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Enemigos Íntimos

La relación entre Steve Jobs y Bill Gates osciló entre el amor y el odio. Pero al final se reconciliaron, y con el apoyo del segundo, Apple llegó a lo que es hoy.

8 de octubre de 2011

Un personaje como Steve Jobs, temperamental y combativo, siempre necesitó un rival. En un comienzo fue IBM, la empresa que dominaba el mercado de los computadores personales cuando Apple lanzó el primer Macintosh. También criticó a Michael Dell por hacer productos aburridos. En algún momento fue Intel; también tuvo sus desavenencias con Adobe y en los últimos años se enfrentó a Google, cuando esta compañía incursionó en el mercado de los teléfonos inteligentes. Pero tal vez el rival más conocido y constante fue Bill Gates, el genio de Microsoft, la empresa más importante de software para PC, con quien tuvo encuentros y desencuentros durante treinta años.

La relación comenzó en 1977, cuando Steve Wozniack y Jobs desarrollaban el Apple II. En ese entonces no solo se limitaban a discutir asuntos tecnológicos, sino que eran compañeros de farra que salían con amigas en su escaso tiempo libre. En esa época, Apple tenía ya listo el sistema operativo para su máquina pero necesitaban programas que corrieran en estos prototipos. "Microsoft tenía uno muy popular y terminamos pidiéndoles ayuda", dijo Jobs en una entrevista. Por esa colaboración Gates recibió 31.000 dólares. Según Humberto Becerra, de Nexus, el único centro de entrenamiento especializado Apple en Colombia, el negocio era rentable para ambos. "Pero en 1987, mientras Jobs anunciaba nuevos equipos, Gates lanzó una de las primeras versiones de Windows", dice Becerra, un hecho que los ponía a competir en el mismo terreno. Ahí se armó Troya. Un año después, Apple demandó a Microsoft por la patente de la interfase del sistema operativo de Gates, una manera diplomática de decir que él le había robado su idea. El pleito fue llevado a los estrados judiciales y en 1994 el veredicto falló a favor de Microsoft.

Pero la pelea siguió en público. Cada vez que Jobs podía, criticaba abiertamente los desarrollos de Gates. En 1996, en el documental El triunfo de los nerds, dijo: "El único problema con Microsoft es que ellos no tienen gusto. Y no lo digo por algún detalle, sino en general. Ellos no tienen ideas originales". También le recomendó a su rival que para no ser tan aburrido tomara un poco de LSD y se fuera a un ashram en la India. En ese momento las declaraciones de Jobs fueron vistas como pataletas de ahogado porque para entonces las ventas de Apple estaban de capa caída y Gates arrasaba con Windows 95. Ante esas críticas, Jobs señaló que no se entristecía por el éxito de Microsoft sino "porque hacen productos de tercera categoría". Pese a las provocaciones, Microsoft prefería el silencio. Ocasionalmente, a los voceros de la compañía de Seattle se les escapaban unas perlas, como cuando argumentaron que lo diferente era malo, una alusión directa a la originalidad de Apple. Llegó a ser tal la rivalidad que se construyó un mito entre los dos magos de la tecnología y la pelea tuvo visos ideológicos. Por un lado, Microsoft era visto como el gigante capitalista, mientras que Apple, por el otro, representaba la creatividad y el arte.

Por esa época Jobs también dijo que primero se congelaría el infierno antes de permitir que su empresa colaborara con Microsoft. Por eso, una carcajada general se oyó en el auditorio de la conferencia Macworld de 1997 cuando Jobs sentenció: "El infierno se ha congelado". Minutos después, en una pantalla vía satélite, Bill Gates anunció una inversión de 150 millones de dólares en Apple y el regreso de los productos Microsoft para Mac. Así fue como Gates se hizo al 15 por ciento de la compañía de Jobs y le dio un nuevo aire, decisivo para que las ventas del iMac despegaran. Fue el renacimiento de la marca de la manzana.

En 2007 se les vio juntos en público por primera vez desde los años ochenta, durante el conversatorio de All Things Digital, de The Wall Street Journal, en donde los dos empresarios elogiaron mutuamente su trabajo. Jobs dijo que "Bill construyó la primera compañía de 'software' antes de que cualquier persona en nuestra industria supiera qué era eso". Por su parte, Gates se refirió a su antiguo némesis en estos términos: "Lo que hizo Steve es fenomenal. Si uno mira hacia atrás, tener la idea de un computador para las masas fue una revolución y Apple persiguió ese sueño". Al final, el público los ovacionó y algunas lágrimas se asomaron pues parecía que nunca hubieran dejado de ser amigos.

Y ahora que Jobs se ha ido, las palabras que Bill Gates pronunció a raíz de su muerte son las más precisas para definir esta compleja relación: "Steve y yo nos conocimos hace casi treinta años y fuimos colegas, competidores y amigos. Te voy a extrañar muchísimo".