Especiales Semana

¿Becerros o críticos?

Todo líder necesita seguidores, pero esto no quiere decir que se trate de personas sin criterio ni opinión.

Camilo Herrera Mora*
26 de septiembre de 2009

Las personas y el mercado se comportan de manera similar: ante el éxito de un agente, los demás lo siguen. Este fenómeno surge de la comodidad de buscar fuera de nosotros mismos la respuesta a nuestra propia identidad y lo que hacemos es buscar con quien más nos identificamos.

El proceso de seguidores tiende a ser colectivo y no particular, aunque la decisión sea de cada uno; Nietzsche lo planteó muy bien: un ser humano sólo tiene la capacidad de criticar un fenómeno exitoso, pero un grupo de personas lo siguen ciegamente.
Los seguidores son alimentados de las influencias de los líderes. Somos influenciados todos los días. Inicialmente estamos definidos por la cultura donde nacemos, nos perfila la educación y la limitación de oportunidades y finalmente somos estructurados por una serie de ideas que acogemos.

El fortalecimiento del liderazgo está en mantenerse vigente y esto significa actualizarse revisando los errores del proceso, pero lo más común es que el líder se sienta cómodo en su posición y no escuche voces críticas que buscan su mejora, mientras que se rodea de áulicos que lo aplauden todo el día.

Este error del proceso redefine el liderazgo. Una empresa, una persona y un producto líder siempre comienzan por ser innovadores, le apuntan a las nuevas poblaciones, buscan segmentar el mercado y casi siempre hacen las cosas porque quieren y por ser los mejores; pero el mercado y la población los acoge, y comienza la mutación hacia la estaticidad, la generalidad y la creencia sobre las bondades innegables de sus orígenes. En pocas palabras, hay estancamiento.

También hay ejemplos de lo contrario. Un caso interesante es Apple. Por lo general creemos que esta es una compañía de computadores, pero es una compañía de soluciones, y por eso siempre una idea nueva; la diferencia radica en que consulta continuamente a sus seguidores y se fija en sus críticos y en los del vecino. Cuando presentó el iPod, la compañía pensaba que el diseño del aparato sería el ícono popular del mercado y en menos de seis meses se dio cuenta de que el ícono era el audífono blanco y enfocó su publicidad hacia este dispositivo.

Aquí debemos aprender. Líder es el que tiene capacidad de escuchar la crítica para mejorar. El primer paso del liderazgo está en saberse perfeccionable. Y esto causa un mejor seguidor.

Los seguidores pueden ser borregos como afirmaba Nietzsche o pueden ser reflexivos, y buscan la forma de mejorar a su líder. Esto ocurre con algunas marcas en el mundo; históricamente éstas buscaban mantenerse en el ‘top of mind’ y el ‘top of heart’. Ahora pretenden ser construidas con sus seguidores, para estar en el ‘top of hand’, pues no existe mejor fenómeno de fidelización que la construcción colectiva entre el líder y la gente.

En política, los votantes potenciales hacen propuestas a los políticos; este cambio ha logrado que el seguidor que es escuchado por el líder aumente su fidelidad.
El seguidor debe ser crítico del proceso al que pertenece para ser parte fundamental del mismo.

En Colombia esto se puede apreciar en muchos campos: en el uribismo que tiene seguidores furibistas y los no reeleccionistas; o en las creencias religiosas que tienen seguidores leales, como es el caso de muchas iglesias cristianas y los católicos relativistas que toman lo que les sirve de la religión. Este es el nuevo seguidor colombiano, aquel que sí considera que algo es líder, pero siempre lo pone a prueba y busca su reemplazo. Por esto el líder no puede pensar que está en una posición cómoda por ser el número uno y es prudente que recuerde lo que le costó llegar allá.
 
* Presidente de Raddar