Especiales Semana

DIA DEL PADRE

13 de julio de 1987

Se busca un padre nuevo
La paternidad está ligada a un hecho biológico básico el de la permanencia de la especie ubicado en todos los peldaños de la escala natural. Pero así mismo existen vínculos en el campo de lo simbólico. Vínculos supremamente importantes para profesionales como los psicoanalistas quienes encuentran en el concepto de padre y madre, el "objeto relacional primario", es decir, las primeras figuras de la identificación que en términos psicoanalíticos ortodoxos son los que determinan buena parte del desarrollo de los sujetos.

La paternidad trasciende lo biológico para ir más allá en términos de lo cultural, marco en el cual la figura del padre dentro de un tipo de familia en una determinada sociedad, su papel, sus funciones frente a los hijos y la pareja, se constituye en el factor primordial de la institución familiar, de la normalidad de las relaciones entre sus distintos miembros para conformar un engranaje.

El padre es factor decisivo (obviamente en conjunto con la madre) en el proceso de socialización de los hijos donde actúa como mediador importante y en el cual a través de su acción el niño va asumiendo valores, roles sociales, creencias, mitos, imágenes y símbolos.

La manifestación de la paternidad debe enmarcarse dentro de lo que es la evolución histórica y la naturaleza de los grupos humanos.

Históricamente se puede hablar de ciertas características que atraviesan la figura del padre en cualquier época, aunque se vivan de manera diversa. Se establecen por ejemplo lazos afectivos importantes entre padres e hijos.

Un elemento que está presente en la figura del padre es la relación de afecto que establece con los hijos, manifestación de lo afectivo que es un hecho histórico se transforma culturalmente, causando en ciertas oportunidades conflictos generacionales cuando un padre ha tenido la experiencia de lo que fue su padre y espera que se replique dicha vivencia en la relación con sus hijos. Hecho que a veces no es posible porque el contexto en que están los hijos, los nuevos valores, las nuevas formas de creer, incluso los sistemas simbólicos, varían y se transforman sustancialmente. En las sociedades machistas, por ejemplo, el padre adquiere un papel predominante mientras en formas de producción matriarcales su función es relegada a labores que permanecen por debajo de su cónyuge en términos de trabajo y poder de decisión.

Cierto tipo de relaciones para la transmisión de la tradición cultural varían con relación a otras. En una sociedad de corte rural, el padre en su relación con la tierra hace participe a su hijo de la cosecha, de los mitos de la labranza, de las formas de relación en el campo, con un manejo determinado del tiempo y el espacio.

Ese mismo padre trasladado a un cinturón de miseria de una ciudad, presenta otras categorías. El tiene que desplazarse dos horas para llegar a la fábrica y ciertos comportamientos que tenía como expresión de la cultura del campo, varían. Repercutiendo en su relación con el hijo.

La tradición oral se modifica con abismos en el diálogo familiar. La función y el papel del padre varían por limitaciones económicas, por determinaciones culturales, por cambios en el espacio, por otras formas de concepción de la relación de pareja, etc.

Un padre para imitar
Las primeras relaciones del niño con el mundo se dan a través de los modelos de identificación, fundamentales en el desarrollo de los infantes. Uno de sus comportamientos frente a esos modelos es de imitación y uno de los grandes modelos son los padres.

Lo anterior se aprecia claramente en el juego. Es fundamental verlos jugar para entender cómo la figura del padre influye sus comportamientos, cuando narran historias o fábulas, o pintan, en lo lúdico.

Existe un test muy conocido en los jardines infantiles que consiste en hacerles pintar la familia y en algunos casos dibujan un padre inmenso y una madre pequeñita o viceversa o unos niños tan grandes como la madre y es fácil ver que allí se evidencia una proyección simbólica de lo que es la vivencia del padre.

En cuanto a las características afectivas del hombre contemporáneo referentes a la relación padre-hijo, se distinguen según algunas versiones, dos líneas en constante lucha:

·Una visión y una práctica tradicional.

·Una visión nueva contemporánea.

Un padre "nuevo"
El padre tradicional conlleva una figura asociada al poder, a la fuerza a la autoridad, al manejo del dinero, al imitir las normas al que dice que es lo correcto, al que castiga lo incorrecto. Finalmente al que marca el rumbo que elige desde su sitio de jefe familiar.

El padre nuevo inicia su función desde el planteamiento de una nueva relación de pareja, el papel importante de la mujer en una situación de diálogo. Y por supuesto replanteándose la relación con los hijos en términos de su autonomía, acercándose a un vínculo dialógico, acercándose al derecho, a la autonomía de quienes pueden ir en un camino diferente a lo que para ello se ha pensado o a la vida misma del padre. Posición difícil pero realizable en un proceso de transformación.

Propiciando planteamientos nuevos como escuchar la voz del otro desde su diferencia. El derecho a ser singulares. El derecho a la diferencia frente a la uniformización.

Es un padre que entiende los cambios históricos, sociales y culturales que su hijo está experimentando. Que le permite al hijo crecer en su propia autonomía, en su derecho a sentirse libre; que entiende la existencia o no existencia de puntos de similitud con él, es un padre capaz de captar sus potencialidades y de ayudarle a no determinarlas, a desarrollarlas. Un padre abierto a su propio cambio y a que su vida esté relacionada con la existencia del hijo en la medida en que él le interpela constantemente. Aquel que plantea sus puntos de vista, sus diferencias e inconformidades. No es aquel que deja hacer y estimula a la anarquía, no es el represivo.

Padre es aquel que hace consciente al otro de una situación y permitirle que la analice y vea sus puntos de vista. Sin omitir de raíz el elemento autoridad.

Finalmente, podría afirmarse que el padre se mueve en la contradicción entre la figura autoridad y la amorosa, entre la figura cercana a sus hijos y la que se esparce, entre la figura que quiere dialogar y la que impone el rumbo, lo importante es saber vivir esa contradicción y evidenciarla reflexionando acerca de una situación que permitiría el bienestar del principal núcleo de la sociedad: la familia.-