Especiales Semana

Guardián de la selva

Sin ninguna contra prestación e incluso con dinero de su propio bolsillo, un pereirano defiende el último humedal de Villavicencio.

27 de marzo de 2005

El coroncoro, el único humedal preservado que queda en Villavicencio, es una selva de 14 hectáreas incrustado en el barrio El Manantial, en pleno corazón de la capital metense.

A medida que sus pocos visitantes se internan en él, van quedando atrás los ruidos de una ciudad que en los últimos años ha abierto cada vez más espacios a las obras de cemento y amenaza con destruir sus áreas verdes.

Pero este lugar, que contiene parte de la diversidad de flora y fauna de la Orinoquia, tiene un guardián. William Barrios es un pereirano que desde hace más de 24 años vive en el Meta y que inició hace seis una lucha en solitario contra quienes quieren acabar con esta pequeña selva en medio de la ciudad: urbanizadores, desplazados, invasores e incluso ambientalistas. Según dice, ellos quieren reforestar con árboles no nativos del humedal.

"Desde pequeño he sido enamorado de la naturaleza porque mi abuelo me inculcó el amor y el respeto que se le debe tener. Soy celoso de este humedal como los soy de mi esposa. Amo este lugar como a mi familia", confiesa Barrios.

Con permisos especiales que él mismo concede, estudiantes de diferentes partes del país se han adentrado al humedal para investigar las aproximadamente 57 especies de aves, cuatro variedades de murciélagos, una abeja no identificada, chigüiros, lapas, armadillos, micos, iguanas y varios tipos de peces que habitan los tres caños que allí nacen. Y, según investigaciones, algunos árboles que se encuentran en El Coroncoro y que pueden tener hasta 300 años.

Sin haber estudiado ecología, William habla con propiedad y tristeza de los humedales que han sido borrados del mapa en Villavicencio. En los últimos 15 años han desaparecido cuatro importantes humedales en esta ciudad.

"He trabajado duro para proteger este humedal y es una lucha en solitario porque hasta ahora no he recibido apoyo de la Alcaldía o la Gobernación; lo lamentable es que existen personas o entidades que se dicen ambientalistas y que lo único que buscan es tratar de lucrarse con estos sitios. A mí algunas veces me ha tocado invertir de mi propio dinero", manifestó Barrios a SEMANA.

Carlos Eduardo Rojas Ladino, secretario de Medio Ambiente, reconoce la labor que viene desempeñando Barrios en la protección y preservación del humedal: "Ojalá existieran más personas como él para que defiendan las reservas naturales de nuestra ciudad". Y aseguró que la Alcaldía este año trabajará también en la protección de estos lugares: "tenemos un presupuesto asignado para la recuperación de los humedales de Villavicencio que hace parte de nuestro plan de desarrollo".

William Barrios sufre cada vez que debe ahuyentar a quienes intentan entrar a la reserva o invadirla haciendo cambuches. Pero tuvo su peor dolor de cabeza en 2003, cuando un incendio forestal estuvo a punto de echarle a perder el esfuerzo de toda su lucha. "Aunque llamé a los bomberos, no pudieron venir. Me tocó apagarlo con ayuda de la Virgen del Carmen".

Barrios advierte que no va a dar su brazo a torcer: "Seguiré siendo un guerrero sin arma y defendiendo este lugar con mi propia vida si es necesario, para que en un futuro mi hijo y otras personas que han crecido cerca de este humedal conozcan la dimensión de proteger esta joya de la naturaleza en medio de la ciudad".