Especiales Semana

En las buenas y en las malas

La recuperación venezolana se reflejó en los balances de las 100 empresas en 2004, y se va a ver también en los de este año. El repunte del país vecino jalonó la industria nacional.

24 de abril de 2005

Como en los matrimonios, los negocios entre Colombia y Venezuela están destinados a estar juntos en lo próspero y lo adverso, en la riqueza y en la pobreza, en los tiempos buenos y en los malos. Así como hace dos años la crisis del país vecino abrió un hueco en los balances de las 100 empresas colombianas, la tremenda recuperación de la economía venezolana en 2004 jalonó las ventas de la mayoría de ellas, sobre todo de las más grandes, que son las que más negocios hacen en Venezuela.

El socio natural de Colombia está de fiesta. Venezuela creció 17 por ciento en 2004, debido al aumento en los precios internacionales del petróleo y al crecimiento de la demanda interna. Gracias a esta mejoría el país compensó el descenso en la actividad económica que se produjo en 2002 y 2003 -la peor en 50 años- y volvió a los niveles que traía antes de la crisis.

El efecto 'rebote' se sintió por todos los lados. La industria petrolera, el motor de su economía, se expandió en 8,8 por ciento como resultado de la mayor producción de sus campos. Los venezolanos volvieron a gastar y el consumo privado aumentó 16 por ciento. Los industriales mejoraron sus expectativas sobre el futuro del país y la inversión creció 43 por ciento, superando con creces el dinamismo del producto interno bruto. Y la administración Chávez, con una abultada billetera, aumentó el gasto del gobierno central en 40 por ciento.

Esto se reflejó en el crecimiento de los diferentes sectores económicos. Construcción, manufactura, transporte y comercio registraron aumentos del 32, 27, 26 y 25 por ciento, respectivamente. Varios sectores superaron en términos reales (descontando la inflación) su producción del año 2001, antes de que empezara la crisis.

Todos los indicadores líderes confirman que la recuperación ha sido vigorosa y generalizada. Las ventas de vehículos de 2004 aumentaron 122 por ciento respecto a las de 2003; el consumo de energía se incrementó en 7,5 por ciento; la cartera del sector financiero se elevó a un ritmo del 108 por ciento gracias a que los bancos volvieron a prestar y la tasa de desempleo se redujo en casi 4 puntos en relación con 2003 y se ubicó en 10 por ciento.

Como suele suceder en los matrimonios, a medida que la economía de Venezuela empezó a recuperarse, las ventas de productos colombianos en ese país también comenzaron a mejorar. Las exportaciones colombianas a Venezuela sumaron 1.600 millones de dólares el año pasado, 130 por ciento más que en 2003. El comercio bilateral llegó a 2.600 millones de dólares, más del doble observado en el período anterior y el registro histórico más alto.

La vuelta a la normalidad en el comercio entre ambos países y la mayor actividad económica en Venezuela se observa en los balances de muchas de las 100 empresas y en la recuperación de sus respectivos sectores.

Los industriales que fabrican manufacturas de hierro y acero, por ejemplo, aumentaron sus exportaciones a Venezuela en 150 por ciento, principalmente por la venta de tubos de producción utilizados en la extracción de petróleo. Algo similar pasó con los que tienen negocios de maquinaria industrial, que gracias a la venta de máquinas de sondeo y perforación de pozos petroleros duplicaron el año pasado sus ventas a Venezuela.

Las exportaciones de vehículos al vecino país crecieron más de 1.000 por ciento el año pasado, dejando enormes ganancias para el sector automotor colombiano. Las tres principales empresas de la industria en el país -GM Colmotores, Sofasa y la Compañía Colombiana Automotriz (CCA)- facturaron 3,7 billones de pesos, casi 40 por ciento más que en 2003.

El auge automotriz en Venezuela dio para todo. Incluso para aumentar las ventas de la industria textil del país. Venezuela es el destino principal de las telas para tapicería de automóviles, lo que sumado al aumento en el consumo de ropa por parte de los venezolanos, disparó las exportaciones colombianas de textiles en 240 por ciento y las de confecciones en 130 por ciento.

La construcción en Venezuela, que creció 32 por ciento, impulsó las ventas de los fabricantes colombianos de cementos y de plástico. Los primeros aumentaron sus despachos de clinker y los segundos tubos PVC y polipropileno. Inversiones Sanford, uno de los mayores grupos de la cadena colombiana de plásticos, comenzó incluso el montaje de una nueva planta en Venezuela.

La industria nacional de alimentos y bebidas también se benefició del mayor consumo de los venezolanos y aumentó sus exportaciones en 69 por ciento. Las empresas que más ganaron fueron las que tienen directamente fábricas de producción en Venezuela, como Alpina o Inversiones Nacional de Chocolates, con una planta de galletas y otra de cárnicos.

La industria de electrodomésticos -especialmente cocinas y neveras- exportó la mitad de su producción a Venezuela, lo cual explica el impresionante repunte de sus ventas y utilidades en el último ejercicio financiero. Mabe y Haceb son algunas de ellas.

Pero como no hay felicidad completa, las exportaciones al país vecino se vieron menguadas por la revaluación del peso colombiano, que se apreció en 14 por ciento el año pasado. A ello se sumó la devaluación del bolívar, que menos mal se vio compensada por la inflación en el país vecino. De no haber sido por esos movimientos cambiaros a uno y otro lado, los balances de las 100 empresas habrían mostrado todavía mayores ingresos por concepto de ventas en territorio venezolano.

¿Y EL AÑO 2005?

Cuando a comienzos de este año el presidente venezolano Hugo Chávez amenazó con congelar el intercambio comercial, como resultado de la crisis diplomática que se desató a raíz del presunto secuestro del guerrillero Rodrigo Granda en pleno centro de Caracas, la preocupación fue evidente entre empresarios de los dos países. Lo que se estaba poniendo en riesgo eran unos 3.000 millones de dólares, el monto de lo que se espera sea el comercio binacional este año.

Blindar la relación comercial de las peleas políticas es una de las mayores preocupaciones de las 100 empresas más grandes del país. Del manejo que les dé Venezuela a temas espinosos como el control de cambios o las compras estatales depende una parte importante de sus negocios con ese país.

Pueda ser que en lo que queda de 2005 la sensibilidad política no traspase las fronteras comerciales y que no se rompa el mayor vínculo de unión que existe entre ambos: compartir la prosperidad de negocios comunes.