Especiales Semana

Con mucha madera

A principios de los 90, la economía estaba mal. Resulta diciente que una empresa que nació en medio de esa situación es ahora una de las más fuertes de su sector.

21 de junio de 2009

Guillermo Flórez, presidente de Solinoff, dice que cuando comenzó le tocaba cortar la madera con una sierra casera y que se demoraba horas enteras para hacer un mueble. Su empresa es un negocio familiar que empezó con cinco trabajadores en 1987.

“Empezamos como una empresa muy pequeña en un garaje cerca de la avenida El Dorado. Pero si hay algo que yo he hecho en mi vida es ponerme metas a largo plazo para que mis logros sean importantes. Para ese entonces tuve la fortuna de tener un producto innovador que eran los archivos móviles”.

Para el empresario el principal problema de los colombianos es que no creen en sí mismos, porque siempre están pensando en la competencia y nunca se fijan en los caminos que hay que recorrer. “Yo tengo una frase que en mi vida ha sido muy importante: lo único de lo que uno se arrepiente es de los riesgos que no ha tomado”.

En 1991, llegó una alemana a ofrecerle unas máquinas de última tecnología que no había en el país. Fue una inversión muy importante y riesgosa y para lograrlo Flórez recurrió a un préstamo. “Les vendí confianza. Les mostré una bodega vacía y les dije que ahí iba a construir una industria. Al principio dudaron de mi éxito, pero los convencí y me prestaron la plata”

Hoy Solinoff cuenta con dos plantas especializadas en metalmecánica y laminados, donde se emplean alrededor de 330 personas fijas y 50 temporales.

“Procuramos tener capacitación permanente, oír a la gente, apoyarla, cumplir con todas las obligaciones de ley y no hacer despidos. Del personal depende el 60 por ciento del producto final”, dice Flórez al recordar que no es amigo de hacer recortes de personal y que por eso hay que invertir en los trabajadores.