Especiales Semana

Clemencia de Caycedo

Fue la fundadora del primer colegio para mujeres, pese a la resistencia conservadora de la época.

PILAR JARAMILLO DE ZULETA*
3 de diciembre de 2005

María Gertrudis Clemencia nació en Santa Fe de Bogotá el 24 de noviembre de 1710. Hija de don José de Caycedo y Pastrana, de familia de hidalgos, y de doña María Ana Vélez Ladrón de Guevara. Se casó muy joven, a la edad de 18 años, con Francisco Javier de Echeverri y Cobo, quien hizo una enorme fortuna en la explotación de minas y ganados en las regiones de Cali, Buga, y Chocó; fortuna que a su muerte legó íntegramente a Clemencia como su única y universal heredera. Durante las prolongadas ausencias de su esposo en el lejano Chocó, situación muy común entonces a las mujeres de su estirpe, Clemencia sufrió gran soledad de la que, según ella, sólo la consolaban sus libros. Muerto Echeverri, se casó por segunda vez en 1752, con don Joaquín de Aróstegui y Escoto, aragonés, oidor de la Real Audiencia de Santa Fe desde 1740. Con su apoyo, consiguió la aprobación a su proyecto de fundar un plantel para la educación de la mujer, hasta entonces limitada a la escasa instrucción que en el hogar proporcionaba la madre, o a la que se ofrecía a las niñas nobles en los conventos. La incuestionable utilidad pública de la obra mereció el decidido apoyo del virrey, que a la sazón era don Pedro Messía de la Cerda. Éste envió al rey una representación en 1766. En 1769, la propia Clemencia emitía un memorial al rey solicitando autorización para fundarlo. Finalmente, la Cédula de Fundación fue firmada por Carlos III en el año de 1770. Pero tendrían que pasar 13 largos años más de discusiones y consideraciones hasta que, finalmente, en abril de 1783, se abrió el convento colegio con aulas para "25 niñas de sociedad" y escuela anexa para "250 niñas del pueblo" . La cerrada oposición que se hizo a la iniciativa de Clemencia provenía sobre todo de un sector de la sociedad fuertemente conservador, que todavía consideraba a la mujer con "la debilidad propia de su sexo", inferior en todo aspecto al varón, y que, por la misma razón, proponía que en cambio se fundara 'Casa de Recogidas', lugar de encierro y silencio, muy semejante a un convento, en el que las internas pasaban sus días entre la oración y el trabajo, y en el que se alojaba por igual a huérfanas y viudas, y no pocas veces a algunas mujeres de vida airada. No estaba en la mentalidad de esa sociedad el comprender el alcance de un proyecto netamente ilustrado, como era el de educar a la mujer. De Clemencia no se puede decir que fuese una mujer ilustrada a la manera como lo fueron los intelectuales ilustrados, sus contemporáneos, pero su proyecto sí es el producto de una mentalidad ilustrada que pensaba, como lo esbozara ya el padre Benito Jerónimo Feijoo en su Teatro Crítico, que la mujer, al igual que el varón, merece ser educada. En su biblioteca la tuvo y no fue escasa. Si bien, como era de esperarse, no aparecen las grandes obras de la nueva Filosofía Natural tan comunes a las bibliotecas de los varones ilustrados, sí se encuentran en cambio Las confesiones de San Agustín, Los ejercicios del de Loyola, las obras de Santa Teresa, de fray Luis de Granada, de la madre Agreda y del padre Nieremberg, entre otros. Es este un hecho excepcional y significativo, pues cuando alguna mujer de la época ocasionalmente relacionaba en su testamento algún libro, este era casi siempre un devocionario, nunca las obras de los padres o de los grandes místicos. El Convento Colegio que fundó Clemencia, primer colegio de mujeres del país, se llamó de La Enseñanza y se puso bajo la advocación de la Virgen del Pilar. Ni ella ni el virrey pudieron ver realizada la obra. Messía de la Cerda dejaba el cargo en 1773 y Clemencia falleció en 1779. *Historiador