Especiales Semana

El año de la bandera arco iris

Desde escenas triviales hasta decisiones de fondo este año favoreció a las minorías gay del mundo.

Andrés Grillo
21 de diciembre de 2003

El mundo gay tiene mucho que celebrar este año. Un sector se emocionará sólo por detalles triviales como el protagonismo mediático que les dio el beso de Madonna con Britney Spears y Christina Aguilera en la presentación de los Premios MTV; el show lésbico-musical de Julia y Lena, las cantantes del grupo ruso Tatu; o la moda televisiva de los programas que tienen como estrellas a homosexuales, como Queer Eye for the Straigth Guy del canal Sony, que lanzó al estrellato a cinco gays que 'combaten el mal gusto' de los hombres heterosexuales.

Unos pocos miembros de esta comunidad celebrarán hechos de mayor trascendencia como la elección de Gene Robinson, el primer obispo del mundo que reconoce en forma abierta su homosexualidad. El nombramiento de este líder anglicano dejó planteada la necesidad de revisar la exégesis que se le ha hecho hasta ahora a la Biblia para justificar la discriminación a las personas con esta orientación sexual (ver recuadro). Importantes también fueron los cambios legislativos que hubo en Canadá, en el estado de

Massachussets (Estados Unidos) y en Argentina, que permitieron el reconocimiento formal de las uniones de hecho entre homosexuales Las nuevas normas evidencian que hay una clara tendencia mundial a reconocer los derechos de esta minoría, pese a los férreos intentos de la Iglesia Católica y los políticos conservadores por evitarlo (ver recuadro).

En Colombia ambos sectores se unieron y lograron hundir en agosto un proyecto similar en el Congreso. No obstante el debate que suscitó el mismo demostró que muchas cosas han cambiado en el país en relación con este tema. Lo primero es que el Partido Liberal lo incorporó a su agenda programática, de ahí la vehemente defensa ideológica que hicieron del proyecto los ex presidentes Alfonso López Michelsen y César Gaviria. Lo segundo es que el triunfo de este proyecto suscita más entusiasmo entre liberales de principios como el senador Carlos Gaviria o algunos columnistas de los medios de comunicación, quienes lo consideran un avance de la democracia y el estado de derecho, que entre los mismos posibles beneficiarios. Al respecto Florence Thomas insistió, y esta es la gran conclusión, que la comunidad gay en Colombia necesita menos rumba y más movilización.