Especiales Semana

Duro y parejo

El pasado fue un año de grandes inversiones, feroz competencia, ventas regulares y bajos márgenes para las grandes cadenas de almacenes.

28 de abril de 2003

En el ultimo año los grandes comerciantes del país no tuvieron mayores reparos a la hora de bajar sus precios, vivir una larga temporada de ofertas -que en algunos casos se extendió durante todo 2002- e invertir grandes cantidades de dinero para la apertura de nuevos almacenes. Por eso fue un período bastante duro para todos.

Aunque el 'gigante' del negocio sigue siendo Almacenes Exito, con ingresos por 3,18 billones de pesos, sus ventas crecieron por debajo de la inflación el año pasado (en términos reales cayeron 4,5 por ciento). La devaluación del bolívar y la crisis económica de Venezuela -su principal mercado de exportación, en donde tiene una fuerte presencia a través de la empresa Cativén- hicieron que los ingresos por concepto de exportaciones disminuyeran 30 por ciento, al pasar de 1.334 millones de pesos en 2001 a 935 millones el año pasado. Si a lo anterior se le agrega lo que invirtió en la apertura de un almacén en Bucaramanga, en la conversión de los puntos Optimo al formato Exito en las ciudades de Ibagué, Neiva y Villavicencio, y la remodelación de 20 de los 62 almacenes Ley que tiene en todo el país, el resultado no podía ser otro que una caída en su utilidad neta de 44 por ciento. A pesar de los malos resultados la segunda empresa más grande de Colombia espera seguir creciendo y planea construir este año tres hipermercados en Pereira, Barranquilla y Bogotá y abrir una nueva tienda en Caracas.

El segundo lugar del sector lo ocupa Carulla-Vivero, cuya facturación creció 6 por ciento por encima de la inflación. Tras una temporada de adquisiciones y de apertura de nuevos locales en los años 2000 y 2001 (que le permitió pasar de 73 almacenes a 134), el año pasado Carulla concentró todos sus esfuerzos en integrar las operaciones de las tiendas adquiridas mediante una amplia gestión en la parte tecnológica para el manejo unificado de la información. Esta integración de operaciones, junto con una agresiva actividad promocional, una fuerte reducción de gastos y un programa para el ahorro en el uso de la energía, le permitieron un crecimiento de 37 por ciento en su utilidad operacional.

Al finalizar el año 2002 la utilidad neta de la empresa prácticamente alcanzó los 26.000 millones de pesos, de los cuales 9.260 millones correspondieron a la ganancia que le dejó la venta de ocho inmuebles. Excluyendo este efecto, el crecimiento de la utilidad neta con respecto a 2001 fue de 26 por ciento. "Este año vamos a abrir nuevos almacenes, entre los que se destaca la llegada del formato Vivero a Bogotá con dos puntos de venta -uno en la zona de Alamos y el otro en la carrera séptima con calle 127-, un supermercado Carulla en Manizales y otro en Bogotá", dice el presidente de la compañía, Samuel Azout.

En el tercer puesto está la cadena barranquillera Olímpica. En medio de la competencia que protagonizan los dos grandes jugadores del comercio en Colombia la empresa costeña participa con un poco más de 15 por ciento del mercado. Aunque sus ventas en 2002 crecieron levemente por encima de la inflación, la utilidad operativa aumentó 32 por ciento y la ganancia final 36 por ciento. Olímpica ha sido la única de las cadenas de almacenes que no entró en la guerra de precios por conseguir clientes, una estrategia que le ha servido para manejar un crecimiento moderado pero sin lastimar su rentabilidad. De hecho, es una de las pocas compañías del país que ha conseguido mejorar la rentabilidad de su negocio año tras año, desde 1999. Ahora Olímpica enfila todas sus baterías hacia una expansión gradual y selectiva de sus operaciones con el fin de ganar mayor participación dentro del mercado. El primer paso en este sentido lo dio a finales del año pasado cuando compró por 25.000 millones de pesos los 12 almacenes Febor que funcionaban en Bogotá para convertirlos en nuevos puntos de venta Olímpica y anunció la construcción de un nuevo superalmacén SAO. Este plan de expansión será financiado con recursos que saldrán directamente del flujo de caja de la compañía y con créditos de largo plazo, con especial énfasis en la emisión de bonos ordinarios. "Esperamos repetir la exitosa experiencia del año pasado cuando colocamos bonos de deuda por 40.000 millones de pesos a un plazo de siete y 10 años", dice el vicepresidente financiero de la organización, José Manuel Carbonell.

Por su parte la francesa Carrefour, con la apertura de dos nuevos almacenes en Antioquia y uno en el suroriente de Bogotá -con lo que completó ocho supermercados- , incrementó sus ventas en 57 por ciento y, de paso, alcanzó utilidades por 1.300 millones de pesos, pese a que sus inversiones en 2002 superaron los 200.000 millones de pesos. Para 2003 programa la apertura de tres tiendas más, una en Bogotá, otra en Antioquia y una tercera en un punto por definir, pero podría estar en el Eje Cafetero, una zona donde todas las cadenas de supermercados quieren estar y en la que todo está por hacer.

Makro, en cambio, reenfocó definitivamente su negocio y se concentró exclusivamente en el segmento mayorista. Ahora la cadena colombo-holandesa, propiedad en 42 por ciento del Grupo Empresarial Antioqueño, compite directamente con las plazas de mercado y las tiendas mayoristas. Su objetivo es abastecer bares, cafeterías, colegios y microempresas que no compran directamente al productor pero que necesitan precios que puedan competir con los de los supermercados. Los resultados de esta estrategia saltan a la vista. El año pasado sus ventas reales crecieron 11 por ciento y sus utilidades operacionales prácticamente se duplicaron. A partir de este año y hasta 2007, Makro se ha fijado la meta de abrir 13 nuevas tiendas en Colombia.

Más allá de las cifras, 2002 fue un año, bastante interesante para el sector. Las cadenas siguieron invirtiendo grandes cantidades de dinero para fortalecer su presencia en las principales ciudades y para entrar a mercados intermedios como el Eje Cafetero, donde el índice de penetración de las tiendas de autoservicio es todavía bastante bajo y, por ende, el potencial de crecimiento es inmenso. Por categorías de producto, las que más aumentaron sus ventas respecto a 2001 fueron las líneas de aseo y belleza, delikatessen y panadería, y muebles y electrodomésticos.

También el crédito se tomó a los supermercados. Hoy existen 2,2 billones de pesos en cheques posfechados en manos de estas organizaciones. "Los almacenes de cadena encontraron en los cheques posfechados una figura formidable para estimular las ventas; una alternativa que terminó por revolucionar el crédito al consumo en Colombia", dice Rafael España, director de investigaciones económicas de Fenalco, gremio que agrupa a los comerciantes del país. Ahora es común encontrar alianzas entre los hipermercados del país con entidades financieras. En algunos casos éstas se limitan a ubicar sucursales de los bancos o cajeros automáticos en los almacenes. Pero en otros se fijan líneas directas de crédito para compras hechas exclusivamente en el almacén, como el caso de Exito-Sufinanciamiento, Carrefour-Colpatria, Alkosto-Sufinanciamiento y Colpatria-Homecenter, para que los clientes puedan sacar tarjetas de crédito con cupos desde 300.000 hasta cinco millones de pesos y plazos de 12, 24 y 36 meses sin codeudor.

En lo que respecta a la relación entre proveedores y cadenas de supermercados, el año 2002 dejó un trago amargo en el sector y sentó un precedente muy particular. El caso pasó de los simples enfrentamientos en el marco de las negociaciones al terreno de los organismos de control. Después de la lucha de poderes que protagonizaron Almacenes Exito con Colgate y Nestlé y Carrefour con Noel y Zenú, la Superintendencia de Industria y Comercio abrió una investigación sobre la relación comercial que existe entre industriales y detallistas por las condiciones que fijan estos últimos para vender los productos de sus proveedores. La investigación todavía está en curso.

Después de ver las inversiones que han hecho las grandes cadenas en años recientes, y las que tienen planeadas para el futuro inmediato, queda claro que el comercio seguirá siendo uno de los sectores más competidos y dinámicos de la economía colombiana en los años que vienen.