Especiales Semana

Con aroma de mujer

El 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer. SEMANA le rinde un merecido homenaje., 49703

1 de marzo de 2002

Consagrar un día del año a la celebración del género femenino parece poco, y en verdad lo es. La realidad de la mujer colombiana es tan compleja que amerita muchos días no sólo de celebración sino de reflexión.

Hoy la huella femenina se encuentra en todos los ámbitos de la vida del país. La política, el arte, la cultura, la literatura, el periodismo, los negocios, la moda y el deporte, entre otros muchos campos, cuentan con mujeres triunfadoras en sus filas, quienes han logrado superar los obstáculos que les ha impuesto la sociedad.

Es imposible pensar en la mujer colombiana sin detenerse en gente como Shakira o Andrea Echeverry, destacadas en la música; Noemí Sanín e Ingrid Betancourt, aguerridas políticas; María Isabel Urrutia y Fabiola Zuluaga, quienes han hecho vibrar al país con sus éxitos deportivos; Gloria Zea y Pilar Velilla, defensoras de la cultura y el arte, y Alicia Mejía y Pilar Castaño, artífices del éxito de Colombia en el sector de la moda.

Sin embargo esta es sólo una cara de la moneda. Desafortunadamente la situación general de la mujer colombiana no es tan alentadora.

Según el Sistema de Estimación del Desplazamiento Forzado de la Red de Solidaridad Social el 50 por ciento de la población que se desplazó entre enero de 2000 y junio de 2001 era de género femenino, con el agravante de que en casi la mitad de estos hogares desplazados la jefatura recaía en la mujer. Esta situación ha obligado a ésta a asumir grandes responsabilidades en medio de la adversidad, pues en muchos casos el desplazamiento viene acompañado de viudez y desintegración del núcleo familiar.

En medio de la guerra la mujer también ha visto vulnerados sus derechos al ser blanco frecuente de amenazas por parte de los actores armados. Su negativa a ver reclutados a sus hijos e hijas por parte de grupos al margen de la ley, su derecho a denunciar la desaparición o muerte de un ser querido, e incluso su decisión de escoger libremente un compañero sentimental no han sido respetados.

Según la Consulta con Mujeres Desplazadas sobre Principios Rectores del Desplazamiento realizada en Bogotá en mayo de 2001 y coordinada por la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Acnur, “la violencia contra las mujeres y en particular el abuso sexual por parte de actores armados es práctica habitual, que pudiera ser considerada como táctica de guerra en un contexto de degradación del conflicto e irrespeto del DIH”.

En cuanto a la mujer trabajadora, según el Diagnóstico de la Situación de las Mujeres en Colombia, realizado por la Red Nacional de Mujeres, su situación, aunque ha mejorado, dista mucho de ser la ideal. En el aparte ‘Las Mujeres y el Desarrollo’ se dice que “la mujer trabajadora enfrenta, con mayor frecuencia que el hombre trabajador, obstáculos como la dificultad de acceso al mercado laboral, la responsabilidad de las labores domésticas que sigue siendo una tarea ‘casi’ exclusiva de las mujeres, la segregación en el mercado del trabajo (…), la discriminación salarial, la ubicación en ocupaciones de menor calificación y la dificultad de acceso a puestos de dirección”.

Además, según el mismo estudio, las mujeres se ven más afectadas que los hombres por los resultados de las políticas económicas porque cuentan con menos activos, tienen menor acceso al crédito, menor capacidad de ahorro y obtención y, en muchos casos, obtienen menos ingresos.

En cuanto a la participación de la mujer en política, aunque Colombia es uno de los países con mayor presencia femenina en el gobierno y la Ley de Cuotas previó que un 30 por ciento de los cargos públicos debían ser ocupados por mujeres, en algunos sectores esta cifra no es muy evidente. Un ejemplo de esto se ve en las altas Cortes. En el Consejo Superior de la Judicatura de 12 magistrados sólo dos son mujeres; en la Corte Suprema de Justicia entre 23 magistrados no hay ninguna mujer; en la Corte Constitucional sólo hay una magistrada entre nueve; y en el Consejo de Estado hay seis mujeres entre 26 consejeros.

Tal vez haya de qué preocuparse pero no por eso hay que dejar de celebrar. El 8 de marzo es una excelente excusa para resaltar el incalculable valor de la mujer colombiana.