Especiales Semana

El sagrado corazón de jesús

Es un símbolo cívico y religioso de importancia histórica y social en Colombia

Cecilia Henriquez *
24 de junio de 2006

El Sagrado Corazón de Jesús presenta una variada evolución en Occidente, que va de lo místico (orígenes medievales de la devoción), lo iconográfico (las formas de su representación), lo litúrgico (el desarrollo del culto) hasta lo socio-político como símbolo de los chu anes, grupo contrarrevolucionario y monárquico en la Francia de 1830, y la aprobación por mayoría de votos en la Asamblea Nacional de Francia para la construcción de una basílica en Mont Martre, como un voto en su honor para que cesaran los males de Francia causados por la derrota ante Prusia en 1871.

En el siglo XX, aparte de El Apostolado de la Oración, organización central del culto, surgen en Europa otras organizaciones como Los Caballeros del Sagrado Corazón, en 1920; La Cruzada Eucarística (para niños) y también organizaciones sociales como el sindicalismo y la Acción Católica, que son formas de organización de los laicos católicos en la lucha anticomunista.

A Colombia, como al resto de América Latina, en el proceso de evangelización el Sagrado Corazón llega como símbolo religioso y su devoción se va encauzando y en el siglo XIX, con la ratificación del culto por parte del Papa Pío IX, éste adquiere relevancia sobre los demás cultos. Luego se impulsa rápidamente con medios de difusión como la revista El Mensajero del Corazón de Jesús, editada en 1867, y la fundación del Apostolado de la Oración en 1868. Esta organización, aunque inicialmente incluyó mujeres, siempre tuvo una dirección masculina.

El carácter masculino de las organizaciones se irá perfilando cada vez más y es éste carácter el que permitirá que el Partido Conservador, conjuntamente con la Iglesia, movilicen al Corazón de Jesús como cabeza de un movimiento político llamado Plebiscito Nacional, en contra del Partido Liberal. Este plebiscito consistió en la consagración de los municipios por acto administrativo al Sagrado Corazón, acto que se ratificaba posteriormente en las Asambleas Departamentales. Aquí comienza una dialéctica entre la secularización y la desecularización histórica del símbolo que tiene unas manifestaciones significativas y absolutamente particulares en Colombia.

En este hecho, que ocurre entre 1891 y 1894, se puede leer el enfrentamiento entre los dos partidos y la participación política de la Iglesia al lado del Partido Conservador. Esta circunstancia no es ajena a la situación europea de enfrentamiento entre la Iglesia de Roma y el liberalismo en Italia, aunque no tiene las mismas connotaciones.

Las discrepancias entre los dos partidos se trasladaron a los púlpitos, contribuyeron a la polarización de las fuerzas en conflicto culminando en la Guerra de los Mil Días. Durante la guerra, las palabras del español Fray Ezequiel Moreno fueron estímulo para continuar la lucha con el uso de las armas. La cercanía con el papado lleva al Estado Colombiano a reconocer la soberanía social de Jesucristo por medio de la Ley 26 de 1898.

El siglo XX se inicia entre la humareda de la Guerra de los Mil Días, pero se firman tratados de paz y la Iglesia propone el Voto Nacional por la Paz de la República y la construcción de una Basílica en su honor (Iglesia del Voto Nacional en Bogotá). El Estado acepta el Voto Nacional mediante el Decreto presidencial 820 de 1902.

Con el Voto Nacional el papel político que desempeñó el símbolo del Corazón de Jesús a finales del siglo XIX se transforma en un rol cívico que garantiza la conciliación entre los partidos. Políticamente neutro, desde entonces se erige como garante de la gestión del Estado por la paz, y se convierte en símbolo nacional, patrimonio de todos.

Su desecularización y su despolitización lo devuelven al seno de la Iglesia como símbolo religioso de primera importancia con un culto cada vez más difundido con la comunión de los primeros viernes e integrado a la vida cotidiana. Estos elementos de socialización y otros, como la participación de los dirigentes de los estamentos públicos en las celebraciones del culto desde el siglo XIX, asientan el carácter masculino del símbolo.

Las procesiones del día litúrgico del Sagrado Corazón son cada vez más numerosas, proporcionales a la enardecida lucha anticomunista y se pueden considerar verdaderas movilizaciones de masas. En los años 60 empieza el ocaso del papel protagónico del Sagrado Corazón de Jesús en Colombia, con las nuevas ideologías que aparecen en el país y su final lo marcará, en 1994, la Corte Constitucional, al declarar inexequible el artículo segundo de la Ley primera de 1952, que ordenaba la renovación anual de la Consagración del País al Sagrado Corazón por parte del Presidente de la República o su delegado.

* Profesora Asociada Universidad Nacional.