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¿EN QUE CREEN LOS COLOMBIANOS?

Una encuesta de Invamer - Gallup revela que ni en el Congreso, ni en los partidos, ni en la prensa. Entonces... ¿en qué? ¡Lea y averíguelo!

6 de enero de 1986

"Ver para creer", dijo alguna vez Santo Tomás, en lo que puede ser una de las mayores muestras de incredulidad en la historia. Lo que entonces Santo Tomás nunca imaginó fue que, 20 siglos después, viviría un pueblo en la esquina noroccidental de Suramérica, que, ni aun viendo, creería. Por lo menos es lo que parece indicar una reciente encuesta de Invamer-Gallup, realizada en octubre pasado con 1.014 entrevistados mayores de 18 años de las ciudades de Bogotá, Cali, Medellín y Barranquilla.
En efecto, los colombianos parecen haber llegado a niveles inverosímiles de desconfianza en las llamadas instituciones. Ni el Congreso, ni el sistema jurídico, ni la prensa, ni las Fuerzas Armadas, ni los partidos políticos, ni las grandes empresas privadas, ni los funcionarios públicos se salvan de este escepticismo general. Apenas la Iglesia y el sistema educativo logran salir relativamente airosos en la encuesta.
Once fueron las instituciones puestas a prueba por el sondeo de Invamer-Gallup, y la clasificación final de mayor a menor credibilidad fue la siguiente: enseñanza (55.03%), Iglesia (52.86%), Fuerzas Armadas (38.26%), grandes empresas privadas (37.28%), prensa (26.23%), Policía (23.48%), sindicatos (19.63%), sistema jurídico (18.63%), Congreso (11.44%), funcionarios públicos (7.4%) y partidos políticos (5.53%). Las respuestas se obtuvieron con base en la siguiente pregunta: "¿Cuánta confianza tiene usted en cada una de las siguientes instituciones?". Las respuestas se daban en una de cuatro categorías: mucha, bastante, alguna, ninguna. Para establecer el grado de credibilidad, se sumaron las respuestas de quienes decían tener "mucha" o "bastante", por un lado ,y, por otro, las de quienes confesaban "alguna" o "ninguna", con el objeto de poner en blanco y negro la opinión de los colombianos frente a las instituciones seleccionadas.

POR ALLA SI ESCAMPA
Uno de los aspectos más interesantes de estos estudios es el de poder compararlos con encuestas similares realizadas en otros países. La firma Gallup, cuya filial en Colombia es Invamer, anualmente realiza este tipo de sondeos en Europa, Japón y los Estados Unidos, y sólo hasta hace poco comenzó a hacerlos formalmente en Colombia.
Como era de esperarse, existe una relación directamente proporcional entre el desarrollo y la credibilidad en las instituciones. O al menos eso parece deducirse de los resultados obtenidos por la misma encuesta en Estados Unidos y Europa. Sólo la Iglesia se sale de esos esquemas, lo cual se explica, según un sociólogo consultado por SEMANA, porque "en los países de América Latina, desde el Descubrimiento, la Iglesia ha ejercido fuertemente su poder y ha sido una de las instituciones con más influencia y a la que la gente recurre cuando las otras instancias le fallan. Es un problema del subdesarrollo, con profundos antecedentes históricos. Allí donde la mano del Estado no llega, se espera que Dios estire la mano. Por el contrario, en los países desarrollados, particularmente los europeos, en la medida en que los Estados son más efectivos, la seguridad social es mayor, la justicia funciona, etc., las personas tienden a creer más en las instituciones que les producen resultados aquí y ahora, que en aquellas que les prometen paraísos más allá y después".
En cuanto a las Fuerzas Armadas sorprende el altísimo grado de confianza -considerando antecedentes como Vietnam- que los norteamericanos tienen en su Ejército: 81%. Los europeos no parecen, por el contrario, estar tan seguros de sus militares, pero de cualquier manera, su fe en ellos asciende al 60%. Estas dos cifras contrastan con el 38% de los colombianos que dicen tener mucha o bastante confianza en la institución armada.
En lo que se refiere al Parlamento o Congreso, ni los norteamericanos ni los europeos se muestran tan generosos en sus expresiones de confianza como con las Fuerzas Armadas, pero de todas maneras creen muchísimo más que los colombianos en el Poder Legislativo. Mientras el 53% de los norteamericanos y el 43% de los europeos le dan el visto bueno a sus respectivos parlamentos, solamente el 11% de los colombianos le da al Congreso credibilidad.
En cuanto al sistema jurídico, los campeones son los europeos, que, en un 57%, por encima del 51% de los norteamericanos, creen en sus leyes y en sus jueces. Los colombianos, por el contrario, vuelven a ser los punteros en la recta de la desconfianza, y solamente un 18% expresa credibilidad en el sistema jurídico.
La que sí parece estar de capa caída en todo el planeta es la prensa. Por primera vez en muchos años, el llamado "cuarto poder" se rajó en los Estados Unidos, obteniendo un grado de credibilidad inferior al 50%. Han quedado atrás las épocas de oro de Watergate, y hoy en día, sólo el 49% de los norteamericanos cree en sus periodistas. En Europa, la situación es aún más grave, pues la prensa apenas alcanza a tener credibilidad en un 32% de los encuestados, cifra sólo ligeramente superior a la colombiana, donde la prensa no alcanza más de un 26.23%.

AULAS Y CAPILLAS
La encuesta realizada en Colombia no deja de tener, por sí sola, varios elementos sorprendentes . Si bien parecería normal el alto grado de desconfianza frente a los partidos políticos o los funcionarios públicos, el hecho de que el sistema educativo genere tanta credibilidad, sí era difícil de prever.
¿Por qué un 55% de los encuestados manifiesta tener mucha o bastante confianza en los sistemas de enseñanza? La respuesta no es fácil de encontrar, en particular si se tiene en cuenta que, según el sondeo, esta credibilidad es aún mayor entre los estratos sociales más bajos. En efecto, mientras en los estratos más altos el porcentaje alcanza un 43.6%, y en los medios un 52.3%, en los bajos la confianza en el aparato educativo es de 58.4%.
Podría pensarse que son precisamente esos estratos más bajos los que resultan más afectados por las constantes huelgas de los maestros de la enseñanza pública y que, por lo tanto, la confiabilidad en el sistema sería inferior a la que podría encontrarse entre sectores sociales más acomodados. Sin embargo, los resultados de la encuesta de Invamer-Gallup no apuntan hacia esa dirección. Esto puede explicarse teniendo en cuenta que, con todo y los paros y las incomodidades locativas, la educación es una de las pocas cosas a las cuales puede aspirar, aunque sea solamente a nivel primario, un colombiano de escasos recursos. Para él, ni la justicia, ni los partidos políticos, ni la prensa, ni ninguna de esas instituciones, le significa gran cosa. Se puede decir que para ese colombiano sólo la parroquia y la escuela del barrio están cerca y le sirven. La primera, como esperanza, y la segunda, como único medio de asegurarse un futuro ligeramente mejor. Por eso mismo, la Iglesia como institución se ubica en un segundo lugar en esta encuesta y todas las demás instituciones despiertan una confiabilidad muy inferior.
Sin embargo, será necesario esperar nuevas encuestas del mismo tipo en el futuro, para apreciar la evolución que sufren estas cifras y poder establecer qué instituciones van ganando credibilidad y cuáles la van perdiendo. Y será muy útil también que las propias encuestas, que se han ido convirtiendo a su vez en instituciones, se sometan al sondeo, porque no resultaría extraño que en este país de incrédulos, ellas tampoco tengan mucha credibilidad.