Especiales Semana

CUANDO CALIENTA EL SOL...

El clima está loco en Colombia sino en el mundo. ¿Qué es lo que está pasando?

27 de julio de 1992

LA CRISIS ENERGÉTICA QUE LLEVO AL PAIS casi a la oscuridad total destapó un problema viejo y grave ve que era el de la imprevisión, y en muchos casos de la inmoralidad, en el manejo del sector durante los últimos años. Sin embargo, poco tiempo después de que rodaran las cabezas de los que a juicio del Gobierno eran los responsables del apagón generalizado en el país, se está viendo que, a pesar de que lo que las investigaciones decían resultó ser en su mayoría cierto, la responsabilidad del clima en todo este asunto es mucho más grande de lo que se creía. No sólo eso sino que el desorden en el sistema meteorológico no es un problema exclusivo de Colombia sino de todo el planeta Tierra.
Siempre se ha dicho que el clima es impredecible, pero ahora parece serlo mas que nunca. En opinión de los expertos, predecir el tiempo es, en la mejor de las circunstancias, un juego de suerte. Aun con los computadores más sofisticados es imposible ver más allá de un par de semanas. "El tiempo atmosférico, que es el causante del clima -señala el funcionario del Himat José Edgar Montealegre- no se puede medir para períodos muy largos". Este pronóstico mide los parámetros de temperatura, presión, grado de humedad", viento y el estado medio del momento y puede ayudar a diagnosticar una posible evolución atmosférica durante las 24 ó 48 horas siguientes.
En materia de clima, el 92 ha sido un año particularmente extraño. En los últimos meses, el Medio Oriente soportó el invierno más frío de los últimos 40 años. Africa ha sufrido la peor sequía en medio siglo. Australia no vio el verano y soportó el invierno más frío en 140 años. París vivió los más fuertes aguaceros de la década. Algunas zonas de los Estados Unidos tuvieron el invierno más caliente en los últimos 97 años, mientras al sur de California, donte nunca llueve, los aguaceros causaron dramáticas inundaciones. La zona central de México recibió el doble de precipitaciones fluviales de su promedio histórico. Centroamérica padece también racionamientos eléctricos por falta de agua, al igual que Nigeria o Zambia. En sólo cinco días, al sur de Brasil cayó más agua de la que siempre cae en todo mayo.
El norte de Argentina y Uruguay están inundados. Por primera vez en la historia, el desierto chileno fue escenario de un diluvio. En Perú, medio país atraviesa una tremenda sequía mientras el otro medio está lleno de agua. Ecuador soporta fuertes racionamientos de energía por falta de lluvias... ¿Qué está pasando? Al parecer los únicos que lo saben son los expertos en meteorología. Desde julio de 1991 se sabía que a partir de diciembre volvería a aparecer el fenómeno del Niño, que cada cierto tiempo -entre tres y siete años- llega para enloquecer el clima en casi todo el mundo. Mientras unas zonas se inundan, otras sufren extremas sequías. En el océano Pacífico, donde se origina, trastorna la vida de muchas especies animales y acaban con la pesca. El fenómeno es producido por una inmensa masa de agua caliente que eleva la temperatura del aire y de la atmósfera terrestre. Pero según los especialistas, bajo tales circustancias, este excéntrico clima es la regla y no a la excepción. "Estas fluctuaciones están dentro del rango de la normalidad -señala el meteorólogo Max Henríquez-, teniendo en cuenta que estamos bajo la influencia del fenómeno del Niño". Lo cierto es que en Colombia, las esperadas lluvias de abril y mayo, que representaban el anhelo de ver subir el nivel de agua en los embalses, estuvieron por debajo de los promedios esperados. En consecuencia, el racionamiento de energía que : sufre el país no sólo se prolongará hasta fines del 92, sino que los bogotanos deberán medir el consumo de agua si quieren evitarse también un racionamiento de el líquido, durante el primer trimestre del próximo año.
Pero esto no es extraño, los titulares de la prensa después de la aparición del fenómeno del Niño en los años 82-83 y 86-87 daban cuenta del prolongado verano, del bajo nivel de los embalses y de un fuerte racionamiento de agua en la capital del país.
Lo que sí es anormal es que en esta oportunidad se han superado los récords históricos de temperaturas máximas. Según informaciones del Instituto Colombiano de Hidrología, Meteorología y Adecuación de Tierras, Himat, en algunas zonas de Colombia la temperatura media durante el fenómeno del Niño aumenta: un grado en sectores de Bolívar y Sucre; entre uno y dos grados en Antioquia Tolima y Valle; dos grados, en el sur del Cauca y norte de Nariño y entre dos y dos y medio grados en el centro y sur de la Costa Pacífica. Pero este año, la oleada de calor que ha desatado la energía del fenómeno hizo que a finales de marzo, cuando los pronósticos señalaban las primeras lluvias, el país soportara las mayores temperaturas de su historia.
En la semana del 16 al 25 de marzo pasado, los termómetros bogotanos registraron 26°C. Ciudades como Villavicencio, Cali, Medellín, Bucaramanga y Buenaventura estuvieron entre 30 y 34°C, mientras otras como Neiva, Cúcuta, Barranquilla, Santa Marta y Montería estuvieron entre los 34 y 36 grados centígrados. En Valledupar y Puerto Carreño alcanzó a subir a 40°C y en Barrancabermeja se registraron 43°C.
En el último año las diferencias entre las altas y bajas temperaturas han sido tan extremas, que la pregunta es: ¿Toda la culpa la tiene el llamado fenómeno del Niño o estos excesos están relacionados con el hueco en la capa de ozono y el calentamiento global de la Tierra que los ambientalistas han estado prediciendo en los últimos años? Los científicos señalan que, por primera vez en la historia de la humanidad, las influencias del clima están siendo creadas ya no exclusivamente por fenómenos naturales, sino por el hombre. Es decir, que muchos de los dramáticos cambios del clima pueden ser más culpa del hombre que del Niño. Pero aunque los climatólogos creen que el calentamiento global puede eventualmente desencadenar extremas variaciones del clima como las que estamos experimentando, consideran que es demasiado pronto para probar una conexión directa. "Los efectos de invernaderos no son cosas que tengan una participación inmediata; sin embargo sí puede decirse que el aumento del dióxido y el monóxido de carbono están influyendo en el calentamiento de la Tierra", señala el meteorólogo Max Henríquez.
Se estima que el aumento del dióxido de carbono acumulado en la atmósfera desde el inicio de la Revolución Industrial ha sido de un 50 por ciento, y que esto ha aumentado el promedio de la temperatura del planeta en medio grado Celsius. En el último siglo -1880 a 1980- el promedio de la temperatura en la superficie de la Tierra ha variado de -0.5°C a 0.2°C.
Las predicciones de los expertos sugieren que, como consecuencia del efecto invernadero, el promedio de temperatura podría subir en los próximos 60 años entre 0.2 y 0.5° grados centígrados. Sin embargo el clima del mundo es tan variable, que los científicos no tienen una señal evidente de cuánto de este calentamiento ha sido inducido por el hombre. Inclusive los cinco años más calientes de la década de los 80, los más calientes del siglo, no constituyen una tendencia suficientemente clara. Lo que sí saben a ciencia cierta es que este aumento en la temperatura promedio de la superficie terrestre puede conducir a grandes extremos en los patrones del clima.
El lugar de Colombia donde más se ha apreciado el impacto del efecto invernadero a largo plazo es Bogotá. Más que en otras ciudades andinas. En esto coinciden quienes conocieron la Bogotá de principios de siglo. Del habitante de abrigo, gabardina, chaleco, ruana y paraguas, accesorios indispensables en el bogotano de esas épocas, se ha pasado al atuendo en mangas de camisa. "El crecimiento ha convertido a la ciudad en una isla de calor.
La reducción en la humedad del aire, la producción de contaminantes y la cementación de vastas zonas -señala el meteorólogo Max Henríquez- han llevado a que las lluvias sean menos frecuentes pero más intensas, La ciudad fría, nublada y de lloviznas casi constantes de hace unas décadas se ha convertido en una ciudad de sol y fuertes aguaceros".
Como los que se presentaron el pasado mes de mayo, cuando en los edificios bogotanos, sin luz por falta de agua, no pudieron poner a funcionar las motobombas para salvarse de la inundación. Aunque la variación de la temperatura promedio en Bogotá, 14°C, es aparentemente insignificante, los registros mínimos y máximos absolutos -que eran de -2°C y 20°C- sí han variado dramáticamente. Y en los últimos años la Sabana de Bogotá ha presentado temperaturas de 6° C bajo cero en la época de heladas hasta 26° C, como sucedió el 23 de marzo de este año, sobrepasando los topes absolutos que se tenían registrados.
Pero las cosas en el clima mundial no mejoran mucho cuando el fenómeno del Niño desaparece. Aunque en este momento ya se está extinguiendo, se estima que sus secuelas perdurarán por uno o dos años más. En Colombia, estas se traducen en un año predominantemente seco. De hecho, ya se ha dicho que en Colombia la segunda temporada invernal del 92 -que se espera para octubre y noviembre- tendrá un escaso régimen de lluvias y ya se ha anunciado que será un 40 por ciento por debajo de lo normal. Esta predicción se deriva de un estudio realizado por los expertos del Himat, José Edgar Montealegre y Daniel Pabón, titulado "Características climáticas relevantes durante la ocurrencia del fenómeno Enos en el noroccidente suramericano". Los dos expertos analizaron el comportamiento del clima desde 1935, en los años siguientes a la aparición del fenómeno del Niño, y detectaron que después de este evento, las lluvias disminuyen considerablemente.
El principal factor de lluvias en Colombia es la Zona de Confluencia Intertropical (ZCI) -explica Pabón-. El arribo de estas nubes cargadas de agua, que vienen desde el sur del continente es lo que genera los inviernos, al pasar dos veces al año por el territorio nacional. Pero este año su primera llegada al país se vio retrasada por los efectos del Niño -la ZCI quedó frenada en la atmósfera recalentada de Ecuador y Perú- y esto condujo a que su presencia en el país fuera muy breve. Por eso el esperado invierno nunca llegó. Luego de algunos torrenciales aguaceros en todo el país -a finales de abril y comienzos de mayo- las nubes se alejaron y el sol volvió a brillar en el territorio nacional. A partir de septiembre las nubes de la ZCI volverán a pasar por encima del territorio nacional, en su desplazamiento sur-norte, pero es probable que por esa época, a causa del calentamiento atmosférico, no se reactiven lo suficiente. En cualquier caso es mejor estar preparados para lo peor. Por eso, como anunció la semana pasada el ministro de Minas y Energía, Juan Camilo Restrepo, es posible que el volumen de lluvias en el país este año no sean suficientes para llenar los embalses, cuyos bajos niveles de agua son causa del racionamiento eléctrico que está sufriendo el territorio nacional.
Aunque el fenómeno del Niño ha existido siempre (su presencia ya había sido detectada por Francisco Pizarro en 1525), y se sabe que hace su aparición entre cada tres y siete años, sólo hasta hace 15 años los expertos empezaron a estudiarlo científicamente. Si bien en materia de clima este es un período muy corto para sacar conclusiones, revisando lo que ocurrió en Colombia durante sus anteriores apariciones -en los años 1982-83 y de 1986-87-, se pueden obtener comportamientos atmosféricos que sirven para conocer la tendencia. "La intensidad del fenómeno del Niño que acaba de pasar ha sido similar, por sus consecuencias, al del 82- 83", explica Max Henríquez.
Esto permite en gran medida predecir lo que pasará con el clima en el 93. En ese entonces, el año post-niño -osea 1984- presentó las siguientes características: en el primer trimestre, un intenso verano por culpa del cual los colombianos estuvieron sometidos también a un racionamiento de energía. Y en Bogotá se racionó drásticamente el consumo de agua e incluso se trajo a un experto de los Estados Unidos para que bombardeara las nubes e hiciera llover. Aunque el costo del intento fue más cuantioso que las lluvias que cayeron, la sequía se prolongó hasta mayo de ese año, cuando empezó a llover.
Esto quiere decir que nos esperan muchos meses de sequía y calor.
Los meteorólogos ya han previsto un posible racionamiento de agua en la capital para comienzos del año entrante. Por ello, el alcalde Jaime Castro ha hecho desde ahora un llamado a los bogotanos para que hagan un uso racional del agua con el fin de evitar problemas de racionamiento en el futuro.

Pero también -siguiendo la tendencia- los meteorólogos señalan que para el segundo semestre del 93 los colombianos podrían vivir un fuerte invierno. José Francisco Boshell, presidente de la Sociedad Colombiana de Meteorología, advertía recientemente que "de acuerdo con los registros históricos, a partir del segundo trimestre del año que sigue a una ocurrencia del evento ENOS (El Niño-Oscilación del Sur), las lluvias en la región Andina del país se incrementan, superándose en muchos lugares los valores promedio. De repetirse la situación en 1993, hasta entonces se superarían de manera definitiva los actuales problemas hidroeléctricos, agrícolas, etc.; pero se podrían generar aquellos que son propios de exceso de lluvias, y sobre los cuales conviene desde ya tomar precauciones debidas".
Al parecer, el clima no se ha vuelto loco, como muchos piensan, sino que siempre ha sido así. Sin embargo, la imprevisión puede hacer que sus consecuencias sean nefastas. Si el prolongado verano causado por el fenómeno del Niño, que fue anunciado por los meteorólogos con varios meses de anticipación, cogió por sorpresa al país, se espera que no pase lo mismo con el invierno anunciado para el próximo año. Si algo han aprendido los colombianos luego de este prolongado racionamiento, además de disciplina, de prescindir de la televisión para hacer tertulias y de comer frío y a la luz de la vela, es que los londinenses tienen razón al tomar el clima como un asunto serio.

LA CALIDA BOGOTA
COMO LAS GRANDES CIUDADES DEL MUNDO, Bogotá se ha ido calentando paulatinamente. La capital es el lugar del país donde más se aprecia el impacto del efecto invernadero. La ciudad fría, nublada y de lloviznas casi constantes de hace unas décadas, se ha convertido en una urbe de sol radiante y altas temperaturas. El abrigo y la ruana han dado paso a las camisetas, los escotes y las minifaldas.
Y la culpa no es sólo del prolongado verano ocasionado por el fenómeno del Niño. El aumento de la población, la construcción de altos edificios en concreto, el asfalto de las calles, la contaminación del aire producida por la emisión de gases, tanto de los automóviles como de la industria, han convertido la ciudad en una isla de calor, donde las lluvias son menos frecuentes pero también más intensas.
Aunque la variación de la temperatura promedio en Bogotá, 14°C, no es muy significativa, los registros mínimos y máximos absolutos -que eran de -2°C y 20°C- sí han variado dramáticamente. En los últimos años en la Sabana se han sobrepasado los topes absolutos registrados, presentándose desde 6°C bajo cero hasta 26°C.
Esto ha hecho que hoy proliferen los bares y restaurantes con "terrazas", como en cualquier ciudad de clima cálido y que muchas oficinas cuenten con ventiladores o aparatos de aire acondicionado, además de las recursivas plantas de energía que ha traído el racionamiento. Pero también los drásticos cambios de temperatura han llevado a los bogotanos a tener que cambiar los atuendos de verano del día por los de invierno en la noche.

CALENTAMIENTO DE LA TIERRA
POR PRIMERA VEZ EN LA HISTORIA DE LA HUmanidad, el hombre está afectando el clima. La destrucción de la capa de ozono, el uso frecuente de combustibles fósiles (petróleo y carbón), la contaminación del mar con productos tóxicos, la tala indiscriminada de bosques y selvas, la acidificación de las aguas, san las causas esenciales del calentamiento global. Y este es un hecho irreversible si los gobiernos mundiales no actúan con rapidez en el control del alto índice de contaminación.
La contaminación atmosférica hace que se presente el efecto de invernadero, fenómeno en el cual las radiaciones solares de onda larga que llegan a la Tierra, calientan el planeta y éste, a su vez, también desprende ondas de calor, las cuales deben ir libremente al espacio.
Pero debido al alto grado de contaminación de la atmósfera, estas ondas caloríficas no pueden salir y se devuelven, generando así el calentamiento, que puede conducir a grandes variaciones en los patrones del clima.
Es por eso que se ha creado el término "Desarrollo sostenible", que plantea el eficiente manejo de los recursos, con el fin de satisfacer las hecesidades de hoy sin afectar la calidad de la vida futura. En la cumbre ambiental de Rio de Janeiro se planteó el problema del cambio climático y el compromiso eminente de las naciones es limitar la emisión de dióxido de carbono y evitar la deforestación paulatina de la Tierra porque de continuar el calentamiento en forma acelerada, será imposible que los ecosistemas naturales y las sociedades humanas se puedan adaptar.