Especiales Semana

China sigue tan lejana

Colombia está rezagada en la conquista del gigante mercado chino frente a los demás latinoamericanos. Sólo contadas empresas nacionales han empezado a incursionarlo y el camino para avanzar parece largo y difícil.

24 de abril de 2005

China, en los últimos años, se ha vuelto un país de fábula. Es culpable de la escalada del precio del petróleo, del acero y del carbón. También es el nuevo gran socio comercial de América Latina, donde ya comenzó a desembarcar armado con maletas de dinero para invertir. Su mercado, con la quinta parte de la población mundial, decidirá el futuro de las grandes empresas del planeta. Y la economía del país es una locomotora que viene creciendo a un ritmo de 9 por ciento anual en los últimos 25 años. En fin, se trata del mercado del siglo XXI: en 20 años el tamaño de su economía superará a Japón y Alemania y sólo le quedará Estados Unidos a su mismo nivel. Las multinacionales han tomado nota. De las 500 empresas más grandes del mundo, 400 construyeron ya sus cuarteles en suelo chino para luchar por ese mercado y aprovecharse de su crecimiento.

Para Colombia, sin embargo, China es un espejismo. La mayor parte de las grandes empresas nacionales, que entran en el ranking de SEMANA, tienen una presencia casi nula en el mercado chino.

¿Por qué China todavía no monopoliza las conversaciones de las principales juntas directivas del país? Las oportunidades para las grandes compañías nacionales escasean por ese lado del planeta y los productos colombianos todavía no seducen al dragón. Las empresas nacionales, además, enfrentan problemas estructurales. Los costos de transporte son altos y el mercado chino, con sus 1.300 millones de habitantes, demanda unos volúmenes de producción que atemorizan a la industria colombiana. Las cantidades que demanda una fábrica china de cualquier insumo son, por lo normal, descomunales y las compañías colombianas no pueden cumplir con esos pedidos.

Las cifras de exportaciones el año pasado a China atestiguan lo difícil de la situación. Las ventas fueron de 132,9 millones de dólares, un dato que relega a Colombia a la cola del pelotón en América Latina. En el continente, Brasil fue el que más exportó a ese destino y consiguió ventas por 9.000 millones de dólares. Otros países más pequeños, como Perú, Venezuela y Cuba, sin embargo, también vencieron a Colombia en la carrera por entrar en el mercado chino.

La situación ya empieza a preocupar al gobierno colombiano. El presidente Álvaro Uribe intentó este mismo mes darle un empujón a las compañías colombianas para que se abrieran paso en la jungla empresarial que es la nueva China del libre mercado. Acompañado por un contingente de más de 150 empresarios colombianos, Uribe armó las maletas y se dirigió en visita oficial hacia el gigante asiático.

Aunque más vale tarde que nunca, el Presidente sigue con bastante retraso la estela que han dejado otros líderes latinoamericanos. Los dirigentes de Argentina, Brasil y Chile han realizado sendas visitas a Beijing, todas con el objetivo de conseguir inversiones y ayudar a sus empresarios a penetrar las murallas de ese mercado. El presidente venezolano, Hugo Chávez, alardeó hace poco de todos los acuerdos que firmó durante su visita de rigor a la capital para suministrarle petróleo.

Uribe, por su parte, dejó claro que es crucial para la economía colombiana reducir su déficit comercial con China, por cierto bastante grande. Hace ocho años las exportaciones chinas hacia Colombia apenas arañaban los 100 millones de dólares y el gigante asiático ocupaba el puesto número 23 en la lista de los principales exportadores. El año pasado, sin embargo, esa cifra ya alcanzó los 1.066 millones de dólares. China ya es el tercer socio comercial del país, después sólo de Estados Unidos y Venezuela. Los productos chinos que están entrando en el mercado nacional van desde refrigeradoras y teléfonos hasta medias. La mayoría son productos del sector manufacturero.

Dentro de la lista de 84 empresas que acompañaron al presidente Álvaro Uribe en su viaje oficial a China, sólo seis figuran como las 100 más grandes del país. El protagonismo durante el viaje corrió por cuenta de empresas de talla mediana dedicadas a la minería y al sector agrícola. Claro está que algunas han ido por su cuenta y riesgo a explorar oportunidades en el país oriental.

El menú de la oferta colombiana en China se centra precisamente en productos en los que no sobresalen las empresas más potentes del país. El ferroníquel acaparó el 57 por ciento de las exportaciones nacionales dirigidas a China. Le siguieron los desperdicios y desechos de cobre (18,3 por ciento) y los de aluminio (18,3 por ciento). Al final de la lista aparecen los fuel oils y el cuero. "Son cifras casi insignificantes, explica Guillermo Botero, presidente de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco). El panorama es realmente desolador".

Y es que hacer negocios en China para una empresa nacional no es precisamente fácil. "Introducir y promocionar un producto de consumo con éxito requiere mucho dinero", dice Shao Yin Jun, de la embajada china. No es el único problema. Las diferencias culturales complican todavía más la introducción de productos colombianos en el gigante asiático. Es necesario conocer la cultura, las reglas del juego y la tramitología del país. "La confianza es fundamental, asegura Botero. Conseguir un buen socio en el país es una de las claves para tener éxito".

El principal problema, no obstante, es más básico: pocos en el país tienen ventajas competitivas frente a la propia industria china y frente a los miles de rivales que en el mundo quieren entrar a ese país. Los costos laborales, por ejemplo, aquí son más altos que allá y en el sector manufacturero los niveles de inversión han sido menores en los últimos años.

Las compañías nacionales tampoco tienen la capacidad de producción necesaria para abrirse un hueco en un mercado de esas dimensiones. "Los volúmenes son tan altos que las empresas nacionales, inclusive las más grandes, no dan abasto. La mejor opción es un 'joint venture', es decir, asociarnos con algunas empresas chinas", explica Botero. Es precisamente allí donde algunas de las empresas colombianas están centrando sus esfuerzos. El interés de China por las materias primas puede ser el detonante para la creación de proyectos conjuntos en el sector de minería, según aseguró durante la visita oficial al país, Guillermo Plata, director de Proexport.

De momento, sin embargo, la tónica no parece que va a cambiar. Mientras China continuará entrando en Colombia con productos e inversiones, el otro lado de la moneda es que la presencia de las compañías nacionales en el país asiático seguirá escaseando. "Es de locos pensar que podemos arrasar en el mercado chino", sentencia un directivo de una de las empresas más grandes de químicos en Colombia. El reto es sellar acuerdos con otras empresas que permitan crecer y por lo menos saborear aunque sea un poco un mercado de esas dimensiones.