Especiales Semana

Detrás del telón

El Concurso Nacional de Belleza es una empresa que funciona a todo vapor durante los 365 días del año.

13 de diciembre de 1993

APENAS HAN PASADO UNAS horas después de la elección de la nueva Señorita Colombia y ya se está planeando la edición siguiente. En una casona ubicada en la Calle de los Escribanos, en Cartagena la Vieja, funciona la columna vertebral del certamen. Allí, al igual que en un cónclave del Vaticano, se reúne periódicamente la plana mayor de la junta directiva que maneja los hilos del concurso. Todas sus decisiones son clasificadas y archivadas con el rótulo de top secret. Y el secretos que con mayor recelo guardan es el de los libros contables. En los 40 años de historia del reinado nadie ha podido saber en qué se invierten los dineros que cada año se recogen en las fiestas novembrinas.
Lo que todo el mundo sí sabe es que el concurso de belleza es un monstruo de mil cabezas que genera empleo, llena hoteles, agota la boletería de los clubes y del Centro de Convenciones y convoca a importantes empresas industriales del país que destinan millones de pesos en publicidad y patrocinios. Y todo ese andamiaje tiene como fachada a las candidatas de los departamentos. Ellas son el anzuelo que engancha a una organización que años tras año navega en la misma embarcación que nunca ha zozobrado.
¿Cómo marcha sobre ruedas un negocio donde cada quien tira por su lado y trata de sacar la mayor tajada del ponqué? Como entre bomberos no se pisan las mangueras, hay un pacto de caballeros de mutuo respeto y de no agresión. Cada quien aporta su granito de arena para sacar adelante esta difícil empresa y, de paso, el mayor provecho comercial. A lo largo de los años se ha demostrado que esta combinación de fuerzas funciona a las mil maravillas.
Y la clave del éxito está en la organización que se monta con muchosmeses de antelación. Nada se deja al azar y los problemas que se presentan en el camino tienen una rápida y ejecutiva solución. En un abrir y cerrar de ojos todo regresa a la normalidad, y los 15 días de concurso transcurren en completa calma. El primer paso que se da para que la maquinaria funcione a todo vapor es la elaboración del programa oficial. En él se le asigna un día a cada uno de los patrocinadores. Y estos, a su vez, contratan a un ejército de profesionales que tiene la misión de armar un espectáculo novedoso que dure un tiempo máximo de tres horas. Se escogen los lugares, se evalúan los riesgos y se diseñan los planes de seguridad para evitar cualquier contratiempo.
Así corno a los patrocinadores se les da un trato de primera, la empresa de televisión que tiene a su cargo la transmisión de la velada de coronación y los principales desfiles recibe las mayores preferencias. Con base en sus requerimientos se fija el programa oficial.
El trabajo de este equipo comienza prácticamente un año antes.
La primera tarea que realizan es seleccionar los sitios donde se van a filmar los pregrabados. Se alquila mínimo con un mes de anticipación el auditorio del Centro de Convenciones, a un costo diario de un millón de pesos, y de inmediato comienza el montaje de la eseenografía de modo que, cuando las candidatas llegan a Cartagena, todo está dispuesto para iniciar la grabación del 80 por ciento del programa que ven los colombianos. Este trabajo esta en manos de un equipo técnico que sobrepasa las 80 personas.
Hospedaje, alimentación y atención de las candidatas corren por cuenta del Hotel Cartagena Hilton. Cuatrocientos cincuenta empleados están prestos a atender cualquier sugerencia y a solucionar el mínimo impasse. Cuando las representantes arriban a La Heroica, se programa con ellas una reunión a puerta cerrada para darles a conocer un reglamento interno mientras dura el concurso. A cada una se le entrega una valera para el consumo de alimentos que pueden escoger de un menú diario de dos platos o, si están a dieta, ordenar su propia alimentación. Y si no gustan de las dos opciones, puede recurrir a la carta. Los minibares se dotan con frutas y agua mineral. El licor y los cigarrillos son retirados de las habitaciones. Las lIamadas telefónicas, como el consumo de alimentos y bebidas de las acompañantes, es por cuenta de cada una de las candidatas.
El manejo del grupo está a cargo de dos chaperonas expertas. Ellas tienen la batuta en la mano para que el concurso funcione como un reloj. En el piso donde se hospedan las concursantes se hace un operativo de seguridad que incluye miembros del Ejército, la Policía, centinelas del hotel. La responsabilidad del piso se delega en un grupo de jóvenes relacionistas públicas con la misión de no permitir el paso de ninguna persona que no haya sido autorizada para ingresar a las habítaciones o a las salas de maquillaje.
La organización del concurso contrata los servicios de dos buses pullman para transportar a las candidatas a los sitios donde deben cumplir sus compromisos. La Marina también aporta su granito de arena. Se escoge a un selecto grupo de oficiales para el papel dc edecanes. Y como son autoridad uniformada, en cualquier momento pueden intervenir. Su trabajo es más exigente cuando las candidatas desfilan en carrozas y balleneras, donde toda la gente se les acerca y quiere tocarlas.
Así despega cada año cl Concurso Nacional de Belleza. Son 15 días en los que no se encuentra una sola habitación disponible. Los restaurantes permanecen atiborrados y las discotecas y bares tienen abiertas sus puertas las 24 horas. Y detrás de las comitias y los turistas, llega un ejército de periodistas que mantiene informados a los colombianos del más mínimo detalle. Este año 450 comunicadores se hicieron presentes en Cartagena. Las emisoras de radio dedicaron más de 12 horas diarias de transmisión en vivo y en directo. Los noticieros de televisión realizaron contratos de exclusividad con ex reinas, actores y actrices con el fin de acaparar la mayor audiencia. Los periódicos se dieron la tarca de buscar expertos en belleza a quienes se les abrió espacios como columnistas permanentes. La prensa internacional desplazó a sus reporteros para informarle al mundo que en un país donde la violeneia es el pan de cada día, sólo un reinado de belleza es capaz de convertirse en noticia de primera plana de todos los medios de comunicacíon.
La edición 41 del Concurso Nacional de Belleza llegó a su fin. Desde ya se están anunciando grandes cambios para la versión 1994. Uno de ellos es que las candidatas que lleguen a La Heroica en representación de sus departamentos tienen que haber nacido en uno de los municipios, pueblos o corregimientos. No se admitirán nacidas en departamento distinto al que representen. También se habla de que el programa oficial sería más corto. Quince días de concurso es demasiado y algunos miembros de la junta directiva consideran que ocho son más que suficiente. Las propuestas están sobre la mesa y sólo falta esperar que salga humo blanco del próximo cónclave para saber cuáles serán los cambios. Entre las predicciones que se han hecho es que el largo reinado de doña Teresa "Tera" Pizarro de Angulo está a punto de llegar a su fin y que el próximo año dejará su cargo para darle paso a sangre nueva que proyecte el concurso al siglo XXI. Pero, como dice el dicho, "amanecerá y veremos".