Especiales Semana

De su misma especie

Todos los colombianos pueden donar algo para el bienestar de su comunidad o del país. Basta con ver qué le hace falta al otro para entender que la solución posiblemente esté al alcance de la mano.

16 de noviembre de 2002

Sin dudas la donación más significativa y visible de los últimos años en Colombia es la que hizo el maestro Fernando Botero de parte de sus obras y de su colección personal al país. Gracias a este enorme gesto de desprendimiento y generosidad cientos de miles de personas podrán ver obras antes reservadas para el Primer Mundo.

Como este acto ejemplar, todos los días personas, empresas y entidades nacionales e internacionales entregan algo de lo que tienen o producen para ayudar. Pero no necesariamente las donaciones deben ser en dinero, comida o bienes materiales. La Fundación Path, de Estados Unidos, que se ha especializado en donar tecnología para el cuidado de la salud de la mujer y de niños pequeños en el mundo, ya sea para producir vacunas o tratamientos contra el cáncer de útero, decidió donarle al país una patente para fortificar el arroz sin que pierda los nutrientes en el proceso de lavado o cocinado.

Para introducir esta tecnología se estableció una alianza con la Unión de Arroceros, que a cambio de obtener el proceso y poderlo comercializar con un valor agregado debe encontrar la forma de que la población más necesitada del país lo pueda adquirir a un precio accesible. Luego de lanzarlo en el mercado, con la ayuda de varias entidades se está buscando la manera de garantizar que llegue a los niños, ya sea a través del Icbf o de programas públicos de nutrición.

Hay un tipo de conocimiento, más común, que también es susceptible de ser donado. "Muchas personas tienen tesis, investigaciones, patentes o trabajos intelectuales que podrían ser utilizados o usufructuados por fundaciones o entidades sin ánimo de lucro que benefician a personas de escasos recursos", dice Ana María Torres, de Dividendo por Colombia.

Otra forma fácil y diferente de hacer donaciones en especie puede ser dando uno o varios libros a la biblioteca pública de la comunidad o la ciudad en la que se vive. Un ejemplo es BiblioAmigos, una red de personas que está buscando recursos y textos para dotar de libros la red de bibliotecas públicas de Bogotá.

Lo importante es entender que no es necesario tener mucho para convertirse en benefactor. A veces sólo basta con ceder aquel libro que ya nunca se leerá.