Especiales Semana

EL DIVORCIO

Los colombianos adquirieron el derecho de divorciarse legalmente y volverse a casar en el país.

23 de junio de 1997

La del divorcio ha sido una de las batallas legislativas más prolongadas en la historia del país. A pesar de haber sido consagrado en el Código Civil desde 1887, en la práctica sólo comenzó a existir en Colombia a partir de diciembre de 1992.Antes de esa fecha _cuando se promulgó la Ley 25_ los colombianos no eran iguales ante la ley: había divorciables y no divorciables. Y aquellos que podían acceder al divorcio eran una pequeña minoría, pues esta posibilidad existía exclusivamente para aquellas personas que se hubieran casado por lo civil. Sin embargo la gran mayoría de los colombianos estaban casados por el rito católico y, en consecuencia, si sus matrimonios fracasaban no podían solicitar el divorcio. Cuando los legisladores empezaron a debatir el tema en Colombia lo plantearon más como una solución apremiante que como una alternativa hacia el futuro. Para ese entonces millones de personas cuyas uniones habían fracasado _y tenían la separación de cuerpos judicialmente decretada o se habían separado de hecho_ vivían en una especie de 'limbo jurídico', pues como sus matrimonios católicos seguían vigentes no podían resolver jurídicamente su estado civil. Pese a esta situación muchas de estas personas habían terminado por organizarse en nuevas uniones _ya fuera contrayendo matrimonios civiles en el exterior o conformando uniones maritales de hecho_ sin que éstas tuvieran alguna validez en el país. En el momento que la ley fue aprobada se estimaba que seis millones de colombianos esperaban el divorcio para poder legalizar su situación ante el Estado.Todo esto sucedió gracias a la nueva Constitución, de 1991, que decretó la cesación de los efectos civiles del matrimonio católico. A partir de ese momento los colombianos casados por la Iglesia obtuvieron el derecho de divorciarse legalmente ante el Estado y, con ello, también la posibilidad de contraer en Colombia un nuevo matrimonio civil. Aunque esto no implica que el vínculo sacramental se disuelva, el divorcio sí ha dado la posibilidad a muchas parejas, que se habían casado anteriormente por la Iglesia y cuyas uniones fracasaron, de legalizar una nueva unión en Colombia.Por eso, apenas fue promulgada la Ley 25 del 17 de diciembre de 1992, en Colombia se vivió una verdadera avalancha de divorcios. No se trataba, sin embargo, de que los colombianos hubieran decidido poner fin a sus matrimonios de un día para otro, sino de la legalización de muchas de esas uniones. En gran parte esto obedeció a la modificación de la causal octava, la cual agilizó el proceso de divorcio considerablemente. Anteriormente la ley señalaba como causal "la separación decretada judicialmente" y ésta se amplió también a "la separación de hecho que haya perdurado por más de dos años", con lo cual se permitió a muchos colombianos obtener el divorcio sin tener que entablar un juicio para demostrar otras causales. Pero la conquista más grande que obtuvieron los colombianos con la ley de divorcio fue La inclusión del llamado "mutuo consentimiento". Esta causal, consagrada en casi todas las legislaciones del mundo, se basa en la premisa de que dos personas que no pueden vivir juntas sí pueden ponerse de acuerdo para separarse. Lo que esto significa es que el divorcio no siempre involucra un procedimiento contencioso. Gracias a la figura del mutuo consentimiento el divorcio puede ser un trámite menos prolongado y traumático. Así, después de más de un siglo de batallas, Colombia pasó de la ausencia total de posibilidades de disolver el vínculo matrimonial a la simplificación extrema del proceso de divorcio.