Especiales Semana

COLOMBIA EN POCAS PALABRAS

Hacia el sur, más allá de Melgar y Girardot, aparece una veta inagotable de climas y sabor indígena

15 de agosto de 1983

AL SUR, AL SUR...
Saliendo de Cundinamarca, por Girardot, se llega a una zona de valles y después páramos que configuran el andamiaje en donde se asentó una de las culturas indígenas más ricas del país. Más hacia el sur aspectos de la colonia e innumerable cantidad de accidentes naturales.
Una de las regiones que más presenta afluencia turística por el cambio de clima . es el sur de Cundinamarca. Fusagasugá, Boquerón, Melgar, que es Tolima, y Girardot, nuevamente Cundinamarca, gozan de preferencia a nivel turístico por parte de la ciudadanía capitalina. Infinidad de hoteles y balnearios a lado y lado de la carretera; un casino importante en Girardot; laguna para esquiar en el mismo sitio; zona de camping en muchos lugares; la "nariz del diablo", accidente natural, sobre la carretera; el río Sumapaz y ambiente selvático rodeando la misma, son hechos y circunstancias que sobresalen en la región. Sin embargo, aspectos mucho más interesantes se pueden observar si se continúa la carretera hacia el Tolima.
El Tolima fue región de los indios pijaos. Por lo tanto no existe ningún tipo de arquitectura española, pues esta tribu jamás fue dominada en tiempos de la conquista y la colonia.
Tolima significa en pijao "el país del hielo", nombre que se debe al respeto que los indígenas tenían al Nevado del Tolima, en donde se practica actualmente el camping, la pesca y el alpinismo. Aparte del Nevado, en el Tolima vale la pena conocer la inmensa cantidad de paisajes y los valles cubiertos de arroz. Se puede esquiar, nadar y pescar en la laguna de Prado, bastante extensa y donde se han implantado hoteles y casas de turismo, además de zonas de camping. Desde Chaparral, Chicoral, Ibagué, su amable capital, Honda, Armero y Mariquita, la tierra del aguacate, se pueden efectuar paseos a riachuelos y pozos, gustosamente dirigidos por gentes del departamento. En el Tolima, como en muchas partes de Colombia, el aguardiente es el licor por excelencia y una guitarra y una voz conforman una fiesta que puede prolongarse hasta el amanecer. El "Taparroja" del Tolima es uno de los mejores aguardientes del país. Ibagué, por su parte, ha sido llamada la ciudad musical de Colombia.
El viaje debe continuar hacia el Huila. Es región donde hay mucho que ver y visitar. Su gente, como la del Tolima, es hospitalaria y gusta servir bien al turista. Después de unas tres horas de viaje por entre Saldaña y Natagaima, el desierto y el cerro de Pacandé, donde todavía hay uno que otro indio, se llega a Neiva. Ciudad agradabale, que guarda algún parecido con Cali. Las fiestas de "San Pedro" hacen del folclor colombiano del interior todo un espectáculo al cual hay que asistir por lo menos una vez en la vida.
De Neiva se puede partir a un sinnúmero de paseos. Rivera es un pequeño pueblo de aguas termales rodeado de bellísimas casonas. También se debe ir a Betania, a Campoalegre y a Gigante, población llamada asi por la forma de sus montañas y que tiene una majestuosa ceiba en el centro de su plaza. De allí, a unas pocas horas, se llega a Pitalito, después de haber pasado por Garzón. Pitalito marca el inicio de la zona indígena. Se toman una serie de curvas peligrosas sobre el borde del Río Magdalena que se ve al fondo, se pasa todo el "Pericongo" y se llega al parque de San Agustín. Localizado en la vertiente oriental del Macizo Colombiano, allí existe el museo arqueológico más importante que hay en el país.

EL CAUCA Y NARIÑO
De la población de Plata, en el Huila, cerca de Tierradentro, se continúa por la carretera que conduce al Cauca. El volcán del Puracé, frecuentado por expertos alpinistas extranjeros que van de camping, presenta importantes yacimientos de azufre que vale la pena conocer por la belleza de los colores y el sentimiento extraño de estar debajo de la tierra. En la región, a unos 50 kilómetros, se encuentra la "Cueva de los Guácharos", pájaros que sólo existen en este sitio y se continúa hacia Popayán, que en las actuales circunstancias a las que quedó condenada por el reciente terremoto, está temporalmente aislada del torrente turístieo mientras dure el proceso de su restauración.
Siguiendo hacia Nariño por una buena carretera se puede observar la fosa del Río Patía, sitio de mucho calor. A unas horas está Pasto, lugar de dos o tres bonitos monumentos y lugar de apoteósicas batallas en la Independencia. Se puede tomar, entonces, la carretera que conduce a Tumaco, población de barcos sobre el puerto, agradable y donde se come delicioso pescado. Pero desde Pasto también se puede ir a la laguna de La Cocha. En La Cocha existen cabañas estilo suizo, con chimenea propia y dos habitaciones,que nada tienen que envidiar a las europeas. En la parte de arriba de la laguna hay una cabaña restaurante en donde se reúnen los cazadores y pescadores, generalmente extranjeros, para contar cuentos de sus experiencias en los alrededores. Caballos para montar por toda la región y algunas personas que esquían en la laguna. Hace frío.
Cerca hay un desvio que conduce al Putumayo. Desde el Huila se puede ir a Florencia fácilmente. Pero si se quiere ir al corazón de la Amazonía es mejor tomar un plan especial en avión desde Bogotá, hasta Leticia. Dicho plan, poco aprovechado, cuesta alrededor de 17.000 pesos y es válido por seis días. En esos seis días el plan incluye recorrido por el rio Amazonas; visita a la aldea de los indios Ticunas y Yaguas; visita para observar el loto más grande del mundo ("La Victoria Regia"); visita al puerto brasilero Benjamin-Constant, en el río Yavari, en la frontera con el Perú y el Brasil y los que quieran pueden ir a cazar caimán. Así, pues siempre resulta excitante ir más al sur de Girardot y Melgar, en donde generalmente la gente se queda, sin saber que más adelante, en el mismo clima, hay situaciones muchisimo más interesantes y mejores fiestas, más cultura y un mejor modo de descansar, que es conociendo.