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“El Alca: tan clave como la independencia”

Luis Carlos Villegas, presidente de la Andi, asegura que la decisión política más importante de Colombia desde 1819 será cómo entra al mercado común americano.

22 de abril de 2002

SEMANA: ¿Qué deben hacer las empresas colombianas para competir en el mercado hemisférico que se creará con el Area de Libre Comercio de las Américas (Alca)?

Luis Carlos Villegas: Tener claridad gerencial sobre la manera como hoy se deben atender los mercados. Si se atienden bien los mercados locales usted puede salir, si atiende bien los de Venezuela seguramente lo hará bien en Chile o en Estados Unidos. Por eso, más que tener una gran preocupación por la negociación del Alca debemos preocuparnos sobre qué hay que hacer internamente en los sectores productivos del país para hacerlos competitivos. El Alca se puede convertir en la gran excusa para hacer las grandes transformaciones en lo político y en lo económico que necesita este país. México lo entendió así y es un mejor país hoy que hace 10 años.

SEMANA: ¿Cuáles son los cuellos de botella para que el sector productivo colombiano sea competitivo?

L.C.V.: Tenemos graves problemas de adaptación de la normatividad laboral, deficiencias de infraestructura y exceso de trámites. También hay problemas de transparencia y costo del sistema tributario. Pero, sobre todo, tenemos graves dificultades con la forma como se construyen las decisiones públicas, que históricamente en Colombia responden al interés del que más puje y no al bienestar colectivo que pueden producir en el largo plazo. Y eso tiene que cambiar. El Alca es un contexto en el cual la conciliación de intereses tiene que ser en lo colectivo y no en lo particular.

SEMANA: ¿Siguen siendo pequeñas las empresas colombianas?

L.C.V.: En la región somos mucho más grandes que la gran mayoría. Nuestra capacidad instalada productiva es bastante más grande que la de Centroamérica, el Caribe y el Grupo Andino, incluyendo Venezuela, salvo en lo petroquímico. También es más grande que la de Mercosur con excepción de Brasil. No es que aquí vamos a inventar el sector privado para adaptarnos al Alca. Tenemos un sector productivo diversificado y un mercado que es, en población, el tercero de América Latina. Comparadas con las de Brasil, México o Japón puede que nuestras compañías sean pequeñas, pero en el vecindario no lo son tanto.

SEMANA: ¿Y cómo ve a las empresas colombianas en materia de globalización?

L.C.V.: No es tan cierta la apreciación de que hemos salido tímidamente al exterior. En Venezuela, Ecuador, Chile y en países de Centroamérica hay un centenar de empresas colombianas que allá son vistas como unas multinacionales muy grandes. Hoy dominan, por ejemplo, en el campo de las confecciones de ropa íntima, en la industria gráfica, en el transporte, en flores o en cárnicos.

SEMANA: ¿Cómo financiar el crecimiento?

L.C.V.: Se requieren tres cosas: modernizar, hacer más transparente, profundizar y ampliar el mercado local de capitales. De ahí se desprende una gran cantidad de cosas por hacer que son imprescindibles. Desde la paz hasta la estabilidad macroeconómica. Segundo, la inversión extranjera necesita seguridad jurídica y física, disminución del conflicto y estabilidad en las reglas de juego. Además se requiere definir sectores estratégicos en el escenario del Alca para que ese inversionista extranjero no sólo aporte capital sino tecnología.

Lo tercero que se requiere, y es una herejía lo que voy a decir, es el cambio en la estructura de capital de las empresas familiares cerradas, que deben volverse compañías abiertas en el mercado de valores. Con la estructura actual, con un acceso limitado a recursos y pocas posibilidades de emitir títulos masivamente, no podrán crecer.

SEMANA: ¿Cuál es la estrategia de negociación con miras al Alca?

L.C.V.: Hemos acordado con el gobierno una comisión negociadora de tiempo completo, en la que están representados los principales gremios. Hay además un consejo asesor de varios empresarios importantes que será reunido a voluntad del Presidente de la República para determinadas coyunturas de la negociación. Luego están las instancias sectoriales. En nuestro caso hemos presentado 12 estudios sobre igual número de sectores manufactureros. En cada uno de ellos le hemos dicho al gobierno qué cosas creemos que deben cambiarse, cuáles son los actuales factores de competitividad y en cuánto tiempo creemos que se debe desgravar el respectivo sector.

La negociación es como armar una telaraña. Uno identifica qué materias primas hay que desgravar que el país no produzca. Después identifica quién las produce para ofrecerle a ese país apertura en esa materia prima. Y le solicita a cambio apertura en productos finales que uno hace y él no.

SEMANA: ¿Cómo se empalma esta negociación con los acuerdos de competitividad?

L.C.V.: En los últimos cuatro años se han firmado acuerdos de competitividad en casi todos los sectores. En algunos casos nuestros documentos dicen que el acuerdo de competitividad está bien o que hay que modificarle algo. En otros, no hay acuerdo firmado y nuestro documento propone armarlo con determinadas características. Y hechas esas modificaciones proponemos que el sector se desgrave en más o menos tiempo, según el caso.

SEMANA: ¿Y cómo ve el papel del gobierno en este proceso?

L.C.V.: La gran labor del gobierno es la articulación de los sectores manufactureros, de servicios, agroindustria y agricultura. Hay buen acceso a la información pero la operatividad es un trabajo complicado con muchas variables que son ajenas a los propios empresarios. Hemos visto, sin embargo, una dirección política trazada desde el más alto nivel de que vamos a entrar al Alca. Hay un ingrediente que nos ha parecido novedoso y es que la academia va a estar siguiendo todo este ejercicio conjunto de empresarios y gobierno para que la articulación nos quede bien hecha.

Si continuamos con seriedad, con dedicación, con continuidad en los funcionarios y en las políticas del Ministerio de Comercio y la Cancillería, Colombia puede salir no sólo bien librada sino con ventajas en el Alca.

SEMANA: ¿Cuáles son los plazos?

L.C.V.: La metodología de negociación de acceso a mercados del Alca ya está casi lista para poder arrancar ya a negociar sector por sector. Esta tarda hasta 2005 y estamos esperando tener mercados en proceso de desgravación en 2006. Es necesario aclarar que Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia van a tener un privilegio mayor al de otros países, que es el Atpa. Aprobado éste en Estados Unidos, vamos a tener acceso preferencial a ese país, con todo nuestro universo de productos, cuatro o cinco años antes que cualquiera de nuestros competidores. Y sabemos cuánto vale estar en una vitrina cinco años antes que los otros.

SEMANA: ¿Cuál es la actitud de los empresarios?

L.C.V.: Es de temor, creo yo que como consecuencia de la apertura súbita que hubo. Pero ya derramada la leche, ya hecha la apertura, todo el mundo tuvo que adaptarse. Y eso ha hecho que nosotros tengamos hoy una actitud muchísimo más proactiva hacia la integración de la que teníamos hace 10 ó 15 años. Por fuerza de la amenaza de la apertura súbita adquirimos mayores grados de competitividad. Las empresas en Colombia hoy no se están cerrando por la falta de competitividad sino por otras razones de crisis interna,

SEMANA: ¿Tiene Colombia opción de quedarse por fuera del Alca?

L.C.V.: Puede decidir no participar y simplemente quedarse, probablemente en compañía de la Venezuela del presidente Chávez, si sigue en el poder, a la espera de los acontecimientos. Como una especie de Paraguay del doctor Francia por allá en el siglo XIX, que cerró el país a esperar a ver qué pasaba en Brasil y Argentina. Eso hace que a Paraguay hoy le deban 50 años de historia.

La otra posibilidad es mirar el mapa y ver que Colombia es una ficha imprescindible de la integración hemisférica. Usted no puede imaginarse un Alca funcionando plenamente sin los puertos colombianos, la energía colombiana proveniente del petróleo, el carbón y el agua; sin la biodiversidad colombiana, los dos océanos, la diversificación que tiene su aparato productivo o sin su democracia. Mire usted el mapa americano, quite a Colombia y queda un hueco. Nuestra posición geopolítica hace que seamos un ficha imprescindible en la negociación hemisférica. Por eso nos coquetean tanto los brasileños, y por eso también nos consienten tanto los gringos.

SEMANA: ¿Además de las consecuencias puramente económicas qué otras implicaciones tiene para Colombia ingresar al Alca?

L.C.V.: El Alca, la gran opción de crecimiento colombiano, tiene que ir acompañada de otras actitudes institucionales, la reforma del Estado, el respeto de los derechos humanos, la terminación del conflicto por la vía de la negociación política después de que la insurgencia sepa que no puede llegar al poder por las armas. Pero aquí están apareciendo amenazas, como el fraude electoral o las acusaciones de los candidatos para deslegitimar al otro. Es decir, el Alca no sólo es asunto económico, es una gran negociación sobre participación plena y definitiva de Colombia en la civilización occidental. Esa es la decisión que contiene la negociación de Alca, por eso hay que tomarla con seriedad y no simplemente como una negociacioncita de plazos de posiciones arancelarias. Es la más importante negociación política que Colombia ha tenido desde su independencia.