Especiales Semana

Cali cómo vamos

Esta encuesta ratificó las necesidades y peticiones de los caleños a sus dirigentes. Aunque la gente siente que nada mejora, un renovado espíritu se percibió durante 2007.

6 de octubre de 2007

De Cali se dicen muchas cosas. Que es la Sucursal del Cielo, la ciudad rumbera, que es caótica y que se la robaron. Los resultados de la gran encuesta Cali cómo vamos, campaña que se realiza cada año en distintas capitales de Colombia, parecen confirmar la pesadumbre de los caleños. Sin embargo, luego de los fuertes golpes que sufrió esta ciudad en 2007: el bombazo contra el cuartel general de la Policía, la destitución de sus alcalde por corrupto y el asesinato de los diputados, por mencionar los más graves, multitudinarias marchas en protesta por la violencia llenaron las calles de la Sultana del Valle. ¿Se está incubando un cambio de actitud entre los caleños?

"Frente a un estudio de la magnitud de Cali cómo vamos, el ejercicio de concluir, frente a los resultados encontrados, es siempre difícil", advierten los organizadores de la encuesta. Pero corren el riesgo y esbozan algunos de los principales hallazgos. Cali es una ciudad con buena dotación en el nivel de barrios, que tiene buenos servicios públicos y una amplia -y bien evaluada- oferta cultural, es lo primero que destaca el análisis.

Es igualmente, comparada con las otras ciudades de la Red de Ciudades Cómo Vamos, la que cuenta con la mayor cantidad de Instituciones Estrella (aquellas que repiten en el top 10 de los indicadores institucionales evaluados). En Cali, seis instituciones están en este ranking, el doble que en cualquiera otra de las otras ciudades estudiadas.

Es también una ciudad en la que aumenta la visibilidad de la corresponsabilidad de la sociedad civil en la búsqueda de una mejor calidad de vida para los caleños. También se destaca, a pesar del corto tiempo que lleva, la visibilidad de la gestión de la alcaldía de Ramiro Tafur, comparada con la gestión que hizo la administración Salcedo en 2006, mandatario que fue destituido por la Procuraduría General de la Nación por los actos dolosos que se le probaron en la adjudicación de un millonario contrato. No es de extrañar, entonces, que sea una ciudad que genera orgullo y pertenencia entre sus habitantes.

Sin embargo, el estudio también permite ver algunos contrastes que es importante destacar, ya que muestran los retos que Cali afronta actualmente. El civismo, que fue la característica principal durante muchos años, no se encuentra hoy día, y de hecho -comparando con las calificaciones que los caleños se daban a sí mismos hace un año-, la situación hoy es más grave.

La seguridad es un tema importante para los caleños, y tanto en sus barrios como en la ciudad en general, se encuentran en 2007 mayores preocupaciones que hace un año. En movilidad también hay importantes retos para Cali: Los desplazamientos no mejoran frente a 2006, como tampoco el estado de las vías, que es calificado negativamente por cuatro de cada 10 caleños; además, aumentó frente al año pasado el porcentaje de personas que prefieren desplazarse en vehículos particulares.

Seguramente por eso, hay grandes expectativas frente al sistema de transporte masivo, MIO (siete de cada 10 espera que reduzca la congestión), pero sería importante para Cali observar la experiencia de Bogotá, donde las grandes expectativas se han convertido en un doloroso desencanto actualmente.

La descripción y los hallazgos de la encuesta son más profundos, estos serán socializados en medio de la campaña electoral que está al rojo por estos días. Las cifras dejan claro que los caleños no están contentos con la forma como marchan las cosas en su ciudad, tal vez por eso este año, como ningún otro, han salido a la calle y se han manifestado.