Especiales Semana

EL CASO SECRETO DE LA ARMADA

Negocios irregulares en la Armada. La Corte Suprema de <BR>Justicia pide explicaciones al Comandante Héctor Calderon Salazar.

8 de noviembre de 1982

Cuentan que cuando un oficial de Marina detecta una mancha en alguno de los uniformes impecablemente blancos de los cadetes obliga al responsable a hacer cien flexiones.
Es quizá una manera de mantener viva la imagen de institución inmaculada que proyecta la Armada, y que ha llevado a que se la mire como la más prestigiosa de las tres armas, recubierta con un cierto halo aristocrático.
Sin embargo, en un rincón oscuro, la Armada Nacional guarda la historia del Gloria, su buque insignia, que casi se lleva a pique ese prestigio al verse envuelto en un escándalo de narcotráfico, hace algunos años, en la bahía de Nueva York.
Hoy, otra mancha amenaza con caerle encima: la Corte Suprema de Justicia acaba de abrir un proceso penal contra la más alta figura de la Armada, el vicealmirante Héctor Calderón Salazar, y la justicia penal militar abrirá proceso contra varios oficiales de alto rango, todos con más de 20 años de servicios, por presunta participación en operaciones indelicadas o ilegales.
Los barcos dañados
En los últimos cuatro años, Colombia hizo una inversión de 36 mil millones de pesos en armamento destinado a la defensa nacional. Con Venezuela presionando por un lado y Nicaragua por el otro, el país no podía dejar sus fronteras libradas a la buena suerte.
Del monto global de la inversión militar entre 1978 y 1982 la suma más alta, 350 millones de dólares, o sea más del 60% del total, fue destinado a la Armada para que llevara a cabo el "Plan Neptuno", que consistió en la adquisición de cuatro corbetas de guerra y de dos buques oceanográficos, y la reparación de dos submarinos que ya existían. Si se tiene en cuenta que durante la guerra de las Malvinas la Armada argentina quedó fuera de combate cuando los ingleses le hundieron cinco barcos, puede comprenderse la importancia de las cuatro corbetas para una flotilla como la colombiana. Los dos buques oceanográficos. a su vez, eran considerados indispensables para fines científicos.
Los seis barcos fueron comprados a una empresa multinacional alemana, el astillero Howaldtswerke Deutsche Werft (H. D. W.) representado en el país por la firma Ferrostaal de Colombia, Ltda. Sin embargo, según investigaciones de SEMANA, dicho astillero, de reconocida trayectoria como constructor de submarinos, no tenía prácticamente ninguna experiencia en la construcción de buques de superficie. Las consecuencias de esto no han dejado de sentirse. De las corbetas no ha sido entregada ninguna, aunque hace cuatro meses se venció el plazo para la primera, y los buques oceanográficos, que sí fueron entregados a tiempo, traían defectos de construcción tan serios que los hacían inutilizables.
Según acta firmada por el capitán de corbeta Edgar Spiker a nombre de la Armada al momento de la entrega, entre los 34 defectos que se registraban en los barcos estaba la deformación estructural de los pisos ("cubiertas con ondulaciones mayores a las normales"), que por sí sola los inhabilitaba para la navegación.
Uno de los buques, el A. R. C. Malpelo, debió ser devuelto a Alemania para su total reparación. Los gastos de este viaje corrieron por cuenta de la Armada, incluyendo viáticos, sueldos de los marinos y costos de mantenimiento, más la estadía de la tripulación en Alemania, donde permanece hasta hoy. Ferrostaal sólo aceptó pagar el combustible. A esta suma hay que añadir el lucro cesante que significa tener estos barcos inutilizados durante siete meses como mínimo que es el tiempo indispensable entre el viaje a Alemania, las reparaciones y el regreso.
De acuerdo con el contrato celebrado, una firma mundialmente conocida por su seriedad, la Germanische Lloyd, debía actuar como interventora. ¿Qué pasó con el concepto que debió dar sobre el estado de los barcos? ¿Fue positivo, a pesar de los defectos? ¿Fue negativo, pero no fue atendido? ¿Nunca existió?.
El contrato estipulaba, además, que el pago se haría al contratista mediante la presentación de la confirmación del recibo de los barcos y sus complementos. Al mismo tiempo se estableció una cláusula penal mediante la cual el contratista debía pagar dos mil marcos por cada día de retraso en la entrega. No queda claro, entonces, por qué los barcos fueron recibidos, estando de por medio una detallada lista de defectos graves. Esa entrega prematura sólo favorecía a la firma alemana.
La adjudicación
Gracias a la facultad de obviar los trámites de licitación cuando se trata de bienes destinados a la defensa nacional, la Armada no hizo en este caso licitación pública a pesar del altísimo monto del contrato. Se procedió entonces a la contratación directa. Así, muchas empresas que hubieran querido presentar ofertas, no tuvieron la opción de hacerlo porque nunca se enteraron. Hubo, sí, ofertas de algunos de los astilleros más conocidos del mundo, entre ellos el British Ship Builders; el Bazán, de España; Astilleros Tacoma, de Corea; Tacoma Boat Builder, de Estados Unidos (caracterizado por la óptima calidad de sus barcos y las condiciones altamente favorables de financiación) y el Blohm und Voss, de Hamburgo, famoso por haber fabricado el "Bismarck".
A pesar de esto, el favorecido fue el H.D.W., representado por Ferrostaal de Colombia, Ltda. Esto generó reclamos por parte de algunos de los astilleros aspirantes, que pusieron en duda los sistemas de calificación, clasificación y puntaje utilizados por la Armada dada la poca experiencia del H.D.W. en construcción de buques de superficie.
Como si fuera poco, las corbetas eran dotadas de un tipo inadecuado de propulsión --cuatro motores diesel-- que las hace excesivamente ruidosas, hasta el extremo de que cualquier submarino enemigo se percata de su presencia mucho antes de que el sonar, que de por sí no es de óptima calidad, logre descubrirse.
El hombre designado por la Armada para manejar la parte técnica de la adjudicación y en cuyos hombros recayó fundamentalmente la responsabilidad de emitir un concepto y tomar una decisión, fue el capitán de navío Hernán Ramírez Yusti, quien podía actuar con pleno conocimiento de causa por ser uno de los mejores ingenieros navales, especializado en la prestigiosa universidad de M.I.T. y experto en propulsión de barcos.
El ganador
La firma beneficiada con la adjudicación, Ferrostaal de Colombia Ltda., fue constituida en 1955, como subsidiaria de Ferrostaal A.G., multinacional alemana filial de la Gutehoffnungshutte Aktienverein, pulpo con ramificaciones en muchos sectores de la economía.
La Ferrostaal representa en Colombia una serie de importantes empresas alemanas, entre ellas el ya mencionado astillero H.D.W. La época dorada de sus negocios con la Armada colombiana comenzó en 1972, con la venta de dos submarinos. En esa ocasión hubo denuncias por supuestas irregularidades en el contrato, que volvieron a sonar en 1979, cuando el entonces jefe de Estado Mayor vicealmirante Eduardo Wills Olaya, solicitó descalificar al astillero H.D.W., en la licitación de las corbetas, dados los antecedentes que existían.
Entre 1979 y 1981, se han adjudicado a Ferrostaal la gran mayoría de los contratos importantes de la Armada (ver recuadro). La empresa mantiene estrechos vínculos con altos oficiales de la Armada, les ha hecho préstamos a firmas cuyos socios son oficiales de alta graduación, e inclusive contó en algún momento con uno de ellos, el capitán de corbeta, en retiro Julio Vargas Correa, entre sus altos empleados.

Entre casa
Este capitán de corbeta, Julio Vargas Correa, se encuentra en el centro de un nudo que enlaza varias puntas. Tras retirarse del servicio activo, pasó a formar parte del cuerpo de empleados de la Ferrostaal. Desde este puesto intervino activamente en el trámite de la compra de los buques oceanográficos y de las corbetas, y firmó el contrato con la Armada en representación de la compañía alemana. Posteriormente, en diciembre de 1981, se hizo socio de una firma que es hoy objeto de escándalo: Oxígeno Optimo 2, Ltda.
Esta es una sociedad con ánimo de lucro dedicada a producción y distribución de oxígeno, elemento que tiene gran demanda en la industria y en la propia Armada, donde se utiliza en grandes cantidades para trabajos de soldadura en los astilleros. Cuenta con una planta instalada en las vecindades de Conastil en la vía que de Cartagena conduce a Mamonal. Está dotada con una maquinaria alemana que le permite extraer el oxígeno ya no de la cal según los procesos tradicionales, sino directamente del aire. Tiene contratos con la Armada y con Conastil --empresa conformada por el IFI, Proexpo y la propia Armada-- por medio de los cuales les vende su producto al doble del precio regular del mercado. Esto salta a la vista al comparar sus cotizaciones con las de otras distribuidoras como Aga-Fano. Oxígeno Optimo 2 es un negocio perfecto por cualquier lado que se lo mire, salvo uno: los socios que lo han conformado son altos oficiales de la Armada. Entre ellos figuran:
-El contraalmirante Guillermo Uribe Peláez, segundo de a bordo de la Armada Nacional, a quien la semana pasada le fue aceptada la renuncia;
-El capitán de navío Humberto Cubillos Ortiz;
-El capitán de navío Carlos Barraza Ojeda, gerente de Oxigeno 2;
-El capitán de navio Luis Carlos Jaramillo retirado de la firma en 1980;
-El capitán de fragata Antonio Laborde Restrepo y
-El capitán de corbeta retirado Julio Roberto Vargas Correa, alto empleado de Ferrostaal desde 1973, para cuya empresa ha tramitado y gestionado los diferentes negocios ante el comando de la Armada, incluyendo la venta de las corbetas, y demás contratos del plan Neptuno.
Todos ellos, salvo Vargas Correa, están en actividad y a todos se les abrió proceso ante la justicia penal militar.
La irregularidad más obvia en esta historia consiste en que según la ley, para los mandos efectivos de las Fuerzas Armadas, hay incompatibilidad entre los negocios privados y aquellos que tengan que ver con el desempeño de sus funciones.
L estrecha relación entre mandos de la Armada-Oxigeno 2-Ferrostaal, se fue haciendo cada vez más evidente. Los socios de Oxigeno 2, Uribe Peláez, Carlos Barraza y Gonzalo Soler Mantilla, participaron activamente en la contratación de las corbetas y los barcos, y los tres viajaron a Alemania a nombre de la Armada, para determinar las especificaciones técnicas de los barcos. Tres meses después de firmado el contrato, Oxígeno 2 recibió de Ferrostaal un préstamo en mercancías por 1'218.556 marcos alemanes. Ferrostaal no sólo hizo este préstamo, sino que además produjo, el 30 de junio de 1981, una carta en términos poco corrientes, mediante la cual le concedía a Oxígeno Optimo 2 "un crédito abierto sin límites". Dos de los socios de Oxígeno Optimo, Humberto Cubillos Ortiz y Alfonso Salas, ensancharon sus actividades comerciales instalando una bomba de gasolina en terrenos de propiedad de la Base Naval y aledaños a ella. Diez días después de su ingreso como socio a Oxígeno Optimo, otro capitán, Carlos Sierra, ordenó que los vehículos y lanchas oficiales de la base, se abastecieran en esa estación de servicio, que es además la mejor situada de Cartagena, en un lugar de paso obligado entre la bahía, Bocagrande y la ciudad vieja llamado "El Limbo".
Historia de una denuncia
Los negocios de Oxígeno Optimo seguirían siendo simple objeto de murmullos si alguien que conociera sus intimidades no las hubiera convertido en demanda. Y si un periodista de "El Espectador", Fabio Castillo, no le hubiera seguido la pista a la demanda para publicarla. El demandante fue el capitán de navío, hoy en retiro, Pedro Gutiérrez Helo, quien documentó el caso y lo presentó, en febrero de 1982, ante la primera autoridad de la Armada Nacional, el comandante Héctor Calderón Salazar, contra quien horas antes del cierre de esta edición, la Corte Suprema de Justicia abría un proceso penal.
Gutiérrez Helo tenía más de una razón para saber de qué hablaba. Como ayudante y hombre de confianza del anterior comandante de la Armada, Guildberto Barona Silva, tenía acceso a mucha información.
Gutiérrez Helo, nacido hace 46 años en Boyacá, había hecho una distinguida carrera en la Armada, la cual fue frustrada cuando fue dado de baja el 16 de julio pasado, cinco meses después de haber presentado la denuncia contra el contralmirante Uribe Peláez y los demás oficiales de Oxígeno 2.
Después de ser entregada al comandante Calderón, la demanda duró varios meses circulando de mano en mano. De ahí pasó al entonces ministro de Defensa, general Camacho Leyva, y después al comandante general de las fuerzas armadas, en ese momento el General Forero Delgadillo, quien delegó la investigación al general Gustavo Matamoros. De la oficina del general Matamoros, el expediente regresó al comandante de la Armada, con una nota adjunta al ministerio de Defensa, ordenando tomar las medidas disciplinarias pertinentes. Durante ese tiempo no se supo que se hubiera acusado de delito alguno a los implicados.
El 3 de junio de 1982 el mismo comando de la Armada declaró cerrada la investigación y procedió a amonestar a los oficiales implicados. Fuera de estas reconvenciones prácticamente de rutina, ninguna sanción ha sido conocida y por el contrario, poco tiempo después, el Almirante Uribe Peláez era honrado con la máxima condecoración de la Armada, la orden Almirante Padilla. En esos mismos días, el capitán de corbeta Luis Carlos Jaramillo, otro de los amonestados, fue ascendido a contralmirante. Casi por ese tiempo, Gutierrez Helo era dado de baja, y en su calidad de civil, eleva la denuncia ante la Corte Suprema de Justicia.
Los movimientos internos de la armada conocidos el fin de semana pasado, parecen demostrar que el período de inercia ha terminado. Este estaba afectando no sólo la moral interna de la institución, sino su tradicional prestigio ante la opinión pública en general. La ventilación de estos hechos era necesaria y sin duda alguna beneficiará la imagen de esta importante institución.--
Negocios de FERROSTAAL de Colombia Ltda.
1. Construcción de 4 corbetas con sus equipos y municiones a US$ 800 MM cu.
US$ 320 MM
2. Construcción de 2 buques oceanográficos a US$ 10 MM cu.
US$ 20 MM
3. Reparación de dos submarinos en Alemania
US$ 20 MM
4. Venta de 2 juegos de baterías para los submarinos
US$ 10 MM

5. La venta de 20 torpedos (en proceso) SST-4AEG Telefunken a US$ 1 MM cu.
US$ 20 MM

6. Fondo rotativo en dólares para repuestos del equipo europeo alemán, abierto y permanente.
US$ 1 MM

7. Venta a Nave nal. (Compañía nacional de navegación) de un buque de carga, que resultó con problemas, lo que constituyó un factor determinante en la quiebra de la empresa.
US$ 5 MM

Círculo vicioso Asilleros H.D.W.
Ferrostaal de Colombia Ltda.
Alto Empleado Julio Vargas Correa.
Capitán de corbeta retirado.

Empresa Oxígeno Optimo 2 Ltda.
Contralmirante Guillermo Uribe Peláez.
Contralmirante Luis Carlos Jaramillo.
Capitán de Fragata Carlos Barraza.
Capitán de Fragata Antonio Laborde.
Capitán de Fragata Gonzalo Soler.
Capitán de Navio Humberto Cubillos.
Capitán de Corbeta Alfonso Salas.
Capitán de Navio Germán Alfonso Moreno.
Capitan de Corbeta retirado y alto empleado de Ferrostal Julio Vargas Correa Capitán de Corbeta Carlos Sierra.
Capitán de Corbeta Carlos Olmus.
Capitán de Corbeta Luis Guillermo Salas.

Conastil
Contralmirante Guillermo Uribe Peláez (presidente de la junta directiva).
Capitán de Navio Humberto Cubillos (Miembro de la junta directiva).

Bomba de gasolina en el limbo.
Capitán de Navio Humberto Cubillos.
Capitán de Corbeta Alfonso Salas.

Armada Nacional
Contralmirante Guillermo Uribe Peláez.
Contralmirante Luis Carlos Jaramillo.
Capitán de Fragata Carlos Barraza.
Capitán de Fragata Antonio Laborde.
Capitán de Fragata Gonzalo Soler.
Capitán de Navio Humberto Cubillos.
Capitán de Corbeta Alfonso Salas.
Capitán de Navio Germán Alfonso.
Capitan de Corbeta Carlos Sierra.
Capitán de Corbeta Carlos Olmus.
Capitán de Corbeta Luis Guillermo Zabala.

Plan Neptuno (Adquisición de las corbetas y los buques oceanográficos).
Contraalmirante Guillermo Uribe Peláez
Contraalmirante Luis Carlos Jaramillo
Capitán de Fragata Antonio Laborde.
Capitán de Fragata Gonzalo Soler. --