Especiales Semana

El carnaval de Barranquilla

Es Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad. Una gran fiesta que se convierte en el lugar de encuentro y expresión de la vida cotidiana del hombre del Caribe colombiano.

24 de junio de 2006

El Carnaval de Barranquilla es la fusión de una triple herencia (europea, africana y americana) en la que las festividades traídas por los españoles, originadas en arcaicos ritos precristianos del Viejo Mundo, se combinaron con ceremonias aborígenes y ritos seculares africanos. Esta fusión de ritos y creencias remonta sus orígenes al siglo XVI y tuvo su expresión en las localidades de Santa Marta, Mompox y, sobre todo, de Cartagena; provincias coloniales en las que el gobierno español y la Iglesia tenían su asiento y donde se celebraba con esplendor, como era tradición, el carnaval que ellos trajeron de Europa.

En esos centros colonizados, los sometidos (indígenas y africanos) aprovechaban la licencia obtenida para realizar, en las mismas fechas, sus celebraciones con manifestaciones de agradecimiento a las bondades de la naturaleza y a sus deidades, danzando y cantando, haciendo parodia de los usos y costumbres del amo español.

Finalmente, todos ellos (sometedores y sometidos) terminaron uniendo sus mitos en torno a una fiesta común, que cada sector gozaba y vivía a su modo y en su espacio particular: el carnaval. Los esclavizados negros provenían en su mayoría de las costas occidentales africanas y, al igual que los aborígenes, sus concepciones espirituales eran no sólo diferentes, sino opuestas a las de los colonizadores españoles. Sus prácticas religiosas orientaban la energía mediante el poder de la palabra y la conexión con los ancestros e integraban a su vida cotidiana una conciencia mágica, ritual, festiva, que sólo habría tenido cabida dentro del imaginario católico bajo la forma de un pacto con el demonio.

Para 'salvarlos', el clero español impuso a los africanos y a los indígenas sus propias fiestas religiosas, haciendo coincidir esas celebraciones con el festejo del día de la Purificación de Nuestra Señora de la Candelaria, el 2 de febrero. Ellos, para liberarse, tuvieron que reinterpretar sus creencias, reinventar sus dioses y sus ritos conciliando las prácticas católicas y costumbres ancestrales de la etnia dominante, especialmente, en la celebración del carnaval.

A partir de 1886, y hasta nuestros días, el Carnaval de Barranquilla se instituye como espacio de encuentro de las manifestaciones culturales del Caribe colombiano, donde se dan cita las creaciones coreográficas y musicales de los pueblos precolombinos americanos, las comparsas y los disfraces de origen español y africano que datan del siglo XVI y donde se evidencia la presencia de las culturas árabe (sirios y libaneses), asiática (chinos), hebrea y europea (alemanes, francesas, ingleses, italianos) fruto de posteriores migraciones recibidas a finales del siglo XIX.

El carnaval actual se compone de la temporada precarnaval y el carnaval propiamente dicho, que dura cuatro días y termina con el entierro de 'Joselito', el martes previo al Miércoles de Ceniza, inicio de la temporada de cuaresma católica.

Durante la temporada de precarnaval, los grupos de danzas, música, comedias y letanías, así como los disfraces colectivos e individuales, exhiben una rigurosa disciplina en las prácticas, casi diarias, de su coreografía y puesta en escena de sus piezas teatrales.

Desde finales del siglo XIX y hasta nuestros días, la temporada oficial de carnaval comienza el día de San Sebastián (20 de enero), cuando el Alcalde entrega a la reina las llaves de la ciudad y ella, mediante el bando que se lee en el Paseo Bolívar (corazón de Barranquilla en el centro histórico), decreta abiertas las festividades. Finaliza la temporada de precarnaval el sábado de carnaval propiamente dicho, cuando se da inicio a la gran fiesta multitudinaria con la Batalla de Flores, el desfile del Rey Momo y el Carnaval de la 44, escenarios callejeros donde desfilan carrozas, disfraces, comparsas, comedias y participa cerca de un millón de personas, entre actores y espectadores.

En estos tres grandes desfiles, los grupos folclóricos y populares exhiben su indumentaria tradicional y bailan con sus arreglos musicales -particulares de cada danza--. Los disfraces, que tienen gran aceptación del público, son parodias burlescas y sarcásticas de la actualidad local, nacional e internacional.

Posteriormente, durante las tres noches y los tres días siguientes, el pueblo de Barranquilla, así como los miles de visitantes que acuden a disfrutar y participar en las fiestas, se toman las calles en concentraciones multitudinarias como la Gran Parada de Tradición y Folclor, Festival de Danzas de Relación y Letanías, Desfile del Rey Momo, Parada del Suroccidente, Reconquista del Carnaval, La Guacherna y el Carnaval de los Niños.

El último día, el Martes de Carnaval, se celebra el entierro de 'Joselito', que universalmente es una práctica de muchos pueblos referida a las fiestas de "adiós a la carne", aunque en algunos de ellos la tradición tenía otro carácter. La descripción más antigua del Carnaval de Barranquilla y de sus manifestaciones coreográficas y musicales señala que el carnaval no es trasplantación mecánica de disfraces, danza, música y bailes, sino que ha sido un espacio para reivindicar la libertad, la convivencia como alternativa de construcción de tejido social y la creación simbólica a través del festejo como forma de evocar, pero también de caricaturizar el dolor.

Este texto fue elaborado con base en el dossier que se envió a la Unesco para que el Carnaval fuera declarado patrimonio de la humanidad.