Especiales Semana

ENRIQUE SANTOS CALDERON

La opinión del autor de 'Contraescape'es hoy la más importante del país.

23 de junio de 1997

El último cuarto de siglo ha visto crecer a Enrique Santos Calderón como analista, al mismo tiempo que su columna 'Contraescape' ha visto transformar, paso a paso y casi que irreconociblemente, a Colombia. Estos cambios mutuos son tal vez la causa de la gran acogida que tienen entre los lectores sus críticos puntos de vista publicados dos veces a la semana en El Tiempo, el diario de mayor circulación de Colombia. Durante este lapso el hijo mayor de Enrique Santos Castillo y sobrino de Hernando Santos pasó de ser la oveja díscola de la familia a convertirse en el miembro más importante en la línea de sucesión de ese diario. En 1980 Enrique Santos apenas estaba reponiéndose de la aventura periodística de Alternativa, una revista que fundó con Gabriel García Márquez en los 70, que con su lenguaje masivo se había consolidado como la punta de lanza de los movimientos de izquierda del momento. Esta experiencia no sólo puso en jaque las normas sociales del establecimiento por parte de uno de sus miembros, sino que a la vez llegó a ponerlo en jaque a él mismo al interior de su familia. Cuando este proyecto finalmente se canceló, Santos viajó por dos años a París como corresponsal, un tiempo que le sirvió para reflexionar y replantearse sus convicciones políticas. Cuando regresó, hace 15 años, retomó su columna y la escribió no ya desde una postura de extrema izquierda sino desde el "extremo centro", como él mismo dice, lo que la ha convertido en una verdadera institución del periodismo nacional. En 'Contraescape' ha quedado consignado lo más decisivo de la historia de Colombia en los últimos años. Desde esta tribuna, con su lenguaje claro, equilibrado pero incisivo, ha quedado reseñada la increíble transformación de la sociedad colombiana. Allí se ha dado el registro milimétrico de la época de horror del narcoterrorismo en la que han sido protagonistas los asesinados Rodrigo Lara Bonilla, Guillermo Cano, Luis Carlos Galán, entre otros. Pero también ha habido lugar para los análisis políticos, la reflexión civil y la fiscalización de la clase dirigente. Sin embargo ninguno de estos sucesos ha sido asumido con tanta pasión como el proceso 8.000. El caso de la financiación de la campaña presidencial de Ernesto Samper no sólo ha multiplicado el número de sus lectores hasta transformarlo en el columnista más respetado de Colombia, sino que lo llegó a ubicar al mismo tiempo en la cabeza de los llamados conspiradores. Y así ha seguido, enfilando sus baterías a develar las deformidades del país político a través de una columna que sólo cancelará cuando sea nombrado en los próximos años, junto a Rafael Santos, director de El Tiempo, definitivamente uno de los cargos más importantes de Colombia.