Especiales Semana

EL PEQUEÑO ESCARABAJO

8 de enero de 1990

LUIS HERRERA
Cuando llegó por primera vez a Francia, en 1984 nadie creía que ese muchacho tímido y delgado pudiera ser el mejor ciclista de Colombia, ni mucho menos que iba a convertirse en uno de los mejores del mundo. Pero Luis Herrera, "El Jardinerito" de Fusagasugá, hizo caso omiso de los comentarios. A punta de pedal, en una actuación que aún todos recuerdan, se convirtió en el primer ciclista aficionado en ganar una etapa en el Tour de Francia. Sus delgados brazos levantados sobre la meta en el Alpe d'Huez, donde se coronó como el mejor escalador del mundo no se le han olvidado a nadie.

Nació en Fusagasugá el 4 de mayo de 1961, hijo de una humilde familia dedicada al cultivo de flores. A mediados de los años 70 comenzó a competir en carreras de aficionados y a destacarse en los ascensos. En 1980 ocupó el quinto puesto en la Vuelta de la Juventud y ganó el título de la montaña. Fue entonces cuando comenzó su vertiginosa subida hacia la cúspide del ciclismo mundial, y a ganar los méritos necesarios para convertirse en el mejor deportista colombiano de la década.
A nivel nacional, su récord no pudo ser mejor.
Ganó la Vuelta a Colombia en los años 1984, 85, 86 y 88. Y en el Clásico RCN, la segunda competencia en importancia del país, se impuso en 1982, 83, 84 y 86. Dio al traste con las aspiraciones de otros supercorredores como Francisco Rodríguez, Edgar Corredor, Pablo Wilches y Fabio Parra, que le pelearon el honor de suceder en el trono a viejas glorias de la talla de "Cochise" Rodríguez y Rafael Antonio Niño.
Con lo anterior tiene suficiente para ganar un puesto entre los grandes del ciclismo nacional. Pero lo hecho en tierras europeas lo coloca entre los mejores del mundo. Y en ese aspecto Lucho es un pionero. En 1983, por primera vez en la historia, un equipo colombiano participó en la prueba reina, el Tour de Francia. Un año más tarde, Herrera fue el primer colombiano en ganar una etapa en esa competencia y en 1985, en su primer año como profesional, ganó dos etapas del Tour y trajo para Colombia la camiseta del mejor escalador. Herrera comenzó a ser temido y respetado por los europeos que, hasta ese momento, miraban a los escarabajos colombianos por encima del hombro.

Pero lo mejor llegó en 1987. La mira de Herrera y de sus entrenadores estaba en el Tour y la participación en la Vuelta a España era tomada como un paso en su preparación para el gran objetivo. Nadie, ni siquiera los colombianos, esperaban una actuación descollante en el giro ibérico, la segunda prueba por etapas más importante del mundo. Pero la montaña fue un plato irresistible para "El Jardinerito" que, en un ataque demoledor, se puso la camiseta de líder. Todos estaban en su contra. Ningún europeo parecía dispuesto a dejarse vencer por un suramericano. El irlandés Sean Kelly era el rival de más cuidado. Kelly, un viejo zorro de las carreteras, esperó con paciencia la contra-reloj de la ciudad de Avila para destronar al colombiano. La dicha le duró poco. Una enfermedad lo dejó fuera de combate en el preciso momento en el que Herrera atacaba nuevamente en la montaña. Ni el pretencioso Laurent Fignon ni el valiente Raymond Dietzen pudieron quitarle a Lucho la camiseta amarilla.
Herrera se abrió paso por el Paseo de la Castellana, en Madrid, para convertirse en el primer suramericano que se coronaba como rey en España.

Pero no sólo debió enfrentarse a los extranjeros.
Muchos ciclistas colombianos pusieron en peligro su trono a nivel nacional y, quien fuera durante varios años su compañero de equipo, el sogamoseño Fabio Parra, pasó a ser su principal enemigo en las carreteras. En el Tour de Francia del 88, Parra estuvo a un paso de la gloria al terminar en tercer lugar, mientras Herrera llegó retrasado a la meta por varios segundos. La lucha entre estos dos escarabajos fue intensa, pero hasta el momento los mejores dividendos son para "El Jardinerito" .

De ahí en adelante Herrera se distinguió en el Giro de Italia de 1989 y, semanas después, ganó el Dauphinée Liberé. En los últimos años ha sacrificado en parte sus aspiraciones en las grandes pruebas nacionales por buscar llegar en el menor punto de preparación al Tour de Francia, su gran meta. Hasta el momento no la ha alcánzado, pero no pierde las esperanzas. Hoy en día, con 28 años, Luis Alberto Herrera considera que tiene cuerda para tres años más como ciclista de primera línea. Sin embargo, son muy pocos los que creen que pueda lograrlo, en especial si se tiene en cuenta que cerró la década más en descenso que en ascenso. A pesar de ello, Herrera es el deportista de la década, por encima de Miguel "Happy" Lora y de Carlos "El Pibe" Valderrama, porque no sólo fue el mejor en su campo sino que llegó más lejos de lo que había llegado cualquier otro de los escarabajos. Lora fue un gran campeón en una década en que el boxeo decayó. Y "El Pibe" dió el gran salto al fútbol europeo, pero hasta ahora no ha logrado convencer a los hinchas del Viejo Mundo. Por todo eso Herrera les gana y cierra la década con la camiseta amarilla del mejor deportista colombiano.-