Especiales Semana

EL HAMBUR-GOMETRO

Un cálculo poco convencional pero de consulta mundial, hecho a partir del costo de una hamburguesa, sugiere que la moneda colombiana puede estar sobrevaluada en un 33 por ciento con respecto al dólar.

23 de mayo de 1994

LOS LECTORES DE LA PREStigiosa revista británica The Economist encuentran periódicamente una tabla indicativa que, con cierto margen de desfase, revela el valor de la moneda de los principales países del mundo frente al dólar estadounidense. El sistema, conocido como 'Monedas Big Mac', se basa en la comparación del precio de la hamburguesa doble carne que produce la multinacional McDonald's en 68 países del mundo, con respecto a la que se adquiere en Estados Unidos.
El fundamento del cálculo hamburgométrico es el Principio de Compra Paritaria (PPP, por su sigla en inglés). Este plantea, a grandes rasgos, que si existe paridad cambiaria, un dólar debería comprar la misma cantidad de bienes en todos los países. Pero como la teoría no siempre concuerda con la realidad, la capacidad de adquirir bienes con la misma moneda varía de un país a otro según el tipo de cambio vigente.
La medición económica a partir de la hamburguesa es un procedimiento poco ortodoxo que inició la publicación británica en 1986. Desde entonces, el hamburgómetro es un índice de consulta obligada para los hombres de negocios. La base de comparación es el precio promedio de venta en Estados Unidos de una Big Mac -una hamburguesa doble carne (dos libras) sin aderezo-. Para el caso colombiano, donde la multinacional no tiene puntos de venta, SEMANA cotizó los precios de una hamburguesa doble carne de similares características en tres establecimientos del país.
En Burger Station el producto cuesta 2.210 pesos. En Presto vale 3.000, y en Hamburguesas del Corral tiene un costo de 2.370 pesos. El promedio de estas cantidades -que incluyen el IVA- es un valor de 2.527 pesos que se utilizó para el cálculo. Además, se tomó la Tasa Representativa del Mercado (TRM) vigente para el 5 de abril -día del análisis- que se encontraba en 820,21 pesos por dólar.
Así las cosas, si se escoge a Colombia como ejemplo, el valor doméstico de la hamburguesa sería de 2.527 pesos (primera columna). Si ese monto se divide por la tasa de cambio de la divisa (820 pesos) -segunda columna-, ese bien tendría un precio equivalente a 3,08 dólares (tercera columna). Para calcular el PPP frente al dólar (columna cuatro) se toma el precio local y se divide por el costo base en Estados Unidos (2,3 dólares) lo que arroja un resultado de 1.098 pesos. Finalmente, la última columna es el producto del cuociente entre el PPP y el valor de la divisa, que para nuestro país arroja un resultado positivo de 33 puntos.
Ese valor indica que en Colombia, dentro del cuadro de la penúltima edición de The Economist, existe un 33 por ciento de sobrevaluación del peso frénte al dólar. Esta cifra, de por sí alta, sorprende mucho más porque ubica al país en el grupo de las naciones industrializadas que tradicionalmente poseen monedas fuertes. Aunque en esa categoría también figura Argentina, con una sobrevaluación del 57 por ciento, no resulta atípica porque en ese Estado existe una reconocida política de sobrevaluación de moneda como mecanismo de control de inflación.
Por otra parte, vale la pena observar aquellos países que tienen economías basadas en un sector exportador fuerte. Lo lógico es que su tasa de cambio esté subvaluada frente al dólar para que puedan ofrecer precios competitivos. Y en el gráfico, coinciden con esa teoría casos representativos como Brasil (-31), Australia (-25), la Repùblica Checa (-27), Hungría (-29), Malasia (-39) y Hong Kong (-48). Asimismo, resulta pertinente considerar el caso de Chile (-1) y de México (+5), países que adelantaron procesos de apertura anteriores a nuestro país, cuya paridad cambiaria realmente se acerca al valor del dólar.
Por lo anterior el caso colombiano no deja de extrañar, pues desafía claramente la lógica económica. Qué razones justifican el hecho de que la moneda colombiana se encuentre ubicada junto con las monedas fuertes de los países industralizados, es una buena pregunta para las autoridades monetarias. De todos modos, desde el punto de vista de la hamburguesa, parece que nuestra tasa de cambio está sobrevaluada. Y aunque el índice del hamburgómetro no es concluyente, y su validez científica puede ser cuestionada, coincide con la teoría de algunos sectores económicos colombianos, especialmente el de los exportadores, que opinan que con una tasa de devaluación nominal del 9 por ciento anual, en términos reales lo que se presenta es una revaluación progresiva del peso colombiano. Por ahora se puede concluir en términos prácticos que las hamburguesas no mienten.