Especiales Semana

Falsas premisas

Muchos de los prejuicios que existen frente a la población LGBT tienen su razón de ser en mitos muy arraigados. Estos son los más comunes.

25 de junio de 2011

Hay quienes aseguran respetar a los homosexuales siempre y cuando no se metan con ellos. Suelen partir de la premisa de que a esta población le atraen, sin distinción alguna, todas las personas de su mismo sexo. "La verdad, sin embargo, es que si a los heterosexuales no les gustan todos los individuos del sexo opuesto, por qué pensar que a los homosexuales sí", explican Carolina Herrera y Juliana Torres, psicólogas clínicas de Liberarte.

La homosexualidad es contagiosa: La atracción por personas del mismo sexo no se contagia como un virus. De acuerdo con Miguel Rueda, psicólogo especialista en diversidad y población LGBT, esa creencia parte de otra que sostiene que la homosexualidad es una enfermedad. Sin embargo, desde 1990, la Organización Mundial de la Salud considera este comportamiento como una opción más de orientación sexual.

La homosexualidad tiene cura: "Cambiar una preferencia sexual es una alternativa que algunos papás contemplan al enterarse de que sus hijos son homosexuales. Lo hacen, generalmente, creyendo que es una moda o una confusión, cuando se trata de una característica más de algunas personas", completan las psicólogas de Liberarte, especialistas en atención a la población LGBT.

No pueden ser buenos padres o madres: Hay quienes argumentan que las parejas del mismo sexo no deben adoptar hijos pues podrían ser homosexuales o tener problemas psicológicos. Sin embargo, un estudio realizado en Estados Unidos, desde la primera infancia de la persona hasta que cumplía 18 años, corroboró que ni la figura paterna ni la materna inciden en la orientación sexual de los menores.

En el fondo, quieren cambiar de sexo: Cuando algunos padres se enteran de que sus hijos no son heterosexuales, una de las preguntas que les surge es si querrán cambiar de sexo. "El asunto está en entender que la orientación sexual tiene que ver solamente hacia quién se siente atraída una persona y nada más", señalan las especialistas de Liberarte.

Quién tuvo la culpa: Una vez una persona sale del clóset, es frecuente que los papás se culpen mutuamente. "Eso viene de la creencia de que la homosexualidad es algo malo y que, por tanto, debe buscarse un responsable", agrega Rueda.

Son promiscuos: Existe la creencia de que las personas LGBT son de amores breves, pero, como cualquier persona, pueden tener relaciones largas con las dificultades propias de una pareja.