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De vuelta al ruedo

Después de capear la crisis financiera, los bancos han vuelto a prestar plata en forma y sus negocios recuperan su rentabilidad.

29 de febrero de 2004

Los bancos dejaron de ser un paciente en cuidados intensivos para convertirse en un sector con ganas de crecer. Aunque doloroso, el tratamiento al que debieron someterse después de la crisis de 1999 surtió efecto. Los bancos públicos, cuyo rescate por parte del gobierno le costó al país más de seis billones de pesos, han saneado buena parte de sus balances. Las entidades privadas también salieron fortalecidas y comenzaron a pensar, ya no en cómo sobrevivir, sino en cómo aumentar el volumen de sus negocios.

Mientras en 1999 la banca perdió 2,3 billones de pesos, el año pasado registró utilidades por 1,6 billones de pesos (el sector financiero sumó 1,8 billones en total). Las ganancias obtenidas en 2003 se duplicaron respecto a las de 2002 y, en general, todas las entidades arrojaron mejores resultados.

Los bancos privados nacionales, a los que mejor les fue, produjeron el 73 por ciento de las utilidades de la banca. Bancolombia, la institución financiera más grande del país, encabeza la lista de ganancias con un incremento en sus resultados de más del ciento por ciento el año pasado. Los especializados en crédito hipotecario triplicaron sus rendimientos en los dos últimos años, con Conavi y Davivienda a la cabeza.

Los bancos extranjeros, que tenían saldos rojos en 2002, vieron otra vez cifras positivas en sus balances y pasaron a dar ganancias por 128.000 millones de pesos. Los españoles Bbva Ganadero y Santander, y el Standard Chartered, fueron los que más crecieron.

La banca pública también mostró utilidades por 237.000 millones de pesos y pasó a ser rentable, abriendo el camino para la privatización de algunas entidades en el futuro. El mejor desempeño lo tuvo el Banco Agrario, con una rentabilidad sobre el patrimonio del 34 por ciento, la más alta de todo el país.

¿Cómo explicar la significativa mejoría de la banca después de la crisis?

En primer lugar, los deudores del sistema financiero han empezado a ponerse al día poco a poco con el pago de sus préstamos. El porcentaje de cartera vencida de las entidades bancarias pasó de 14 por ciento en 1999 a 7 por ciento en 2003. Esto implica que los bancos tienen que hacer menores provisiones, que son el 'colchón' de reservas de plata que deben tener ante eventuales deudas malas. Entre 1999 y 2003, el total de provisiones pasó de 2,5 billones de pesos a 1,5 billones.

En los últimos años, además, los bancos han recuperado créditos que daban por perdidos y de esta forma han podido reversar provisiones hechas en el pasado y usar ese dinero para prestar plata. Sólo en 2003, estas reversiones contribuyeron a aumentar sus utilidades en 862.000 millones de pesos.



Otro de los dolores de cabeza de los banqueros durante la crisis fueron los bienes que los deudores quebrados les entregaron como parte de pago. Empezaron a acumular inmuebles, que no sólo no les producían un solo peso, sino que representaban un gasto. La cartera vencida y los bienes recibidos en pago representaban 11 por ciento de los activos del sistema financiero en diciembre de 1999. En el mismo mes de 2003, este porcentaje cayó a 5 por ciento, lo que en últimas significa que las entidades lograron deshacerse de la mitad de esos recursos improductivos.

A medida que las empresas y las familias empezaron a solucionar sus problemas de pago con los bancos, volvieron a considerar la posibilidad de pedir préstamos. La recuperación económica y la confianza en un ambiente más favorable para adquirir créditos -especialmente por las tasas de interés que se han mantenido bajas y estables en los últimos años- ayudaron a que la gente perdiera el miedo a endeudarse.

El apetito por nuevos créditos impulsó a los bancos a volver a prestar dinero, algo que habían dejado de hacer después de la crisis. Por eso el saldo de la cartera del sistema creció 9 por ciento en 2003.

Los créditos que más crecieron fueron los comerciales y de consumo; aumentaron 12 y 22 por ciento respectivamente. Los préstamos a pequeñas y medianas empresas crecieron 47 por ciento en 2003, en parte, por el acuerdo firmado entre la banca y el gobierno nacional para impulsar este mercado.

La cartera de vivienda, en cambio, sigue siendo el principal lunar del sector, como lo ha sido desde la crisis. El año pasado volvió a caer y se redujo en 12 por ciento. A pesar de esto, los resultados de la banca especializada en crédito hipotecario son satisfactorios pues triplicaron sus utilidades en los últimos dos años. Conavi y Davivienda tuvieron las mayores ganancias en 2003, mientras que Colpatria y AV Villas fueron las que más crecieron en utilidades, con aumentos de más del 300 por ciento cada una.

A pesar de que los colombianos ya no temen tanto endeudarse, ni los bancos a prestar, estos últimos siguen demasiado atrincherados en inversiones más seguras como los títulos de deuda que emite el gobierno (TES), en lugar de darle más créditos al sector privado. En diciembre de 2003 estas inversiones representaban 31 por ciento de los activos de los bancos, más del doble que hace cinco años.

Aunque el negocio de invertir en TES no es malo (por la valorización de estos títulos ganaron 1,5 billones de pesos en 2003), es más rentable otorgar préstamos comerciales o de consumo. Para eso, los bancos están mejorando sus sistemas de evaluación de riesgo y han empezado a buscar a los clientes para ofrecerles nuevos créditos o comprar la cartera que tienen en otras entidades.

La cirugía

El mejor desempeño de la cartera ha estado acompañado de un cambio profundo en la operación de los bancos.

Hoy les sale más barato captar recursos del público. Con las tasas de interés por el piso, muchos colombianos dejaron de ver los CDT como una opción para meter su dinero. Mientras en 1999 éstos representaban 41 por ciento de los depósitos bancarios, hoy tienen una participación de 29 por ciento. Por el contrario, el dinero en cuentas corrientes y de ahorros ha aumentado. Como este tipo de depósitos o no pagan ningún rendimiento, o apenas cubren la inflación, a los bancos les cuesta menos remunerar a los ahorradores.

Lo anterior les ha implicado a los bancos un ahorro en gastos financieros. El ahorro estimado de esta recomposición es del orden de los 136.000 millones de pesos durante 2003.

Además a las entidades bancarias les tocó adelgazar sus organizaciones y controlar sus costos de operación. En los últimos años los bancos han ganado en eficiencia a través de inversiones en tecnología y reducciones en el número de empleados que trabajan en cada sucursal.

Según Asobancaria, en 2000 las entidades financieras gastaban 6,7 pesos para administrar 100 pesos en activos. A finales de 2003 habían logrado reducir este gasto a 5,8 pesos. Queda, sin embargo, un largo trecho por recorrer para alcanzar los niveles de los bancos chilenos, los más eficientes de Latinoamérica. En ese país, por cada 100 pesos de activos las entidades financieras gastan menos de tres pesos en su administración.

A la par con el recorte de gastos operativos, los bancos aumentaron el cobro de servicios financieros. El año pasado recibieron por este concepto 2,4 billones de pesos, 60 por ciento más que en 1999. Las comisiones, cuotas de manejo y ventas de servicios a las empresas constituyen la tercera fuente de ingresos del sector bancario, después de los intereses que recibe por cartera comercial y las operaciones con divisas.

En suma, la situación financiera de los bancos ha mejorado mucho. Los indicadores de desempeño como calidad de la cartera, eficiencia administrativa, índice de solvencia y rentabilidad del patrimonio muestran que los establecimientos de crédito están en una posición mucho más sólida que antes.

Esto resulta positivo si se tiene en cuenta que la salud del sector financiero no es más que el reflejo de lo que sucede en la economía. Si a ésta le va bien, el crédito se reactiva, el número de deudores morosos disminuye, se producen mayores ingresos y, como consecuencia, utilidades. Los últimos datos del PIB muestran que los servicios financieros aportaron cerca del 0,7 por ciento al crecimiento, volviendo a los niveles que registraban en los años anteriores a la crisis.

Pese a los avances, aún falta mucho camino por recorrer. El ritmo actual de los créditos sigue siendo insuficiente para darle un empujón significativo al crecimiento económico. El año 2004 presenta buenas perspectivas para que la banca colombiana desempeñe un papel más central en la recuperación de la economía, que podrá seguir su curso en la medida en que los bancos irriguen los préstamos.