Especiales Semana

ESTRELLAS EN EL TROPICO

En exclusiva mundial, las intimidades gráficas de la filmación de la película "Crónica de una muerte anunciada"

7 de julio de 1986


La temperatura es de 35 grados. Francesco Rosi, con un pañuelo rojo anudado en la cabeza para absorber el sudor que le resbala por la frente, espera impacientemente, vestido de pies a cabeza de azul claro, el comienzo de una escena.

Este hombre italiano, calvo, grueso, de unos 60 años de edad, que ha contado el asesinato brutal de numerosos jueces sicilianos, que ha denunciado la corrupción de los concejales de Palermo y que ha convertido el cine político en una variante de periodismo, ha logrado por fin uno de los sueños de su vida: hacer la película "Crónica de una muerte anunciada".

Rosi lleva años detrás de este proyecto, que se había retrasado por la quiebra de sus productores anteriores. Rescatada por dos productores suizos jóvenes, Yves Gasser y Francis von Buren, en coproducción con Focine, la película comenzó a filmarse con un retraso de dos años, lapso durante el cual el director leyó y releyó la tragedia de Santiago Nassar. Si algún lugar del mundo podría ser escenario de una historia de esta naturaleza, donde una novia se devuelve por no ser doncella, sería Sicilia, tierra que ha servido de escenario para gran parte de las películas de Rosi. "Crónica de una muerte anunciada" habría podido, facilmente, ser una historia siciliana. Y es por eso que Francesco Rosi se considera a sí mismo, al igual que lo considera García Márquez, el único hombre capaz de llevar esta historia a la pantalla.

Concentrado, minucioso, exigente, Rosi inspira autoridad en el set. Todo gira alrededor de él. Cuando queda satisfecho con una escena, una sonrisa inexpresiva es la señal inequívoca para su equipo de colaboradores, de que todo salió bien. Pero cuando no queda satisfecho, su temperamento italiano explota, creando pánico entre sus actores, que en algunas ocasiones llegan hasta las lágrimas.

Pero este mismo temperamento explosivo aumenta las relaciones paternales que sostiene con los actores de la "Crónica", en su mayoría jóvenes, sobre quienes Rosi ejerce una influencia permanente. Ornella Muti habla de él con respeto reverencial. Apenas pasados los 30 años, este símbolo sexual de Italia aspira, con esta película, a hacer el tránsito de fenómeno taquillero, a su consagración definitiva como una gran actriz, no tanto por su belleza como por su talento.

Se siente tan identificada con el personaje de Angela Vicario, la doncella devuelta por no ser virgen, que cuando le preguntan quién cree ella que le quitó la honra, contesta: "No sé, pero pienso averiguarlo".

El hombre que pagó con su vida la acusación de haberle quitado la honra se llamaba Santiago Nassar. Rosi, en un gesto que desconcertó a muchos, escogió para este papel a un actor con más fama que experiencia: Antony Delon. La fama se deriva principalmente de haber logrado lo que millones de mujeres consideraban un imposible: ser más hermoso que su padre, el número 1 del cine francés, Alain Delon. Esto, combinado con aventuras románticas con princesas y uno que otro lío con la justicia, lo han convertido en el tema favorito de la farándula europea.

En cuanto a su experiencia cinematográfica, esta se reduce a una película que acaba de filmar en Italia, que pasó sin pena ni gloria y que estuvo lejos de lanzarlo al estrellato. Esa responsabilidad le corresponde ahora a Rosi, quien considera a su pupilo un diamante en bruto. El director cree que hay madera, y piensa hacerlo un actor.

Hace exactamente 25 años, y con la misma edad, Alain Delon irrumpió en el cine mundial con una película policiaca titulada "A pleno sol", dirigida por René Clement. De la noche a la mañana un aventurero sin profesión que había sido mercenario en el Congo, corredor de carros y paracaidista, había pasado a ser la estrella favorita de los productores europeos. Esas mismas expectativas existen ahora alrededor de su hijo.

Originalmente el padre también iba a trabajar en esta película, pero tres meses entre Mompós y Cartagena eran demasiado tiempo para un hombre que, más que un actor, es casi una multinacional. Produce perfumes, es empresario de boxeo, y tiene inversiones en cine, finca raíz, obras de arte, etc. Uno de los pocos pleitos que ha perdido en materia de negocios Alain Delon fue, coincidencialmente, contra su propio hijo. Este último había puesto en marcha un negocio de confecciones con el nombre de A. Delon. Su progenitor lo demandó por supuesta piratería. El juez falló a favor del menor, alegando que si se llamaba Antony Delon no podía haber usurpación alguna en ese caso. Desde ese momento las relaciones entre padre e hijo se agriaron, hasta el punto de que dejaron de hablarse.

Bayardo San Román, el esposo que devuelve a la novia deshonrada, es interpretado por el inglés Rupert Evrett. En esta torre de Babel de la "Crónica" Evrett es el único angloparlante y por lo tanto la punta de lanza de la película para el único mercado donde las películas pueden hacer mucho dinero: los Estados Unidos.

Cada actor habla en su idioma. Y la película tendrá tres versiones definitivas, dobladas al inglés, al francés y al castellano.

A diferencia de Delon Jr. nadie pretende que hay que hacer un actor de Evrett. Caso insólito, es considerado con sólo un éxito comercial a su haber, Dance with an Stranger, la gran esperanza del cine inglés en el futuro. Con menos de treinta años y un nombre aún relativamente desconocido, los productores se lo pelean con la seguridad de que están comprando tiquetes en el tren de la victoria.

Con el pelo muy blanco, parado bajo la misma ceiba que Bolívar utilizó como techo en su paso por Mompós pocos meses antes de su muerte, Cristo Bedoya, el narrador de esta historia, abre la película con su testimonio. Esta es una diferencia con la novela original, en la cual el narrador es el propio García Márquez.

Como la película cubre dos épocas separadas por el transcurso de 30 años, este personaje es interpretado por dos actores distintos. El viejo, el máximo símbolo del cine italiano, un hombre adusto, también de pelo blanco y perseguido en muchas ocasiones por sus ideas políticas: Gian María Volonté, el favorito de Rosi y protagonista de sus películas más conocidas.

Este personaje de Cristo Bedoya, aparentemente tranquilo, contrasta con los papeles violentos, polémicos y agresivos que Volonté ha interpretado en otras películas con el mismo Rosi: el de Enrico Matei, el hombre que pagó con su vida la defensa del petróleo italiano; el del escritor condenado al destierro por sus ideas antifascistas, y el del gangster Lucky Luciano, huyendo de las autoridades norteamericanas.

El Cristo Bedoya joven es interpretado por el actor catalán, Sergi Maleu, quien se ganó este codiciado papel principalmente por su impresionante parecido con Volonté. Rosi, antes de necesitarlo, había visto su foto en un periódico español y le había llamado la atención este parecido. Cuando meses más tarde comenzó la búsqueda de un Volonté joven recordó el recorte de prensa y la vacante quedó ocupada. El parecido es tan asombroso, que el mismo Mateu, cuando le mostraron una foto de Gian María Volonté joven, llegó a creer que era una foto suya, aunque no recordaba cuándo se la habían tomado.

Parte importante del elenco internacional no ha llegado aún al país. Irene Papas y Lucía Bossé, dos grandes damas del cine mundial, entrarán en escena cuando termine la etapa de filmación en Mompós, que es de un mes, y comience la de Cartagena, que es de dos. De otro lado, la cuota nacional está representada por Vicky Hernández, Lina Botero, Matilde Suescún, Mariela Rivas, Lucy Martínez, la "Negra grande" y como cuota de Mompós, Nelson Piñeres. A nivel técnico, pocos colombianos ocupan posiciones tan destacadas como Claudia Gómez y Angela Montoya, quienes están haciendo de asistente de dirección y producción, respectivamente. Rosario Lozano está de número dos en vestuario y el veterano italiano costeñizado, Salvatore Basile, desempeña la coordinación de producción.

"Crónica de una muerte anunciada", sin embargo, es una película donde detrás de un premio Nobel, un director famoso y unos actores de primera línea, hay también unos nombres menos conocidos pero tan importantes como aquellos, responsables de la reconstrucción de ese mundo mágico de la novela de García Márquez. El director de fotografía es Pasqualino DeSantis, quien ha trabajado con los grandes directores europeos. Tanto él como Andrea Crissanti, el director de escenografía, han constituido el apoyo técnico de la época dorada del cine italiano que incluye nombres como Antonioni, Fellini, Bolognini y el mismo Rosi. De la misma talla es el diseñador de vestuario Enrico Sabbatini, quien entre sus grandes creaciones incluye ni más ni menos, el diseño de todo el vestuario utilizado en la serie de televisión "Marco Polo". En medio de la tensión y de la histeria que reina tradicionalmente en los ambientes de rodaje, Sabbatini irradia una calma y una simpatía que lo convierten siempre en uno de los miembros más populares del set.

Muchas expectativas se han generado no sólo en Colombia sino en el mundo alrededor de esta película.

Con un presupuesto de ocho y medio millones de dólares, se da por hecho que será candidata para varios Oscares. Esta cifra es reducida en comparación con los presupuestos internacionales, si se tiene en cuenta que una película como "La misión", rodada el año pasado en el país, costó 21 millones de dólares.

Focine, en calidad de productor asociado, supera con esta película el ámbito del cine parroquial, para entrar al mundo de las grandes ligas. Con una inversión de 350 mil dólares, Focine tendrá, además del mercado nacional, el 6 por ciento de los ingresos mundiales, lo cual, en un proyecto de esta magnitud, puede constituir una inversión ampliamente rentable .--