Especiales Semana

El dinero de los emigrantes

Después de México y Brasil, Colombia es el tercer país latinoamericano que más recibe remesas.

Silvia Parra
28 de octubre de 2006

Antes de terminar su carrera de ingeniería ambiental, Zulma Ariza emigró a Chile. Allí trabaja como mesera, a la espera de homologar sus notas para seguir estudiando. Mientras tanto, cada mes consigna 700.000 pesos a sus padres para ayudar con los gastos de sus cuatro hermanas.

"Decidí viajar a Chile para ahorrar, ayudarme en mis estudios y enviarle algo de plata a mi familia. Eso me hace más feliz que estar en Colombia sin la oportunidad de aportar económicamente en mi casa", expresa Zulma.

Su motivación es compartida por la mayoría de colombianos que emigran a Estados Unidos y España, los principales países de donde provienen las remesas que entran a Colombia.

Por un giro destinado a Colombia, las casas de cambio cobran entre el 2 y el 5 por ciento del valor enviado. Para las entidades pagadoras de giros internacionales existe una normatividad general impuesta por la Superintendencia Bancaria que establece el sistema de prevención de lavado de activos, que exige conocer de dónde procede el dinero, quién lo envía, quién lo recibe e incluso el uso que se le dará.

La tasa de cambio de las remesas es pactada desde el momento del envío, según la tasa representativa que esté en el mercado. Cuando un colombiano va a recoger su giro, tiene dos opciones: puede hacer el cambio a través de una tasa fija establecida por el remitente o, como ocurre en la mayoría de casos, el día que se recoja el dinero se aplica la tasa pago-giro del día.

"La mayoría de operadores establece tasas fijas, que son por lo general 40 pesos por debajo de la tasa representativa del mercado o tasa promedio de compraventa del dólar", explica José Manuel Montaño, gerente de mercadeo masivo y banca de inversión de la empresa Acciones y Valores, representante de Western Union en Colombia.

Actualmente, complementa Montaño, las remesas representan el 3 por ciento del PIB , el 2,7 por ciento de lo que se exporta en café, el 1,4 por ciento de lo que se exporta en carbón. Se estima que este año ingresarán entre de 3.500 y 4.000 millones de dólares.

Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo publicado en octubre resalta el incremento del 61 al 73 por ciento de inmigrantes latinoamericanos que enviaron con regularidad dinero a su país de origen en los últimos dos años, y el aumento de la cantidad promedio de cada remesa de 240 dólares a 300 dólares. Pero, por lo general, estos recursos se distribuyen en gastos varios de las familias que los reciben y no en ahorros o inversión.

Gabriel Sintes, presidente de Macrofinanciera, la entidad encargada de Cambios Country, comenta: "Entre el 10 y el 15 por ciento de las personas que reciben dinero del exterior manifiestan destinarlo para la compra de instrumentos de trabajo, como máquinas de coser, de carro o vivienda, o como fondo de ahorro de quienes esperan regresar al país; el resto lo emplean en educación y gastos personales o consumos familiares".

Sergio Gómez Pérez, especialista en mercado de capitales, aclara que es importante generar incentivos para que estos ingresos se conviertan en inversión y terminen reflejados en la economía nacional como bienes de capital o servicios. De lo contrario, la entrada de divisas termina sin tener valor agregado.