en un gran salón de fiestas rememorando los 50, aquellos años dorados del merecumbé, del mambo y de la música afrocaribe. Los ritmos pegajosos de los reyes de la música, como Dámaso Pérez Prado, Pacho Galán, Lucho Bermúdez y la inigualable Sonora Matancera, estuvieron otra vez de moda, al menos por unas horas, en el salón principal del Club Cartagena. Estas reminiscencias de una de las épocas más gloriosas de la música bailable estuvieron a cargo de las candidatas que, con sus fastuosos trajes de fantasía, hicieron recordar a los cartageneros canciones como ¡Ay cosita linda!, El aguacero, San Fernando y otras más. Pero sin duda alguna el merecumbé fue el que se robó los corazones de esa Cartagena que en ese momento vivió los años dorados de su reinado.Cada una de las 22 candidatas se vistió para la ocasión. Sus trajes fueron alegóricos a la rumba y a los tambores. A la flor de la banana, a los corpiños ajustados y a las monedas doradas. A las bailarinas sin igual del Tropicana. Al son rumbero. A Guantanamera. A la Tongolele. Al cuba libre y a todos esos protagonistas que hicieron bailar no sólo a la generación de los 50.En la medida en que el acetato giraba en el tornamesa y los ritmos calientes del Caribe invitaban a bailar, los hermosos trajes que lucieron las candidatas departamentales hicieron recordar que en esas fiestas de gran salón la moda también marcó esa historia.Los chifones, las mallas transparentes recamadas, las estolas de plumas de garza, las lentejuelas, los escotes profundos, los tocados en la cabeza, las transparencias, las flores, los linos y los brillantes convirtieron la fiesta de fantasía en un carnaval de color.En el gran salón también se escuchó la música del maestro Benny Moré. Los porros de Pedro Lasa y sus Pelayeros. Las grandes orquestas barranquilleras que convirtieron al carnaval de Barranquilla en una fiesta sin igual. Los saxos y las trompetas revivieron el mambo blue y con nostalgia se recordó que Machito fue el gran descubridor de los ritmos afrocubanos.Igualmente, algunos de los asistentes de esa época recordaron que en los 50 no había reinado en el que no se bailara al ritmo del merecumbé. En muchas de esas canciones sus autores dedicaron en letras de oro alguna mención al Reinado Nacional de Belleza.Los trajes que se lucieron esa noche parecían sacados del baúl de los recuerdos y un olor a naftalina pareció invadir el gran salón, y en medio de ese mundo macondiano por un momento se creyó que el rey del mambo, Dámaso Pérez Prado, y el rey del merecumbé, Pacho Galán, habían vuelto a nacer. Pero la verdad era otra: sus voces y sus ritmos estaban en el acetato de 78 revoluciones que no paró de girar en toda la noche.