Especiales Semana

ESPEJITO, ESPEJITO...

Cincuenta millones de pesos invirtió en promedio cada una de las candidatas que se hicieron presentes este año en Cartagena. La plata se fue en cirugías, vestuario y preparación.

11 de diciembre de 1995

LA NUEVA ADMInistración del Concurso Nacional de la Belleza quiere cambiarle la cara al reinado. En este trabajo no ha ahorrado ningún esfuerzo. La primera gran medida que se tomó fue el nombramiento de un equipo de abogados, que los cartageneros bautizaron con el remoquete de 'fiscales sin rostro"', que tuvo bajo su responsabilidad el estudio de las hojas de vida de cada una de las aspirantes que presentaron su candidatura para representar a los distintos departamentos en el reinado de la belleza.
Ese equipo de fiscalizadores revisó durante tres meses la vida y milagros de cada una de las aspirantes. El veredicto final fue el de no permitir la participación de siete candidatas. Las razones fueron muchas. Pero dos de ellas tuvieron que ver con falsedad en la documentación y serios indicios de que había dineros calientes en algunos de los patrocinios que se estaban ofreciendo.
Hasta aquí todo salió a pedir de boca. A Cartagena llegó un grupo conformado por 20 candidatas, sobre las cuales las directivas del concurso tenían la plena garantía que ninguna de ellas iba a meter gato por libre, como había ocurrido en años anteriores, cuando el escándalo fue el protagonista en las fiestas novembrinas.
En otras palabras, al concurso por fin lo habían metido en cintura. Sin embargo aún queda mucha tela por cortar, especialmente en lo que tiene que ver con la preparación y vestuario. En este punto, cirujanos estéticos, diseñadores, maquilladores, peluqueros y gimnasios hicieron su agosto. Por el sólo hecho de tener el título de candidata departamental las tarifas de consulta y cirugía se multiplicaron como los panes.
SEMANA, con la ayuda de varias candidatas que pidieron reservar su nombre, logró determinar cuánto costó este año participar en el reinado nacional de la belleza. Por las pasarelas de los clubes sociales, el centro de convenciones y las piscinas del hotel Hilton desfilaron las cirugías plásticas, las liposucciones y las mesoterapias, pues 14 de las 20 candidatas decidieron ponerse en manos del bisturí para mejorar su figura. Las más comunes fueron la nariz, senos y 'rellenos' de silicona en los labios, los pómulos o el 'derrier'.
El problema en sí no fueron las cirugías sino el costo de ellas. Un cirujano plástico tiene como tarifa para una operación de nariz dos millones de pesos. Cuando se trató de una reina las cosas fueron bien diferentes: los costos pasaron a los 10 millones de pesos. Y este trabajo estuvo en manos de apenas dos médicos especialistas. Pero si la cosa es para aumentar o disminuir el tamaño de los senos, la tarifa para reina fue de ocho millones, para los demás mortales apenas alcanza el millón y medio. Lo mismo ocurre con la liposucción -una de las operaciones más comunes entre quienes asisten al reinado- que de los tres millones pasó a los seis.
Pero el problema no sólo está centrado en las cirugías plásticas. También hacen su agosto los diseñadores, peluqueros y gimnasios. En cuanto al vestuario -que estuvo en manos de los mismos dos de siempre y con los mismos diseños de siempre-, los precios que estipularon por atuendo fueron suficiente para salvar el año.
Un vestido de coronación costó la escandalosa cifra de 12 millones de pesos. Cada disfraz -dos en total- tuvo un precio de 10 millones y las candidatas sólo lo utilizaron en una sola ocasión. Los vestidos de coctel y de calle a 450.000 pesos. En cuanto a los zapatos, ni hablar. Por cada par los patrocinadores de las candidatas pagaron entre 80.000 y 250.000 pesos.
En lo que se refiere a gimnasios y centros de estética facial y corporal, las tarifas también estuvieron a la altura de las cirugías. En estos centros ofrecieron paquetes que incluían masajes, mesoterapias, dietas a punta de frutas, clases de glamour y pasarela por la módica suma de tres millones de pesos.
Por eso, cuando cada candidata hizo cuentas, la calculadora arrojó el resultado final de 50 millones de pesos en promedio. Muchas de ellas, como dijo una candidata al finalizar el concurso, "botamos la plata por el sifón porque aquí la única inversión que se justificó fue la de la nueva Señorita Colombia. Ella tendrá un año para recuperar lo que invirtió en contratos de publicidad y más adelante, cuando pase a la fila de las ex señoritas Colombia, será presentadora de televisión, actriz o modelo. Las demás tenemos que irnos a la casa a buscar cómo pagamos las deudas".-