Especiales Semana

Granos premiados

Con dos hectáreas de terreno para trabajar, un campesino huilense logra sacar de su tierra uno de los mejores cafés del mundo.

Germán Hernández
28 de octubre de 2006

Sin una palabra por decir. Así quedó Luis Alberto Jojoa al saber que había ganado el premio a la excelencia por cultivar en su tierra el mejor café de Colombia. "Quedé mudo de la emoción... Eso es realmente extraordinario, uno no sabe qué hacer".

De esta forma, él recibió la noticia, un humilde campesino que reside en una pequeña finca en la vereda Charguayaco, de Pitalito, en el sur del Huila.

Siempre vivió entre cultivos de café y plátano, rodeado de campo. Durante su adolescencia trabajó de la mano de su padre, un campesino líder y trabajador que se convirtió en su guía y en el soporte de lo que hoy es, como él mismo lo afirma.

A los 25 años, luego de casarse, logró negociar dos hectáreas de tierra en Charguayaco, las que pagó con duros jornales de trabajo. Con la inquietud y la creatividad que sus amigos le reconocen, Jojoa logró lo que ningún otro campesino de Huila y muy pocos del país han conseguido hacer en sólo dos hectáreas de tierra.

Junto a su esposa y sus cuatro hijos, decidió un día, luego de escuchar a un técnico del Comité de Cafeteros del Huila, apuntarle a "ese cuento del café especial", el más apetecido en el exterior. Se asesoró y, aunque sus técnicas eran rudimentarias, empezó a cuidar mejor sus plantas de café y a optimizar su pequeña finca.

Dos años después, los resultados no pudieron ser mejores. Primero ganó la III versión del premio 'Taza de la Excelencia', evento promovido por la Federación Nacional de Cafeteros y la organización estadounidense The Alliance for Coffee Excellence Inc. (ACE).

Pero ese fue sólo el inicio de una cadena de triunfos. Nuevamente, con la asesoría de la organización 'Taza de la Excelencia' y del Comité de Cafeteros del Huila, puso su producto en consideración de los más importantes comerciantes de café del mundo, en una subasta realizada por Internet.

Un día más tarde, su café, ofrecido por esa red que para él era totalmente desconocida, fue cotizado y comprado por un tostador de Japón en 12 dólares con cinco centavos la libra.

"Fue un momento muy especial para toda la familia, figúrese, yo inscribí 2.360 kilos de café especial y me compraron 1.020 kilos, o sea 17 sacos de café excelso, ¡y a semejante precio!". Para la época, la libra de café estaba cotizada internacionalmente en un dólar con cinco centavos por libra.

Gracias a los premios, Jojoa conoció ciudades como Bogotá, Cali, Popayán, Armenia, Ibagué y Medellín; viajó en avión, se hospedó en los mejores hoteles, lo rodearon personalidades que querían conocerlo. "Recibí el abrazo de compradores japoneses, norteamericanos, y allí saludé de mano al señor Gobernador del Huila".

Su calidad de vida mejoró. Lo primero que hizo, una vez recibió el dinero de la venta del café, fue comprar muebles, un televisor y otros electrodomésticos. Empezó a mejorar su vivienda y a construir con sus propias manos la infraestructura de un beneficiadero de café más moderno.

Pero Jojoa no sólo piensa en su bienestar y el de su familia. Con la experiencia que ha logrado como productor del mejor café especial, orienta a sus vecinos. También logró, gracias a la reputación que ha conseguido, que el Alcalde le metiera la mano a la carretera que de Pitalito conduce a la vereda Charguayaco, lo que ayuda a que sea más fácil sacar las cargas de café.

Para certificar su finca ante el Comité de Cafeteros, adelantó el proceso de manejo de aguas residuales, para lo cual se asesoró de expertos. La certificación que recibió su finca, El Renacimiento, hace que él obtenga entre 35.000 y 40.000 pesos adicionales por cada carga de café que vende.

Su equipo de trabajo está conformado por su esposa, Floridali Pinto, y Óscar Alberto, Yuli, Juan Gabriel y Jaqueline Jojoa Pinto, quienes dividen su tiempo en el estudio y el trabajo en la pequeña finca.

Para mayo tiene previsto viajar a Estados Unidos a participar en la feria mundial de café especial, con lo que cumplirá su deseo de conocer el exterior. "Hoy soy un campesino feliz y aunque no ha sido fácil, quiero que mi historia se repita en todos los campesinos laboyanos (gentilicio de los nacidos en Pitalito) y de todo el país".