Especiales Semana

Cambia el panorama

Una guerra de precios para captar clientes afectó la utilidad de las compañías aseguradoras en 2003. Esto fue compensado por menores reclamos por siniestros y la mayor venta de primas. Pero cambios en 2004 les exigirán esfuerzos adicionales.

25 de abril de 2004

El año pasado fue bueno para la industria aseguradora, pero no excepcional. Bueno, porque la mayoría de entidades lograron borrar de sus balances los números en rojo que traían de años anteriores y que fueron producto de la crisis financiera y económica que afectó no solo al país sino al mundo en general. Malo, porque la producción de la industria no creció, pues las primas se mantuvieron en términos reales y se inició una guerra de tarifas con reducciones de entre 10 y 20 por ciento.

La guerra de precios en la cual se enfrascó gran parte del sector durante 2003 se vio reflejada en los resultados financieros de las compañías, especialmente las de seguros generales, cuyas utilidades finales cayeron 14 por ciento respecto de las registradas en el año 2002.

A esto se sumaron los menores rendimientos de sus inversiones financieras, cuyas ganancias disminuyeron en algunos casos hasta en un 30 por ciento. La caída en las tasas de interés y la revaluación del peso en 2003 afectaron el comportamiento del portafolio financiero del sector asegurador, compuesto primordialmente por inversiones en renta fija y dólares.

No obstante, la recuperación del resultado técnico -que mide la operación del negocio de asegurar- evitó un mayor deterioro en los ingresos. Dos hechos contribuyeron a la mejoría de la parte técnica de la industria: un mayor volumen del número de primas emitidas y una disminución de la siniestralidad, particularmente en el ramo de autos y transporte.

La guerra de tarifas obligó a las aseguradoras a fortalecer sus canales de venta con miras a captar más clientes y aumentar así la penetración de los seguros, que sigue siendo muy baja en Colombia. El aumento en el volumen de primas emitidas, así como un mejor manejo de la suscripción de estas y la mayor agresividad para llegar a los potenciales clientes con propuestas adaptadas a sus necesidades ayudaron a enderezar los resultados. A esto se sumó el menor hurto de vehículos del parque automotor y la disminución en la piratería terrestre, gracias a la política de seguridad del gobierno Uribe y a la mejora en la logística del gremio transportador.

En 2004 la tendencia a hacer más eficiente la operación del negocio se podría reversar. Esto se debe a que las condiciones que permitieron tener la siniestralidad más baja en vehículos en los últimos 15 años están cambiando. El mayor tráfico por carreteras traerá consigo un aumento en el número de choques y accidentes automovilísticos. De hecho, en lo que va corrido de 2004 los siniestros de este tipo ya han aumentado y, con menores precios, el resultado operacional podría verse afectado.

De ahí la importancia de que el sector asegurador colombiano siga trabajando en los factores que están bajo su control, como las políticas de suscripción, la reducción de gastos, las políticas de medición y gestión del riesgo, pero sobre todo el fortalecimiento de sus estrategias comerciales y de mercadeo para ampliar la baja penetración de la cultura del seguro en el país, que en los últimos años ha permanecido relativamente constante (2 por ciento del PIB), muy baja si se tiene en cuenta que en Chile es de 4 por ciento; en España, de 6; en Estados Unidos, de 8 y en Japón, de 10.

En las páginas que siguen SEMANA presenta un ranking de las principales compañías aseguradoras del país, ordenadas por nivel de primas emitidas al cierre de 2003 y clasificadas en dos grupos: seguros generales y de vida.